Existen tantos tipos de lectores que creo que es imposible clasificarlos. Cada uno tiene sus manías, sus gustos y preferencias. Y todos son válidos y aceptables. Cada persona es un mundo. Puede que lo que a uno haga a otro le parezca una aberración. Pero eso está bien, la variedad es bonita.
Por eso, hoy quiero contar como soy como lectora. Quizás este post debería ir en el de las reseñas, pero creo que encaja mejor en este, en donde siempre me he abierto y contado qué siento. Por eso, aquí, en este blog nunca olvidado, quiero mostrar una vez más como funciona mi mente, lo que hago, mis gustos y manías a la hora de leer.
Hasta hace no mucho me creía incapaz de leer más de un libro a la vez. Sin embargo, en este último año me he dado cuenta de que puedo leer varias historias juntas, sin mezclarlas o liarme, aunque sean parecidas. Todo esto vino a raíz de empezar en el club de lectura en el que estoy ahora. Llegaba enseguida a la meta semanal y me parecía fatal perder el tiempo sin leer más, dejando que aumentaran mis libros pendientes. Además, me metí sin quererlo en una lectura en tándem y, de pronto, estaba con 3 libros a la vez. Sorprendentemente, no me volví loca e incluso sabía diferencias que parte de la historia estaba en cada uno de los libros de lectura conjunta.
Hay algo que admiro de otros lectores: la capacidad de saber qué marcar (sea con post-it o subrayando). Para mí es algo imposible: no tengo idea de qué resaltar. Además, pensar en "tremenda frase, vamos a subrayarla", es algo que me sacaría completamente de la lectura. Lo siento, pero no es para mí.
En este último año solo hay dos frases que me hayan marcado y las recuerdo perfectamente:
1. El imperio del vampiro: "Una vida sin libros, es una vida no vivida".
2. Fairy Oak. La historia perdida: "Mal es una palabra pequeñísima, no tardamos más de un segundo en convertirla en bien".
No necesito subrayarlas para recordarlas. Dejaron huella en mí y eso es suficiente para que las recuerde.
Sin embargo, lo que sí que hago es corregir las erratas o diferentes fallos que encuentro. No porque sea tiquismiquis de la ortografía, es más, tampoco es que sea mi fuerte; sino porque ver algo mal me quita del mundo en el que me había sumergido. Lo hago para vivir mejor esa aventura, por amor a escritura.
Tampoco soy de las que deja capítulos a medias. No puedo. Es superior a mí. Necesito acabarlo. Por eso a veces pauso una lectura si veo que el siguiente capítulo es muy largo y ya es tarde. Sin embargo, si es corto y el siguiente a ese también, me los acabo leyendo, aunque acaben siendo en conjunto más largos que uno solo.
No soy de releer libros. Tengo demasiados pendientes. Releo cuando han pasados muchos años entre partes de una saga y necesito recordar la historia.
No obstante, sí que tengo uno que me he releído en varias ocasiones "The Giver: El dador de recuerdos". Cada vez que lo leo encuentro cosas nuevas y me sigue encantando como cuando hice esa primera lectura, nacen nuevos sentimientos. Creo que todos tenemos ese libro que podemos leer mil veces sin cansarnos. Y este es el mío.
También soy una lectora de formato más clásico. Y eso que tengo un Kindle. Pero prefiero mil veces más el papel, leo más rápido así. Mi e-reader queda para momentos en los que estoy fuera de casa, para cuando tengo que viajar. No me gusta llevar libros encima, soy torpe y enseguida se me estropearían. Ahí leo sagas viejas que no logro encontrar o aquellos que me da miedo leer en físico porque son de mi pareja y son ediciones coleccionistas caras (como fue el caso de El Hobbit). De este modo, llevo un año para acabarme "Legado". Empecé a comprar libros de nuevo y dejando de lado el lector electrónico, quedando casi olvidado para esos momentos en los que lo necesito.
Recientemente aprendí el nombre de lo que le ocurre a mi mente cuando leo. Recuerdo perfectamente casi todos los detalles de un libro que tengo inacabado, pero, en cambio, no recuerdo casi nada de otro que ya me haya acabado y hecho su respectiva reseña. Esto es el efecto Zeigarnik. Es maravillo el poder de la mente, cómo esta considera "tarea no finalizada" un libro que tengo pausado, sea desde hace meses o años (como una saga que en breve tengo que retomar), conservando todos los recuerdos de este ; y "tarea finalizada" aquellos terminados, olvidando cosas de los mismos, pues mi mente ya no necesita almacenar esa información en primer plano.
Finalmente, mi TBR. La tengo tanto física como digital. En el caso de la parte de la digital, uso Storygraph. En esta app puedo ver si los libros que tengo son autoconclusivos, las partes de las sagas y controlar la lista de pendientes, así como ver cuánto estoy leyendo. Además, también voy poniendo la lista de los que leeré a continuación.
En la parte física, tengo 3 libretas y una agenda literaria.
1. Libreta con mi TBR ordenado por autores, incluyo libros que están por salir, no solo los que tengo.
2. Libreta donde hago la lista de los libros leídos por año, así voy comparando cómo varía mi nivel de lectura año a año.
3. Cuaderno de lectura propio. Añado una imagen de la portada del libro, el autor, traductor, los años de publicaciones, título original, número de páginas y fechas de lectura, además del resumen y los datos que veo necesarios para hacer una reseña.
4. Agenda literaria. En ella voy anotando las lecturas que voy haciendo, así como mis propósitos de lectura mes a mes.
Y así soy yo: no marco libros, corrijo lo que veo. Recuerdo todo hasta que finalizo ese libro y las frases que me han marcado no las olvido. Tengo mil libretas para mis lecturas, soy bastante metódica.
Cada lector es único. Y así soy yo.
¿Vosotros cómo sois?