Todas las relaciones, no exclusivamente las sentimentales, evolucionan, cambian o se rompen. Siempre me ha sorprendido cómo poco a poco, personas que considerabas importantes en tu vida, se alejan de ti pareciendo que todo ese tiempo de amistad no significó nada para ellas. Otras veces, sin embargo, otras que parecen que se alejan, siguen ahí a pesar de todo.
Siempre me ha dado miedo conocer gente nueva. No por el hecho de socializar, sino porque, tras varias decepciones en cuanto a amistades, temo que esa persona también me aleje de su vida como otras anteriormente. Quizás es un temor ridículo, pero, sin embargo, este sigue ahí, impidiendo que sea capaz de entablar una nueva relación afectiva con alguien. Quiera perder ese miedo, pero sé que no seré capaz. El no saber qué me deparará el futuro con una persona y las decepciones anteriores, me han marcado enormemente en cuanto a mi atrevimiento a la hora de lograr tener una íntima relación con alguien.
Las relaciones son extrañas, nadie puede saber qué pasará con una que parece perfecta u otra que parece imposible. Si ya la amistad es tan imprecisa, ¿una relación amorosa lo será aún más? No lo sé, mi escasa experiencia no me hace querer investigar de nuevo.
¿Por qué las personas que te importan han de cambiar tanto? ¿Por qué los cambios no siempre son buenos? ¿Por qué debería arriesgar y entablar nuevas amistades? También son respuestas que aún no sé responder.
Sinceramente, prefiero seguir con mis escasas relaciones y no aventurarme en una nueva. ¿O quizás si? Después de todo, tener amigos te alegra los días. Vamos, las relaciones al final no están tan mal.
Es hora de dejar de pensar en que todo puede ir mal y disfrutar del presente.
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