jueves, 8 de agosto de 2013

Vamos a calentar la silla #6

[...]
Un fuerte instinto me hizo esconder el collar, como si supiera que eso es lo que quería de mí. Aún así procuré que el colgante tocara mi piel, necesitaba tener a mi perro a mi lado, saber que, bueno realmente no podía hacerlo, o eso pensaba yo, me protegería de ese hombre si decidiese atacarme.
Fui hacia la zona de novelas juveniles, como para fingir que estaba allí para buscar un simple libro de lectura y no información "sospechosa". Aquel hombre me siguió, y mis instintos de supervivencia se activaron, aunque realmente de pelea y lucha no entendía ni lo más mínimo, pero podría salir corriendo con rapidez si fuera necesario. Mi perro comenzó a ladrar hacia donde se encontraba aquel hombre de negro, lo miré de reojo y esto hablaba por su pinganillo y asentía de vez en cuando, como si le estuvieran dando órdenes de que debía hacer.
Me escabullí de allí y salí por la puerta de la biblioteca, dispuesta a correr hacia mi casa, pero otro hombre, vestía de la misma forma, me tapaba la huida, y me vi acorralada por ambos.
-Señorita, debe ir con nosotros. Es una cuestión que no puede ser tratada aquí, nuestro jefe quiere verla- me informó el que tenía delante, mientras me habría las puertas de un audi negro.
-¿Y si me niego?- noté como una pistola me rozaba la espalda,.
-Esperamos no tener que usar la fuerza.
Por temor a que disparara entré en el coche, seguida por Gordon, y ellos se sentaron en los asientos delanteros.
-Dile a tu perro que deje de ladrar- me gruñó uno de ellos.
[...]

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