¿Qué corriera? ¿Cómo iba a poder hacerlo si estaba congelada? Realmente no sé cómo lo conseguí, pero empecé a correr, en mi vida había corrido a semejante velocidad. Tenía miedo de mirar hacia atrás y encontrarme con ese pajarraco. No sabía a dónde ir, ya que a mi casa no podía volver, no les podría explicar a mis padres y mis tíos la extraña desaparición de Alfred. Tenía que pensar con rapidez, decidir a que lugar debería ir para protegerme de esa bestia.
Me metí por unos callejones cercanos al parque, creía recordar que allí había un edificio abandonado. Así era, allí se encontraba, parecía intacto a pesar de que llevaba 5 años vacío. Entré rápido, atracando la puerta con un armario que había en la entrada. No sabía si allí estaría a salvo, pero por el momento todo estaba tranquilo. Me dejé caer en el suelo lleno de polvo, para recobrar el aliento.
Pasaron cinco minutos y como seguí sin sentir nada, decidí explorar el edificio. Usé la linterna de mi móvil para iluminar el lugar, pues ya empezaba a anochecer y el lugar estaba bastante oscuro, En la entrada sólo había aquel armario que había usado para atrancar la puerta, unas escaleras que iban hacia el piso superior y cuatro puertas. La de mi derecha conducía a una cocina, para mi sorpresa estaba perfectamente amueblada, con su mesas y sillas, una nevera, una despensa detrás de otra puerta, una vitrocerámica, un horno, un lavavajillas y un microondas. La puerta de mi izquierda conducía a un salón, también amueblado: sofá, tele y una estantería. La puerta que estaba pegada a las escaleras conducía a otras, que llevaban al sótano, dónde sólo había una lavadora. La otra puerta conducía a un pequeño aseo. Subí las escaleras y me encontré con con tres habitaciones y dos baños. Estaba sorprendida de que alguien pudiera haber abandonado un lugar como ese.
Fuera oscurecía, tenía que volver a casa, pero no podía hacerlo sin Alferd... No sabía que hacer... Además, tenía miedo de salir y encontrármelo aún con su aspecto de cuervo gigante.
Finalmente decidí salir, y allí estaba él, mirándome fijamente.
-Tenemos que hablar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario