viernes, 17 de octubre de 2014

6: Déjanos en paz, vieja

La persona que había interrumpido la pelea de ambos chicos, era la directora de la academia. Tenía cara de estar bastante enfada.
-Takumu, ¿se puede saber qué hacías atacando a un miembro del consejo escolar?
-¡Ha intentado atacar a mi novia! ¡Y no pienso permitir que nadie la toque!- Los ojos del chico estaban del color de la sangre.
-Parece que no quieres hacerte a la idea de que tú y ella no podéis seguir juntos.
-¿Y eso por qué?
-No te lo pienso decir, no lo entenderías.
-Aquí la única que no entiende algo eres tú. Entiende de una vez que voy a seguir con Sam- mira a su madre con dureza, el cabreo que sentía iba en aumento.
-Por encima de mi cadáver.
-No me lo digas dos veces- Taku se empezó a reír y la golpeó en la boca del estómago.
Incrédula, su madre no tuvo tiempo a esquivar el primer ataque de su hijo. Ambos se miraban con odio. El chico que pertenecía al consejo escolar intentó intervenir para defender a su directora pero, Sam, se lo impidió deteniéndolo mediante magia.
-¡¿Pero que haces, idiota?!- el chico la fulminaba con la mirada sin ser capaz de deshacerse del conjuro de la joven demonio.
-¿No es obvio? Impedirte que te metas en una pelea que no va contigo.
-¿Y tú te vas a mantener al margen?
Sam no llegó a contestarle, ya que la respuesta era más que obvia. Se limitó a ver como su novio se enfrentaba a la directora de la academia a la que ambos pertenecían. Ambos parecían cabreados y no tenían pinta de no querer detenerse sin llegar a lograr su objetivo.
La pierna de Taku impactó en el pecho de su madre, lanzándola contra el muro de piedra, el cual, por la fuerza del golpe, se partió.
-¿No ves que jamás serás capaz de pararme, maldita vieja?- El joven vampiro se reía mientras se acercaba a su madre, para seguir con su ataque.
-¿Y tú jamás entenderás que esa maldita demonio no te conviene?
-Estoy con quien a mi me da la puta gana, entiéndelo de una vez.
El cuerpo de Taku comenzó a cambiar a la par que caminaba, sus colmillos crecieron al igual que su pelo, que tomó un tono blanquecino.
-¡Joder! ¡Ese tío es un maldito monstruo!- El joven miembro del consejo escolar parecía asustado, pero seguía bajo el hechizo de Sam y, por más que lo intentaba, no era capaz de escapar- ¿Y la directora pretendía que me enfrentara a él?
Sam sonrío y se rió de forma alegre y divertida antes de contestarle.
-No le gusta que toquen a su chica, ¿no es un amor?
-¿Un amor? ¿Pero tú estás loca? ¿Cómo alguien puede salir con semejante bestia?
-Si, loca por él. Pero a mi jamás me haría nada- con un leve movimiento de mano liberó al chico del conjuro-. Lárgate antes de que quiera acabar contigo.
Éste huyó mientras Taku seguía peleando con su madre, la cual sólo parecía defenderse de los ataques de su hijo, sin llegar a atacarlo de forma directa.
Los golpes del vampiro eran cada vez más rápidos y precisos, con lo cual a la directora le costaba más defenderse y le era imposible llegar a rozar a su hijo con uno de sus ataques.
Finalmente, Sara, la madre de Taku, logró golpear a su hijo, cosa que provocó en este un mayor enfado y que la agrediera con mayor agresividad. Esquivando el nuevo ataque de su madre, el joven la agarró del cuello y la lanzó contra el muro y la inmovilizó mediante magia. Se acercó a ella lentamente y le pisó con fuerza el pecho, aplastándoselo ligeramente.
-¿Y ahora qué, madre? ¿Sigues con esos aires de superioridad?- Se río de forma sádica, dispuesto a acabar con ella de forma definitiva.
Mas no pudo, su novia lo había abrazado y besado, tranquilizándolo y haciendo que volviese a su aspecto humano.
-Amor, déjala estar, por favor, ante todo es tu madre.
-Está bien, Sam. Será mejor que volvamos.
-Claro.
Se giraron, volviendo hacia los dormitorios, pero alguien los esperaba a pocos metros de allí, obligándolos a quedarse.

jueves, 2 de octubre de 2014

Mensaje no enviada

Hace ya un par de horas que no se conectaba, la chica aprovechó para dejarle un mensaje en el chat de Facebook. Teclea, dudosa, un mensaje para ese chico:

Hola.

Sé de sobra que ahora no estás conectado y que tampoco lo estarás hasta dentro de unas horas, pero, lo que te quiero decir es algo que no sería capaz de contártelo cara a cara o sabiendo que lees según yo escribo.
Desde hace ya mucho tiempo que estoy enamorada de ti, sí, ya sé que esto te lo contara Mat, pero creo que ha llegado el momento en que sea yo misma la que te haga saber lo que realmente siento por ti. Así que, aquí estoy, confesándote por escrito que me gustas, Eric, y cada día me siento más atraída por ti. No pasa ni un solo segundo en el que no seas el protagonista de todos y cada uno de mis pensamientos.
Siento una enrome tristeza al saber que tú y yo nunca seremos nada más que lo que ya somos. unos muy buenos amigos, quizás inseparables, pero no tanto como a mí me gustaría.
El tiempo pasa y mi mayor sueño no llega a cumplirse. Te veo allí, con esa sonrisa que me enamora y esa mirada que consigue que me pierda en ella. Desearía ser capaz de alcanzarte, llegar a ser todo aquello que te mereces, ser tu chica, a la que ames con locura y hagas todo por ella.
No dejo de soñar que estamos juntos, sin nadie que nos moleste, felices en nuestro mundo y alejados de los problemas del resto, sonrientes, enamorados y alocados. Sueño en que pintamos estrellas amarillas en el azul techo de mi habitación, que te hago una pequeña mancha con el pincel lleno de pintura, que tú finges enfado y me acabas besando como nunca lo habías hecho. Sueño con que me quedo dormida entre tus musculados brazos, que me pegas a ti, acariciándome la mejilla y protegiendo, que cuando me despierto, me susurras al oído lo mucho que me quieres.
Mis mejillas se inundan de lágrimas al saber que todo eso no es real, que es una fantasía creada por mi mente, que todo lo que anhelo, nunca llegará a mí.
Eric, te quiero y desearía estar contigo, en que me hicieras tuya y me sacaras una sonrisa.
Quizás sea demasiado tarde para decirte todo esto, o quizás no, pero yo ya no podía seguir en silencio. Sólo quiero saber qué es lo que sientes tú por mi...

Tras terminar de escribir, manda el mensaje, aún con los dedos temblorosos, sin mirar la pantalla del ordenador, se tira hacia atrás y decide ir a por algo de beber.

En lo que ella no se había fijado, es que había aparecido un mensaje que indicaba: "mensaje no enviada" y que sus sentimientos, se quedaría perdidos en la red.