La persona que había interrumpido la pelea de ambos chicos, era la directora de la academia. Tenía cara de estar bastante enfada.
-Takumu, ¿se puede saber qué hacías atacando a un miembro del consejo escolar?
-¡Ha intentado atacar a mi novia! ¡Y no pienso permitir que nadie la toque!- Los ojos del chico estaban del color de la sangre.
-Parece que no quieres hacerte a la idea de que tú y ella no podéis seguir juntos.
-¿Y eso por qué?
-No te lo pienso decir, no lo entenderías.
-Aquí la única que no entiende algo eres tú. Entiende de una vez que voy a seguir con Sam- mira a su madre con dureza, el cabreo que sentía iba en aumento.
-Por encima de mi cadáver.
-No me lo digas dos veces- Taku se empezó a reír y la golpeó en la boca del estómago.
Incrédula, su madre no tuvo tiempo a esquivar el primer ataque de su hijo. Ambos se miraban con odio. El chico que pertenecía al consejo escolar intentó intervenir para defender a su directora pero, Sam, se lo impidió deteniéndolo mediante magia.
-¡¿Pero que haces, idiota?!- el chico la fulminaba con la mirada sin ser capaz de deshacerse del conjuro de la joven demonio.
-¿No es obvio? Impedirte que te metas en una pelea que no va contigo.
-¿Y tú te vas a mantener al margen?
Sam no llegó a contestarle, ya que la respuesta era más que obvia. Se limitó a ver como su novio se enfrentaba a la directora de la academia a la que ambos pertenecían. Ambos parecían cabreados y no tenían pinta de no querer detenerse sin llegar a lograr su objetivo.
La pierna de Taku impactó en el pecho de su madre, lanzándola contra el muro de piedra, el cual, por la fuerza del golpe, se partió.
-¿No ves que jamás serás capaz de pararme, maldita vieja?- El joven vampiro se reía mientras se acercaba a su madre, para seguir con su ataque.
-¿Y tú jamás entenderás que esa maldita demonio no te conviene?
-Estoy con quien a mi me da la puta gana, entiéndelo de una vez.
El cuerpo de Taku comenzó a cambiar a la par que caminaba, sus colmillos crecieron al igual que su pelo, que tomó un tono blanquecino.
-¡Joder! ¡Ese tío es un maldito monstruo!- El joven miembro del consejo escolar parecía asustado, pero seguía bajo el hechizo de Sam y, por más que lo intentaba, no era capaz de escapar- ¿Y la directora pretendía que me enfrentara a él?
Sam sonrío y se rió de forma alegre y divertida antes de contestarle.
-No le gusta que toquen a su chica, ¿no es un amor?
-¿Un amor? ¿Pero tú estás loca? ¿Cómo alguien puede salir con semejante bestia?
-Si, loca por él. Pero a mi jamás me haría nada- con un leve movimiento de mano liberó al chico del conjuro-. Lárgate antes de que quiera acabar contigo.
Éste huyó mientras Taku seguía peleando con su madre, la cual sólo parecía defenderse de los ataques de su hijo, sin llegar a atacarlo de forma directa.
Los golpes del vampiro eran cada vez más rápidos y precisos, con lo cual a la directora le costaba más defenderse y le era imposible llegar a rozar a su hijo con uno de sus ataques.
Finalmente, Sara, la madre de Taku, logró golpear a su hijo, cosa que provocó en este un mayor enfado y que la agrediera con mayor agresividad. Esquivando el nuevo ataque de su madre, el joven la agarró del cuello y la lanzó contra el muro y la inmovilizó mediante magia. Se acercó a ella lentamente y le pisó con fuerza el pecho, aplastándoselo ligeramente.
-¿Y ahora qué, madre? ¿Sigues con esos aires de superioridad?- Se río de forma sádica, dispuesto a acabar con ella de forma definitiva.
Mas no pudo, su novia lo había abrazado y besado, tranquilizándolo y haciendo que volviese a su aspecto humano.
-Amor, déjala estar, por favor, ante todo es tu madre.
-Está bien, Sam. Será mejor que volvamos.
-Claro.
Se giraron, volviendo hacia los dormitorios, pero alguien los esperaba a pocos metros de allí, obligándolos a quedarse.
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