jueves, 6 de noviembre de 2014

Ataque de ansiedad

El tiempo pasa. los sentimientos cambian. Dolor por indiferencia. Indiferencia por una fingida alegría.
Una sonrisa se empieza a dibujar en el rostro. Una sonrisa que no refleja sentimiento alguno. Una risa que intenta camuflar el sonido del llanto.
Demasiado ruido. Empieza a ser molesto. Se tapa los oídos con las manos, pero aún así, el espantoso sonido traspasa su piel hasta penetrar dentro de su cabeza. Quiere silencio, pero no lo encuentra.
La cabeza le empieza a estallar. Le cuesta más respirar. Agobio, tensión y ansiedad. Su respiración empieza a ser entrecortada.
Quiere gritar. Escapar de todos. Irse lejos y ser libre. Pero no puede. Está encerrada y con los músculos tensos.
Siente como las paredes se van estrechando y el techo va cayendo. Hay menos espacio en el que moverse. Nota como cada vez queda menos aire.
Cierra los ojos. Intenta relajarse. Respira profunda y lentamente. Su cuerpo empieza a relajarse.
Abre los ojos. Sonríe. Observa como sus amigos se ríen. Se ríe con ellos y vuelve a fingir que no pasa nada, que todo va bien.

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