domingo, 21 de diciembre de 2014

7: ¿Ahora tú también?

El padre de Sam se acercaba a ellos, con un caminar firme y decidido, lo que hizo que los chicos se pararan, sabían que no les quedaba otra que escuchar aquello que les quería contar.
-¿Ahora tú también vienes a decirnos que no podemos estar juntos, viejo?- Sam fulminaba a su padre con la mirada, estaba enfadada, sólo quería pasar lo que quedaba de día tranquila junto a su novio.
-Sí. Lo siento Samantha pero Takumu y tú no podréis estar juntos nunca.
-¿Por qué? ¿Tú qué sabrás de lo que podemos o no podemos hacer?
-Sé mucho más de lo que vosotros sabéis- el señor Night miraba a ambos chicos-. Y por eso te prohíbo que salgas con él.
-A diferencia de ti, yo no odio a los vampiros- le espetó la demonio a su padre. Miró a su suegra y gruñendo le dijo- si tanto me odiabas, ¿por qué permitiste que entrara en esta academia?
-Porque no sabía quién era tu padre, además, el tema de las matriculas lo lleva mi hija- le respondió de forma borde-. Y si somos enemigos es por algo. Y sobre todo la familia Night y la Arai.
Mientras los tres discutían, la madre de Taku se les acercó para unirse al bando del padre de Sam, por una vez los enemigos debería aliarse para lograr conseguir lo que querían.
-Y esa enemistad es necesaria que siga existiendo- afirmó la señora Arai al llegar hacia ellos.
-¡Eso a nosotros nos importa una mierda!- les gritó Taku, su enfado seguía en aumento, no soportaba la ceguedad que presentaba su madre y su suegro ante la idea de que él y Sam fueran pareja.- Dadnos buenos motivos por los cuales no podamos estar juntos y, si me parecen lo suficientemente convincentes, acabaré con mi relación con Sam- antes de que su novia pudiera hablar la tranquilizó de forma mental: "tranquila amor, ni loco te dejaría".
Ambos padres se miraron y suspiraron.
-Cuéntaselo tú- le dijo el señor Night a la madre de Taku.
-Está bien, si no queda otra, os diré por qué jamás un Arai podrá estar con un Night.
>>Veréis, hace siglos, vuestros antepasados también empezaron a salir, pero, no sé por qué, su relación acabó mal y comenzó una rivalidad entre ambas familias.
-Menuda gilipollez- le interrumpió su hijo-. Que se odiaran ellos no quiere decir que lo vayamos a hacer Sam y yo, no somos ellos, yo jamás podría llevarme mal con ella.
-¿Quieres dejarme acabar?- Miró con enfado a su hijo y prosiguió con su relato-. A parte de comenzar su rivalidad, impusieron una maldición para que jamás ninguno de sus descendientes pudieran estar juntos. Lo que dicen los libros son que, si llegan a estar juntos, acabaría con el mundo existente.
Taku se empezó a reír, mientras que su novia escuchaba de forma atenta todo lo que la señora Arai les contaba.
-¡Venga ya! Eso no se lo cree nadie. Sam y yo estamos juntos y... ¡Oh! Espera... ¡Pero si seguimos todos vivos!- Volvió a reírse sin parar.
-No se referían a estar juntos de esa forma, sino... Mucho más juntos...- Le explicó el señor Night.
-Vamos, que por culpa de dos putos viejos no me puedo tirar a mi novia, ¿no?
-Eso mismo.
-Pues no me lo creo.
-Amor... - Le susurró Sam-. ¿Y si es cierto? No quiero que te pase nada...
-¿Y qué me va a pasar? ¿Que me muera? ¡Venga ya Sam! No te creas esa gilipollez.
-Deja que yo misma lo vea en los libros. Dame una semana.
El chico suspiró, sabía que cuando su novia se empeñaba en hacer algo no paraba hasta que lo conseguía y lograba acabarlo.
-Está bien...
-Gracias- se dirigió esta vez a la Directora-. ¿Puedo ausentarme una semana?
-Por mi como si no vuelves nunca más.
Asintiendo, se despidió de su novio con un beso y se fue junto a su padre a su vieja mansión infernal, dejando a Taku solo junto a su madre.

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