Y aquí estoy, después de unas breves vacaciones, que no han dado para mucho, otra vez con las energías cargadas y dispuesta, por una vez, a comerme el mundo. Un nuevo camino se abre a mis pies y es la hora de recorrerlo sin miedo.
El verano ya se ha acabado y un nuevo curso, que creía que para mi no iba a llegar, ha empezado. Me encuentro en un nuevo centro, con nuevos compañero y, espero, con nuevos amigos. El miedo sigue latente en mi, pero no por ello pienso rendirme. Este año pienso dar todo lo mejor de mi y poder llegar a alcanzar mis metas sin bacilar y de la forma más rápida posible.
Este curso sé que no podre escribir mucho pero, como siempre digo, nunca abandonaré mi Blog, mi lugar zen, mi zona de retiro. Tampoco voy a seguir mucho más con las dos historias que me quedan paradas, tengo que lograr acabarlas. ¿No dicen que en la vida hay tres cosas que hacer: plantar un árbol, escribir y libro y tener un hijo? Por lo menos yo quiero cumplir dos de ellas.
Así que, por una vez estoy feliz con este nuevo camino.
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