Tantas cosas en la cabeza, tantas ideas, que ninguna es tan extensa como para compner un texto decente. Tantos pensamientos distintos, tantas sensaciones en un mismo momento, que gritan opuestos, sin dejar hablar a un neutro. ¿Cómo silenciar una parte para que la otra hable con claridad?
Son esos días en los que me siento feliz pero, al mismo tiempo, demasiado triste como para poder sonreír. Días en los que no tengo las ideas claras y que lo único que me apetece es perderme por historias ya creas, sin embargo, también hay una pequeña parte de mi que quiere ser la que las cree. Días en los que realmente no sé que hacer para contentarme a mí misma. Días en los que ni pensar puedo.
Nunca creí que pudieran pasar tantas cosas por una misma mente en tan poco tiempo.
Sin saber muy bien qué escribir, poco a poco las líneas van naciendo y creciendo, diciendo mucho y al mismo tiempo nada.
Mi mente viaja demasiado rápida como para poder pararla en un punto y hablar de un único tema que me tengo interesada en ese momento.
Necesito que pare.
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