Al fin han comenzado mis ansiadas vacaciones, al fin tengo todo el tiempo del mundo para poder hacer todo aquello que deseaba. Eso es, tiempo libre para dibujar, escribir, leer, pasear y ver series o películas. Días en los que no hay que madrugar, días en los que me puedo acostar a la hora que yo quiera, sin preocuparme del horario del día siguiente.
Por un año, desde ya hace muchos años, no tengo que dedicar mis mañanas a estudiar asignaturas pendientes de una recuperación al final de verano. Por una vez, puedo descansar más de 15 días antes de volver a estudiar.
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