miércoles, 15 de abril de 2020

Morriña

  A pesar de ya haber estado lejos de mi ciudad natal y estar acostumbrada a no ver siempre a miembros de mi familia (como era el caso de mi padre, pues era marinero y se pasaba meses fuera de casa) es la primera vez que siento esta tristeza, esa melancolía y esas ganas de verlos que nunca sentí. Esa bella palabra gallega es la que ahora mejor define lo qué siento. Morriña... Creo que ahora ya sé lo que es.

  Esta inesperada situación, la provocada por esta ya famosa pandemia, es le que me causa esta angustia, por primera vez en mi vida no sé cuándo volveré a ver a mi familia, por primera vez siento lo que es verdaderamente un lugar y, otra vez, lo que es echar de menos a alguien (ya acostumbrada, en parte, por mi relación a distancia).
 
  Tengo ganas de abrir la persiana y ver el mar, tengo ganas de oler el cálido aroma de la naturaleza verde que me rodeaba, tengo ganas de salir con mi pequeño grupo de amigos, tengo ganas de recorrer esas calles que me sé de memoria. Hasta ahora no me preocupa eso, porque sabía que podía volver cuando quisiese, pero ahora... Me siento confusa y con una extraña necesidad de ver lo conocido de nuevo. De estar más cerca de los míos.

  Vivo bien donde estoy, pero la morriña me ha golpeado de lleno y recuerdo tantas cosas que he vivido en mi viejo hogar. Quiero volver, pero no para siempre.

  Morriña, nunca te había sentido y no me gusta estar así.

miércoles, 8 de abril de 2020

Insomnio y aburrimiento

  Días y días sin saber que hacer, repitiendo una monótona y aburrida rutina. Días y días sin poder dormir bien, pasando los minutos y las horas mirando el techo, donde la mirada, ya cansada, empieza a crear extraños juegos de luces y sombras. Notar el cansancio en el cuerpo pero no poder restablecer el sueño normal. Cansancio, al fin y al cabo, de no poder variar lo que hacer. Esa pesadez de los ojos que provoca que se cierren, pero no llegar a conciliar ese deseado sueño. Ánimos que se ven crispados por la falta del tan necesario descanso. Dolor de partes del cuerpo que ni sabía que tenía, el cuerpo se resiente, él también está casando. Dolores de cabeza que no llegan a cesar, ¿cómo hacerlo si esta no deja de trabajar? Resoplar como única respuesta al problema, aunque no sirva de solución. Sonreír, como siempre, para que no se note tanto el malestar, puede que funcione o, simplemente, aumente el cansancio.

   Momentos en los que, lo único que se hace, ya completamente aburrida, es intentar liberar la mente de lo que la llena sin motivo. Intentar que el aburrimiento se vaya, aunque solo sea por un mínimo instante. Teclear sin rumbo por un teclado apenas usado, al final lo mejor sale cuando no se piensa, o eso creo yo. Igual es que el cansancio no me deja que lo haga como debiera. Tampoco importa mucho, al menos me entretengo.

   Insomnio y aburrimiento, tan unidos tantas y tantas veces... ¿Qué se puede hacer cuando una se aburre y no puede dormir? No lo sé, no lo sé, aunque me gustaría saberlo. Hay cosas que quisiera hacer, pero por las horas que son no se puede. No ahora, sino todas esas noches en las que mirar el techo es el único entretenimiento. Nunca se sabe cuándo se puede abrir un agujero a otra realidad en algún punto sobre nuestras cabezas.