viernes, 15 de noviembre de 2013

Eso nunca se pierde

Antes me podía pasar, si me era posible, 24 horas al día hablando con aquella persona. A día de hoy, con suerte, hablamos una hora a la semana.
No hace mucho, se me estropeó el móvil, con lo cual nuestro contacto dejó de ser el mismo. El día en que el teléfono se me estropeó estaba de mal humor y lo último que le dijera fuera que no quería hablar más por ese día, dejándole con algo de preocupación. No perdimos el contacto, seguían existiendo redes sociales por las que hablar. Pero, con el paso del tiempo, ambos empezamos a disminuir nuestras conexiones a las redes sociales.
Cada día me resultaba más difícil hablarle, le seguía apreciando y queriendo, pero con el paso del tiempo y al disminuir nuestras conversaciones, yo volvía a recuperar mi timidez, con lo que nuestras conversaciones pasaron de horas a minutos. De compartirlo todo a un simple hola y cuatro pequeños detalles. Me duele no poder contarle cómo me siento.
La gente cambia y más si se distancia, pero, o al menos espero, que todo puede llegar a ser como lo era antes. Pues, esa persona siempre me había apoyado, ayudado y sobre todo aguantado mis berrinches de niña pequeña.
Aunque el contacto es más difícil y las conversaciones menores, me hace darme cuenta de lo importante y valiosa que puede llegar a ser una amistad y lo que siento realmente hacia esa persona. Ese cariño, que en un principio se confunde con otros sentimientos, y lo importante que es conservar su amistad.
Un verdadero amigo no se pierde por la distancia ni la falta de contacto, las verdaderas amistades se conservan a pesar de todas las complicaciones que pueda llegar a haber. Y por eso sé que seguiré conservándolo y que, en breves, volveremos a ser como antes. A pesar de que ninguno es el mismo de entonces...

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