- Primita, ¿sigues ahí?- no me acordaba de que seguía con el teléfono.
- Eh... Sí, sí- no me esperaba la llamada de ese hijo de puta- ¿Qué quieres?- Era borde, pero es que era lo único que se merecía.
-Tengo que contarte unas cuantas cosas, mañana iré a verte- no me dio tiempo a contestar pues me había colgado.
Apreté el teléfono con fuerza y al colgarlo lo golpeé con demasiada agresividad.
Mis ganas de verlo eran inexistentes, pero una parte de mi, tenía ganas y curiosidad de saber lo que me tenía que decir. Resoplé tirándome en el sofá y rascándome la cabeza pensativa. Tenía que conseguir nueva información para acabar con aquella locura.
Antes de acostarme volví a repasar mis apuntes sobre todo esto, pero no resolví nada nuevo, mi mente estaba saturada y al mismo tiempo, preocupada e inquieta por la visita de mi "primo".
Me acabé durmiendo sobre el escritorio. No pasó demasiado tiempo cuando llamaron a la puerta de mi casa. Cuando abrí la puerta, allí estaba él, con una extraña sonrisa en su rostro y, he de decirlo, me seguía resultando bastante atractivo.
-Hola, prima. Es hora de que hablemos acerca de nuestro destino- entró en mi casa sin haberle invitado a entrar.
Lo miré y cerré la puerta tras su entrada...
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