viernes, 30 de enero de 2015

Visiones de futuro #7

Cuando volvió a su habitación Erica estaba sentada sobre su cama, con una sonrisa en los labios y las piernas cruzadas, esperándolo tranquilamente.
-¿Tienes hambre, verdad?- le preguntó la chica sin dejar de sonreír.
-Sí. ¡¿Pero cómo has entrado aquí?!
-Por la ventana. Estaba abierta. Así que he aprovechado mientras ibas al baño para poder entrar.
-Eso es allanamiento de morada, bonita.
-Lo sé. Pero tú me permitiste entrar- le contestó tras una risilla.
-¡Antes! ¡No ahora!- le corrigió el chico, bastante molesto.
-¡Ah! Que sólo era una invitación temporal...
-¡Pues claro!
Erica se puso en pie mientras se reía y se dirigió hacia la puerta. Al llegar a ella se giró, mirando a Marc.
-Venga, Elegido, vamos a comer un poco.
-¡Erica! ¡No pienso beber de nadie!
-¿Quién ha hablado de gente?- otra risilla sonó por la habitación del chico-. Te espero abajo- dicho lo cual salió de la habitación del chico.
Tras cinco minutos Marc bajó al salón, donde lo esperaba Erica tranquilamente.
-¿Vamos?
-Claro...

-Tranquilo, chico guapo, será fácil. No tengas miedo.
Marc se limitó a asentir y siguió a la vampiresa al exterior de la casa. 
El sol había una hora que se había puesto, con lo cual ya no había mucha gente por la calle, excepto alguna que otra pareja dando un paseo y algunos adolescentes dispuestos a pasar la noche en la calle. 
Erica condujo a Marc hasta el bosque que quedaba detrás del parque del pueblo. Era un lugar con algún que otro animal salvaje y un buen sitio en donde correr por las mañanas. A esas horas el bosque estaba desierto. La chica se adentró aún más en el bosque y paró tras veinte minutos.
-¿Qué hacemos tan adentro? Aquí hay animales salvajes- Marc miraba a Erica algo confuso.
-Lo sé. Por eso estamos aquí. Aún no eres un vampiro completo, tu sed de sangre no es demasiado fuerte. La sangre de los animales te llega para sobrevivir. Yo la tomo también, pero siempre necesito la humana. Pero ya sabes que no mato.
-Ya, pero..., ¿pretendes que me quede aquí hasta que pase un animal?
-¡Claro que no!- se rió la chica-. Vas a cazar. 
-¿Crees que sé cazar?
-Vamos, chico guapo, haz todo lo que te diga.
-Está bien...- suspiró el chico. No tenía nada que perder por hacerle caso.

martes, 27 de enero de 2015

¿Qué hago cuando siento esto?

Y poco a poco me voy enamorando más de ti. Tus tonterías me hacen reír, que intentes molestarme me saca una tonta sonrisa. Que digas cosas buenas de mi, que otros quizás no ven, me hace sonrojar. Muy lentamente me pierdo entre tus líneas. Tu voz consigue relajarme.
¿Qué se hace cuando uno se enamora?
No quiero estar sin ti. No quiero no poder decirte todo lo que siento. No quiero perder lo poco que tenemos. Tengo miedo a decir o hacer algo malo y llegar a perderte por ello. No quiero promesas que no se vayan a cumplir.
Quiero seguir confiando en ti y que tú confíes en mi. Quiero que tú y yo seamos un poco más de lo que ya somos. Déjame, por favor, ayudarte a no poder la sonrisa. Ayúdame tú a recuperar la mía. Dime todo eso que sabes que me hace sonrojar.
No dejes que me caiga. No permitas que mis ojos se humedezcan por algo oscuro.
Quizás te pido de más, pero yo sé que eso ya lo haces. Solo quiero estar siempre a tu lado. Permíteme ser esa chica con la que sueñas. Quiero que juntos perdamos ese miedo a dejar de ser amigos. Comencemos unidos un nuevo camino.
Nunca olvides todo lo que siento.

lunes, 5 de enero de 2015

Querer revelar el secreto

Hace días que me notas rara, que me dices que no soy la misma, que no paro de pensar. Yo digo que no es nada, que es el estrés de trabajos o que sólo pienso en cosas banales de la vida. Tú finges creerme y yo me muero de ganas de decirte lo que realmente me pasa por la cabeza.
Ya hace demasiado tiempo que deseo contarte todo lo que escondo, pero es algo que sólo me permito pensar. Es un deseo que soy incapaz de gritar para que tú lo puedas escuchar. Quisiera hacerte entender que es lo que siento.
Los días siguen pasando y cada vez el peso de mi secreto es mayor. Necesito contártelo, pero el miedo recorre mi cuerpo impidiéndome decirte todo lo que realmente siento. El miedo me impide intentar algo con lo que llevo tiempo soñando. Necesito que sepas qué es lo que realmente siento y no lo que tú crees que siento.
Realmente no sé si conoces mi secreto y finges no saberlo para que yo, de una vez por todas, te lo cuente.
Desearía que todo fuera más fácil, que decirte esto fuera como decirte que me he pasado toda la tarde jugando en el portátil a cualquier juego estúpido al que me haya enganchado. Sin embargo esto es algo de lo que no estoy acostumbrada a hablar y decirlo me es más difícil que contarte cual es mi mayor miedo.
Pienso en escribirte todo esto cuando no estás, pero el pensar que luego lo puedes leer me bloquea la mente y impide que mis dedos se muevan con fluidez por las teclas de mi móvil o de mi ordenador. Así que, el tiempo sigue pasando y yo sigo sin poder decirte nada o simplemente intento dejar caer la verdad pero tú eres incapaz de darte cuenta de que significa lo que te cuento.
Los días siguen pasando y el tiempo que estamos juntos se va haciendo corto. Cuantos menos días quedan mayor es mi miedo a no poder encontrar la oportunidad de decirte todo aquello que siento en realidad.
Con el poco valor que tengo quiero decirte que te quiero, pero no como a un simple amigo, sino como  mucho más, te quiero con locura y desearía poder pasar el resto de mis días a tu lado.
Desgraciadamente mi miedo me impide decirte esto a la cara y sé que jamás te enterarás, así que, mientras dejo que mi mente piense todo esto yo únicamente lo escribo en este papel. Papel que quemaré y nunca podrás leer.
Me gustas y te quiero. Nunca lo olvides, aunque realmente yo sigo sin revelarte mi mayor secreto.

viernes, 2 de enero de 2015

g) Pillado.

La chica estaba ya enfrente de Hermi, con los brazos cruzados y mirándolo de forma seria.
-¿Nunca te han dicho que es de mala educación espiar a una mujer? Y por si fuera poco, cuando dicha mujer está desnuda.
-Y-Yo...- El chico era incapaz de hablar, su mente se había quedado totalmente en blanco.
-¿Tú? ¿Podrías decirme por qué me estabas espiando?
Hermi miró a la chica a los ojos, pero seguía sin ser capaz de hablar.
-Bueno, es igual- la chica le dedicó una amplia sonrisa, mostrado su perfecta y blanca dentadura-. Me llamo Iris, ¿tú cómo te llamas?
-Yo...- El joven mago tragó saliva antes de responderle-. Me llamo... Me llamo Hermida...
-Encantada, Hermida, aunque hubiera preferido haberte conocido en otra situación y no al ser espiada.
-Per-perdona... Es que eres tan guapa...- Logró decir Hermi. Esa parte era cierta, pero no podía contarle el verdadero motivo por el cual él la estaba vigilando.
-¡Oh! Gracias- la chica se rió de una forma suave y dulce, provocando que el chico se embobara aún más-. ¿Y cómo has llegado aquí?
-Esto...- Hermi la miraba a los ojos, lo que provocó que se sonrojara-. Estoy de viaje... Llegué aquí por casualidad- mintió.
-¿De viaje con tan poco equipaje?
-Si. Llevo lo suficiente, cargar de más es una tontería.
-¿Por qué no te alojas esta noche en mi casa? Como puedes ver, es enorme- se ríe divertida.
-No quiero ser una molestia.
-No lo serás, Hermida.
-Bueno... Está bien... Gracias. Puedes llamarme Hermi si lo prefieres.
-¿Hermi? Es más bonito que Hermida- La chica se empezó a reír, divertida.
El chico sonrió y no sólo por oír la risa de Iris, sino que, al dormir en su casa, podría espiarla con mayor facilidad, además, ya se había ganado su confianza. De nuevo, tenía de nuevo su plan bajo control y no creía que le fuera difícil llegar a atraparla y llevársela a la señora Arai.
-Ven, te presentaré al personal.
Hermi asintió y siguió a Iris al interior de la casa de la chica.