jueves, 25 de julio de 2013

Mi razón para sonreír

Cierro los ojos, sentada con las piernas cruzadas, agacho la cabeza y medito. Necesito pensar en todo lo que a mi alrededor ocurre y como me afecta.
Respiro de una forma casi imperceptible, relajada.
Por mi mente pasan mil y una cosa. Unas me hacen sonreír, otras para mi ya no significan nada, y otras que abren viejas heridas.
Repaso eso que me hace feliz, y todas tienen algo en común, y es, quizá, lo que menos me esperaba encontrar, un nombre, una cara, una sola persona... Él... Esa persona por la que daría todo, por la que mataría hasta conseguir ver en su rostro esa sonrisa que me enamora.
Abro los ojos y no veo más que oscuridad, me encuentro sola y perdida en un mundo donde no encuentro un hueco al que pertenecer... Pero, a pesar de ello, siento que puedo ser yo misma y que he encontrado mi lugar a su lado.
Una sonrisa leve surge en mis labios. Alegría que crece en mi interior y que entierra el dolor que hasta ahora sentía. Encontrar una razón por la que valía la pena luchar hasta el final. Aunque, posiblemente esto no cambiara a como hasta ahora era y siguiéramos siendo lo que hasta ese momento fuéramos. 
No me importaba, sólo quería tenerlo cerca, de la forma que fuera y sentirme segura a su lado, protegida por sus brazos cuando el dolor vuelve a mí. Notar como él intenta hacerme feliz, sin para hasta que lo consigue.
Ponerme en pie, decidida a no volver a caer el las garras de la desesperación y luchar por lo que quería.
Había encontrado una razón por la que sonreír.

Vamos a calentar la silla #4

[...]
Un sudor frío recorrió mi cuerpo al oí aquella frase, pronunciada de una forma un tanto tenebrosa. Apreté con fuerza el colgante. por miedo a perderlo. Abrí bien los ojos, intentando buscarlo, aunque a mi alrededor no había nada fuera de lo normal.
Miré la hora, aún faltaba un buen rato antes de que abriera la biblioteca, así que tendría tiempo de pensar lo que iba a buscar. Pero mientras no era la hora de apertura me iría a algún parque cercano, en el que sabía que no habría nadie a esas horas, para jugar con Gordon.
Una vez allí cogí un palo para jugar con el perro. Esperaba no encontrarme con nadie, ya que sería raro y difícil de explicar el hecho de que estuviera lanzando un palo y que este, "sólo" volviera a mi, Y, para mi suerte, como había supuesto no había nadie por allí ni por sus alrededores.
Volví a lanzar el palo, y cuando Gordon quedó fuera de mi vista, noté como alguien me tocaba, pero, por alguna razón no me pude girar para ver quién o qué lo hacía. Al poco, sentí como un aliento cálido se acercaba a mi oreja y me susurraba al oído: "no busques, no querrás saber a que conlleva eso. Desiste tu búsqueda, no encontrarás nada nuevo. Sólo tómatelo como un regalo para poder disfrutar de tu mascota muerta..."
Tras unos pocos segundos mi perro regresaba corriendo con el palo en la boca, y yo me giré para ver si podía percibir algún movimiento extraño a alguna persona alejarse. Esas voz era la misma que había oído antes. Esto hizo, más lo último que me dijo, que mis ganas por saber que era aquel tristel aumentasen notablemente.
Volví a revisar la hora, la biblioteca abría justo en ese instante. Mi curiosidad me hixo acercarme allí corriendo.
Entré y me dispuse a buscar.
[...]

miércoles, 24 de julio de 2013

Vamos a calentar la silla #3

[...]
A la mañana siguiente desperté temprano, lo que no fue una muy buena idea. Lo hice básicamente para prepararle el desayuno a mis padres y que me dejaran ir a la biblioteca tranquila. Eran las 6 de la mañana. Una mañana de invierno en Galicia es muy fría, y yo, como es normal, tenía frío (lo que me produjo un escalofrío por lo que había leído en el libro la noche anterior).
Cogí el colgante porque me sentía sola, quería jugar un rato con Gordon, mi beagle del que ya os hablara. Es super simpático, lo echo mucho de menos. La verdad, con él era todo muy entretenido.

A mis padres les hice unas tostadas con café, lo que toman siempre. Salí a la calle a buscar una rosa, para mejorar la presentación. Afuera vi algo que... no se como explicarlo. Pudo ser mi imaginación o no, no lo sé. Al otro lado de la calle me pareció ver a mi "primo" nuevo. Fue en un abrir y cerrar de ojos. Un pequeño destello en el tiempo. Se me puso la piel de gallina, no solo por verlo, si no porque oí un susurro detrás de mi que decía muy claro: "Me llamo Valentine..." [...]

Vamos a calentar la silla #2

[...]
Sí, no bromeo contándoos esto. Cada vez que toco, o mismamente rozo, ese colgar, ese extraño trisquel celta aparecido bajo mi almohada, puedo ver el espíritu, alma, o como le queráis llamar, de los animales muertos.
Ralmente me di cuenta de esto al poco de tenerlo en la mano, puesto que, al girar la cabeza, allí estaba, el espíritu de mi perro, que había muerto hacía apenas unas semanas. Me observaba, con la langua fuera y moviendo el rabillo. Me asustara, y tirara el collar, y, la imagen de mi mascota muerta había desaparecico. Lo volví a coger para comprobar que aquello era real... Había tenido que repetir esto varias veces hasta asegurarme de que, en efecto, delante de mi se hallaba mi perro.
Podía verlo,  oírlo y mismo tocarlo, siempre y cuando mi piel estubiera rozando el trisquel.
Sentí la necesidad de hablar con mi nuevo primo, que me explicara que era ese colgante y por qué ahora lo tenía yo. Pero, para mi desgracia, mi tío estaba de viaje y no podría contactar con el hasta la semana siguiente. Mientras ese día no llegase, me dispondría a buscar por mi propia cuenta. Tanto en libros, como en Internet.
Esto era algo que mantenía oculto a mis padres, no se podían enterar de que, a causa de un collar, podía ver animales muertos, me tomarían por una loca. Asi que, no me quedaba más remedio que actuar con sigilo e ir a las bibliotecas con la excusa de buscar una información mayor que la que me daban mis libros e Internet para hacer trabajos de la escuela. Comenzaba ahora una pequeña aventura, no sabría si decir emocionante, en mi aburrida y monótona vida de adolescente. Pero, para no ser descubierta no me quedaba otra que actuar con sigilio y con inteligencia. Sabía que no podía contar con nadie.
Decidí que empezaría con mi búsqueda a la mañana siguiente, ya era tarde como para empezar ahora, y sería raro que mis padres me encontraran rebuscando entre libros a estas horas.
[...]

martes, 23 de julio de 2013

Ponte en pie y sonríe

Sentada, con los brazos rodeando sus rodillas y su cabeza apoyada en ellas.
Una mano le toca el hombro. Se gira y lo ve. A ese chico que, con una sonrisa y cuatro palabras le alegra el día.
La obliga a levantarse, la abraza con fuerza y le susurra al oído un todo va a ir bien.
Ella sonríe y deja que unas pequeñas lágrimas caigan. Él se las limpia y le hace sonreír de nuevo.
Se alegra por tener a ese amigo a su lado.
Lo abraza con fuerza y promete sonreír y estar feliz de nuevo.

Vamos a calentar la silla #1

Antes de empezar y a modo de presentación de este relato:
Esta es la primera de las historias dobles que haremos Samy y yo. 
Empecemos...
"Frío, tengo mucho frío, necesito calor. La oscuridad  me envuelve. No veo más allá de la punta de mi nariz. Una noche sin luna, una noche perfecta para cometer atrocidades"
Vaya, ¡este tío esta como una puta cabra!-dice mientras lee su libro.
"Poco a poco me acerco a mi presa. Está distraída. Estos adolescentes de hoy en día no saben divertirse si no es con el alcohol. Aunque por mi perfecto, son mas indefensas."
Joder, menudas cosas nos mandan leer este año para clase. Supongo que es por la crítica al botellón, ¿pero un violador de borrachas? Me parece mucho... - Cierra el libro y se arropa en cama. Mira fijamente para el techo, pensando en lo que acaba de leer. Al fin y al cabo no es tan imposible...

 Por el momento solo sabéis que me gusta leer. No es necesario conocer más, pero como vais a acompañarme en mi aventura voy a dar, por lo menos, mi nombre.
Me llaman Mona, pero me llamo Diana. Soy una adolescente normal, o eso pensaba hasta que vino a visitarme mi tío la semana pasada como cada mes, pero esta vez traía algo diferente. Resulta que él y su mujer habían adoptado un chico indio, más o menos de mi edad (os quedáis sin saberla, sed educados con una dama). Ese chico tenía algo raro, algo que no era muy normal. Cuando llegó a mi casa estaba jugando con una PSVita, entretenido en su videojuego. No se despegó de la pantalla en toda la noche, y cuando se marchaban, ni se despidió. Un friki... Pero ojo, que bueno estaba el cabrón. Mierda, eso no debía haberlo contado... Olvidadlo, por favor. El tema es que eso no era lo raro. Lo que no pegaba en él es un curioso colgante. Parecía indio. Tallado en madera y la correa de cuero. El símbolo era como un trisquel celta, pero dudo que lo fuera. El caso... ese mismo colgante me lo encontré al día siguiente bajo mi almohada. ¿Sabéis lo curioso? Si conocéis historias indias, de espíritus de animales, eso me está pasando. Eso es lo "anormal" en esta aburrida historia en mi aburrida vida. Ahora, veo animales fantasmas cada vez que toco el colgante [...] 

Undirse bajo el mar

Undirse bajo las profundas aguas, abrir los ojos y observar. Notar la presión del agua sobre su cuerpo. Bucear entre algas, peces y demás.
Sentirse viva.
Dejar que las lágrimas se mezclen con el agua salada y las olas. Llorar sin ser vista.
Volver a tierra con una sonrisa de todo va bien. Ojos rojos del llanto, que pasan desapercibidos, pues, creerán que es a causa del mar.

Volver a ser como antes

Una mirada que reflejaba como aquella adolescente se sentía, y lo que por su corazón pasaba.
Cosquilleo en el estómago, un vuelco al verlo. Necesidad de besarle. Alcanzarlo con lentitud, que no se notase su necesidad. Llegar hacia él. Pasar sus brazos por el cuello de aquel, ya no tan extraño ser. Sin mediar palabra, unir sus labios y comenzar un juego que nadie más comprende.
Separarse con lentitud, pero seguir un rato pegados antes de saludarse.
Todo ocurre con demasiada rapidez. Pocas palabras, demasiados nervios. Ganas de gritar lo que su corazón callaba. No decir nada por temor.
Una despedida ocurrida antes de lo deseado. Nuevo beso. Un te quiero pronunciado con miedo. Una nueva sonrisa en sus labios.
Vuelta a hablar. Aquel ser, quizás de nuevo extraño, confiesa sus alocados sentimientos. Dolor para la joven adolescente.
Todo cambió en apenas unos minutos. Dolor por alegría, lágrimas por un brillo de enamorada.Tristeza...
Sensación que la agota, no... No lo quiere perder....
Escribe como se siente...
Nada ocurre como ella deseaba... Nunca... Vuelta a su mundo rodeada de dolor...
Tristeza, soledad, amargura..., sentimientos demasiado conocidos por ella... Demasiado acostumbrada a no ser querida.
Recordar los labios de aquel joven, su sabor, su tacto... La dañaba aún más.
Lágrimas que vuelven a asomarse por el balcón de sus ojos para acabar arrojándose por el precipicio de sus mejillas y morir en un valle donde nadie las podría ver ni sentir.
Necesitar sentirlo cerca, y saber que, quizá, eso ya no ocurriría jamás.

Presentación

Nosotros somos dos amigos, Ghost y Samy, a los que se nos ha ocurrido empezar a escribir un pequeño blog juntos.
Escribiremos tanto historias en conjunto como por separado.
Posiblemente no seremos del gusto de muchos, pero esto lo hacemos porque nos gusta, y si os hemos hecho sonreír o identificaros con alguna de nuestras publicaciones, mucho mejor.
Intentaremos escribir con la mayor frecuencia posible. Con variedad de historias, relatos... Amor, terror, misterio, todo lo que se nos ocurra.