miércoles, 24 de julio de 2013

Vamos a calentar la silla #3

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A la mañana siguiente desperté temprano, lo que no fue una muy buena idea. Lo hice básicamente para prepararle el desayuno a mis padres y que me dejaran ir a la biblioteca tranquila. Eran las 6 de la mañana. Una mañana de invierno en Galicia es muy fría, y yo, como es normal, tenía frío (lo que me produjo un escalofrío por lo que había leído en el libro la noche anterior).
Cogí el colgante porque me sentía sola, quería jugar un rato con Gordon, mi beagle del que ya os hablara. Es super simpático, lo echo mucho de menos. La verdad, con él era todo muy entretenido.

A mis padres les hice unas tostadas con café, lo que toman siempre. Salí a la calle a buscar una rosa, para mejorar la presentación. Afuera vi algo que... no se como explicarlo. Pudo ser mi imaginación o no, no lo sé. Al otro lado de la calle me pareció ver a mi "primo" nuevo. Fue en un abrir y cerrar de ojos. Un pequeño destello en el tiempo. Se me puso la piel de gallina, no solo por verlo, si no porque oí un susurro detrás de mi que decía muy claro: "Me llamo Valentine..." [...]

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