jueves, 25 de julio de 2013

Vamos a calentar la silla #4

[...]
Un sudor frío recorrió mi cuerpo al oí aquella frase, pronunciada de una forma un tanto tenebrosa. Apreté con fuerza el colgante. por miedo a perderlo. Abrí bien los ojos, intentando buscarlo, aunque a mi alrededor no había nada fuera de lo normal.
Miré la hora, aún faltaba un buen rato antes de que abriera la biblioteca, así que tendría tiempo de pensar lo que iba a buscar. Pero mientras no era la hora de apertura me iría a algún parque cercano, en el que sabía que no habría nadie a esas horas, para jugar con Gordon.
Una vez allí cogí un palo para jugar con el perro. Esperaba no encontrarme con nadie, ya que sería raro y difícil de explicar el hecho de que estuviera lanzando un palo y que este, "sólo" volviera a mi, Y, para mi suerte, como había supuesto no había nadie por allí ni por sus alrededores.
Volví a lanzar el palo, y cuando Gordon quedó fuera de mi vista, noté como alguien me tocaba, pero, por alguna razón no me pude girar para ver quién o qué lo hacía. Al poco, sentí como un aliento cálido se acercaba a mi oreja y me susurraba al oído: "no busques, no querrás saber a que conlleva eso. Desiste tu búsqueda, no encontrarás nada nuevo. Sólo tómatelo como un regalo para poder disfrutar de tu mascota muerta..."
Tras unos pocos segundos mi perro regresaba corriendo con el palo en la boca, y yo me giré para ver si podía percibir algún movimiento extraño a alguna persona alejarse. Esas voz era la misma que había oído antes. Esto hizo, más lo último que me dijo, que mis ganas por saber que era aquel tristel aumentasen notablemente.
Volví a revisar la hora, la biblioteca abría justo en ese instante. Mi curiosidad me hixo acercarme allí corriendo.
Entré y me dispuse a buscar.
[...]

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