Cuando llegaron al despacho de la directora, antes de entrar, Taku saltó al suelo tomando su aspecto humano. Entraron sin llamar y el chico miró a su madre, un tanto malhumorado.
-¿Qué quieres?
-¿Esa es forma de hablarle a tu madre?
-Sí. Y ahora, contesta.
-¿No es obvio por lo qué te he hecho llamar?
-Pues no. Déjate de rodeos, que tengo mejores cosas que hacer que verte la cara, vieja.
-Takumu, paso por alto tu comportamiento, que no vayas a clases y todo lo que haces. Lo que si que no voy a tolerar es que salgas con esta maldita demonio.
- Esa maldita demonio, como tú la llamas, es mi novia y la quiero. Y me importa una mierda que no te parezca bien que salgamos. Como si infringiéramos alguna norma con ello.
-Bien sabes que os pasáis el día incumpliendo normas, ¿acaso crees que soy estúpida?
-Hombre, ahora que sacas el tema...- Se rió un poco mientras que Sam sólo esbozó una leve sonrisa, quería mantenerse al margen en todo aquello,
-Tú y tu maldita..., "novia" os pasáis el día infringiendo normas.
-Eso no es cierto- Sam miró a la directora, aunque quisiera mantenerse al margen, no podía, era un tema que tenía que ver con ella de forma directa.
-¿Cómo que no? Os escapáis de la academia y, por si fuera poco, dormís siempre juntos, cuando está estrictamente prohibido que, tanto chicas como chicos, estén en los dormitorios del sexo opuesto por la noche.
-Tengo permiso para ausentarme, por motivos de alimentación- la chica sonrió, divertida.
-Eso no es excusa para escapar todos los días.
-Pero está conmigo. Y yo puedo salir cuando quiero, así que, Sam no incumple nada- Taku mira a su madre, sonriendo de lado.
-¿Y no niegas que duermas cada día con ella?
-Sam duerme con un gato. Eso no incumple norma alguna.
-Los animales están prohibidos.
-No los familiares. Puede que el familiar sea un gato.
-No intentes tomarme el pelo, Takumu. Tengo motivos más que suficientes para echarla de aquí. Además, no te permito que salgas con un demonio y mucho menos de la familia enemiga.
-Si odiabas tanto a mi familia, ¿por qué me has aceptado en la academia?- Le preguntó Sam, algo enfadada.
-Un error. Quién preparó las cartas de admisión y las matrículas fue mi hija. Pero no dudes en que te expulsaré.
-Si ella se va, yo me iré con ella. Sam, mi madre no tiene nada importante que decirme, vayámonos a la cama, estoy cansado.
Sin dejar que ninguna de las dos pudiera decir algo al respeto, tiró de Sam hacia el exterior.
-Amor...- Su voz sonaba apagada.
-¿Qué pasa?
-Yo no quiero irme de aquí...
-Tranquila, no lo permitiré. Y sino, me iré contigo.
La chica le sonrió y el la abrazó y la besó.
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