El chico estaba sentado, cabizbajo, esperando a que la directora empezara a hablar.
-¡¿Se puede saber por qué no la has matado?! ¡Era una orden sencilla! ¡Maldito inútil!- los gritos de la señora Arai retumbaron por todo el despacho- Ya sabía yo que no me podía fiar de un maldito mago de pacotilla.
- Es que...- Hermi empezó a hablar, de forma tímida, bastante sonrojado.
-¡¿Es que, qué?!- clavó su fría mirada en el chico.
-Que... No puedo matar a la mujer que amo...
-¿A la mujer que amas? ¡¿Cómo vas a amar a esa asquerosa demonio?!
-¡No es asquerosa!- Se ruborizó al darse cuenta que había gritado y volvió a bajar el tono de su voz- Es la chica más hermosa que he visto jamás y su voz... Tan dulce y suave que hipnotiza... Además... Esa forma en que se mueve... ¡Volvería loco a cualquiera!- sonríe tontamente- Por no hablar de su mirada... Eses ojos marrones color chocolate... Son únicos...
-¿Pero de qué cojones estás hablando, imbécil? ¿Cómo coño te ibas a enamorar de una chica a la que acabas de ver por primera vez?
Antes de que el chico pudiera contestar, una sombra blanca empezó a materializarse. Hermi se puso de pie, su cuerpo se puso en tensión, le avisaba de que eso no era algo bueno. Miró extrañado a la directora, pero ella tenía su misma expresión. Aún cuando aquella sombra era algo borrosa, empezó a hablar.
-Yo sé lo que le ha pasado al chico- su voz sonaba distante, como si no estuviera allí.
-¿Quién eres?- la señora Arai se alejó lo máximo posible de aquella sombra. A pesar de lo asustada que estaba no lo dejaba ver.
-Soy el señor Blake Night, el abuelo de Samantha.
-¡Pero usted está muerto!
-Así es, mas me he aparecido. Precisaba hablar con vos- poco a poco, la sombra tomó el cuerpo de un señor de mediana edad, aunque se notaba que no era corpóreo.
Hermi mira la escena sin entender lo que pasaba. ¿Ese ser espectral era el abuelo de su amada?
-¡Yo no quiero nada con un asqueroso demonio! ¡Y mucho menos si es de la familia Night!
-Cálmese, querida. Es necesario que cooperemos.
-¿Cooperar? ¡Ja! Y no me llame querida.
-Señora Arai. Conozco el desprecio que le tiene a mi nieta, y yo mismo empiezo a tenerlo, sobretodo después de que ella me haya matado- la mira-. Pero, una unión entre mi nieta y su hijo puede beneficiarnos a ambos.
-¡No dejaré que esa demonio siga relacionándose con mi hijo!
-Cálmese, querida. Y présteme atención.
>>Verá, mi intención con mi nieta era convertirla en una auténtica máquina de matar. Desgraciadamente, el cariño de su familiar, hizo que no perdiera del todo su humanidad y, finalmente, mi propia creación se volviera en mi contra. Por ello, mi intención de ahora es arrebatarle su hijo. Hijo que sé que tendrá con Takumu. Una perfecta mezcla de vampirismo y diablismo. Con él lograré lo que no pude con Samantha. Y sin el contacto de sus padres, sin un amor que lo mantenga con su humanidad, llegará a ser el mejor asesino de todos y conseguirá devolverme la vida.
-¡No pienso ayudarle en nada!- La madre de Taku comenzó a reírse.
-Ese niño puede beneficiarnos a ambos. Con él, podrá conseguir el pleno control de su Clan y del resto de vampiros.
La directora se quedó mirando al espectro, dudando en qué hacer. Suspiró antes de responder.
-Está bien... Robaré a mi nieto... Y le ayudaré, sólo porque quiero llegar a gobernarlos a todos.
-Perfecto. En cuanto a ti...- miró a Hermi- Cada demonio tiene un poder diferente. Mi nieta, al parecer, tiene el poder de seducir a los hombres con su voz y mirada, como una sirena. Por eso ahora la amas y no has sido capaz de matarla. Pero, señora Arai, que este chico esté enamorado de ella nos puede beneficiar. Siempre es necesario un topo que nos informe del avance en la relación de los chicos.
-¡No pienso espiar a mi amada!- gritó el chico, acercándose al señor Night.
Riéndose, éste desapareció. La directora clavó su fría mirada en el chico.
-Sí lo harás si quieres seguir vivo o cerca de esa imbécil.
-Está... Está bien- tragando saliva, agachó su cabeza.
-Y ahora salga de mi despacho.
Hermida obedeció y salió de allí. No le gustaba eso de tener que chivarse de la chica a la que amaba y mucho menos sobre si mejoraba o empeoraba su relación con aquel puto vampiro.
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