Mi relación empezó de forma peculiar, aunque no tanto en esta época de tecnología.
Por aquella época adolescente estaba metida en roles por imágenes, en Tuenti. Sí, aquel Facebook ya extinto.
En uno de esos roles estaba él, Takumu. Al principio lo detestaba, era un tanto creído y prepotente (lo normal tras una pantalla y en la adolescencia). Poco a poco empezamos a rolear por privado, ya que el rol en foto se estaba muriendo poco a poco y a nosotros nos seguía gustando pasar un rato en ese mundo imaginario.
Con el tiempo, íbamos dejando algo de lado el rol y hablábamos más de tú a tú, conociéndonos mejor y dejando de odiarnos. No tardé en enamorarme de él, menuda locura, ¿no?
Sin embargo, por motivos de estudios, sus padres le prohibieron seguir en las redes sociales, usar su móvil y ordenador, por lo que, el muy desgraciado, se fue sin decir nada, dejándome con la duda de si le había pasado algo.
Fueron pasando los meses y mis sentimientos hacia ese chico desaparecido iban marchando. También, con el tiempo, dejé de lado Tuenti, pues prácticamente mi único motivo para entrar era hablar con Taku, ya que por esa época Tuenti empezaba a decaer.
Tras mucho tiempo, algo, no sé el qué, me hizo abrir mi viejo y olvidado Tuenti. Y ahí, en mensajes sin leer había uno de Taku, de ese mismo día. Me emocioné al leer, pues aún me acordaba de él.
Volvimos a hablar, al principio solo los fines de semana y, poco a poco, nos mudamos a Telegram, pudiendo hablar más a menudo.
Mis sentimientos hacia él no tardaron en volver, quizás, solo los recordara.
Aprovechando que creía que iba a hablar menos con él tras la Navidad, le confesé mis sentimientos. Él solo me dijo que se sentía alagado y que no me preocupara, que segaríamos siendo buenos amigos, que seguiríamos como hasta ese momento.
Sin embargo, no dejamos de hablar durante el curso y, tiempo después, él mismo dejó caer que sentía lo mismo por mi. Durante un tiempo nos considerábamos AMIGOS (más que amigos, pero sin ser pareja).
Meses después, empezamos a salir a distancia. Y, tras algún tiempo, él vino a visitarme, viéndonos por primera vez en persona. Fue mejor de lo que esperaba. Tras verlo, el miedo de no gustarle o que él no me gustase realmente, pasó.
Sin embargo, al no saber cuándo nos podríamos volver a ver, el dolor de estar lejos y alguna persona de por medio jodiendo, decidimos dejarlo. No obstante, seguíamos hablando de la misma forma.
Tiempo después y por motivos personales suyos, estaba ausente y apenas hablábamos. Incluso llegando a decirme que no sentía lo mismo por mi. Eso, obviamente, me destrozó por dentro, pues yo seguía con los mismos sentimientos. Pasamos un tiempo hablando poco, apenas un buenos días y un buenas noches, pero yo seguía locamente enamorada de él, por lo que seguía estando a su lado.
Por esa misma época, él quería intentar salir con una vieja amiga suya. Yo, dejando a un lado mis sentimientos y dedicándome a ser buena amiga, lo animé a intentarlo. Incluso cuando la chica resultó pasar totalmente de él a pesar de que Taku decidió ir a visitarla, lo animaba a que aprovechase y se acostase con una amiga de ella, que parecía que esta sentía interés por mi amigo. Esto, me dolía, pero aún así, estaba ahí, intentando que él fuera feliz.
No mucho después, todo volvió a la normalidad. Hablábamos como antes y parecía que volvía a quererme como antes. Hablando que tenía miedo de que algo volviera a salir entre nosotros y dejáramos de hablarnos. Y confesándome de que su intento de salir por su amiga, solo era una tonta forma de lograr olvidarse del todo de mi.
No tardamos en volver a salir. Sentíamos que ahora era nuestro momento. Ya no estudiábamos y el tenía trabajo, por lo que viajar era mucho más fácil.
Ese año él pudo venir a verme dos veces. En una de esas visitas, me pidió que me casara con él, cosa que acepté. Y, tras presentárselo a mis padres en su segunda visita, me fui un tiempo con él, conociendo donde vivía y a su familia y amigos, pues el ya conocía a los míos de las otras visitas.
Al año siguiente, tras las navidades, volvió a venir y yo me fui con él, mudándome. Eso, el pasado 2020, por lo que nos tocó pasar el confinamiento juntos.
Aunque, sin embargo, volvemos a estar separados temporalmente, ya que por Navidad volví a casa y, por los cierres, no puedo volver con él. Pero esto no nos desanima, ya estamos acostumbrados a la distancia y sabemos que volveremos a vivir juntos.
Tras años de situaciones difíciles, malos momentos y separaciones dolorosas, ahora estamos más unidos que nunca, prometidos y con un claro futuro juntos.