El chico se encontraba sentado en las gradas, observando los demás entrenamientos. La demonio a la que tenía que matar no había perdido ninguno de sus combates y, por lo que había visto el chico, hasta que no la derrotaran, era contra ella con la que se tenía que entrenar.
Era un entrenamiento cuerpo a cuerpo, sin armas o magia. Pues, si se usaba magia, saltaría una alarma avisando al profesor de ello, pero, para él, la directora apagaría esa alarma. Parecía que el informe que le había dado la directora estaba algo anticuado, aún así, el trabajo parecía fácil. El último oponente de la chica había caído en menos de dos minutos. Ya sólo quedaba él en pie.
-¡Tú! ¡El nuevo! ¡Es tu turno!- el profesor lo llamó y el bajó de las gradas- Señorita Night, no te pases con él.
-Claro profesor- la chica sonrió de forma cariñosa.
El mago se rió bajo, la chica iba demasiado de sobrada. Pero él era mucho más fuerte y rápido que el resto de alumnos. Al llegar miró al profesor y a la chica.
-¿Y bien? ¿Cuál es el nombre de mi nuevo contrincante?- le preguntó la chica, risueña.
-Hermida Owen, Hermi, por simplificar.
-Sam, déjese de presentaciones estúpidas y siga con el entrenamiento, que hoy llevas una buena racha de victorias.
La chica simplemente asintió y se alejó de Hermi, se puso en posición defensiva y realizó el saludo. El chico la imitó. En las gradas se encontraba la directora, que sonreía de una forma algo sádica y le asintió a Hermi, confirmando que no había problema de que usara magia. El chico sonrió de forma casi imperceptible.
-¿A qué esperas, Hermi? No voy a ser yo la que empiece el ataque.
Esa forma de actuar de la chica aumentaba sus ganas de matarla, a pesar de que no la conocía sabía que era la típica chica a la que es fácil de odiar y difícil de aguantar. Miró fijamente a su víctima, la cual sonreía alegremente, sin moverse. Antes de atacarla necesitaba estudiarla detenidamente, al no ser una demonio completa, al parecer era mitad hechicera, su forma de atacar sería distinta a la de los demás demonios de su especie. Tenía un cuerpo bastante delgado y de una altura media, con lo que, suponía, que sería rápida y conocería bastantes llaves con las que defenderse pero sus ataques no serían demasiado fuertes.
Hermi corrió hacia ella para comprobar sus reflejos y rapidez, dispuesto a golpearle en la boca del estómago. La chica, cuando él ya estaba cerca, se movió hacia un lado y le asentó un golpe en el cuello, lo que cabreó al chico, pues el golpe había sido más fuerte de lo que esperaba. Volvió a intentar golpearla, pero estaba vez, usando la pierna derecha para darle una patada en la cabeza, pero su movimiento había sido demasiado lento y Sam se la agarró, lanzándolo lejos. Esta vez, fue ella la que aprovechó para atacarlo, pero Hermi se defendió y, finalmente, le clavó el puño en el estómago.
Continuaron con los ataques durante unos minutos más, sin que ninguno pareciera rendirse o perder. A ese paso se pasarían el día luchando hasta que uno cayera rendido. Era el momento de usar el hechizo matademonios que siempre usaba. Aprovechó el momento en el que la chica estaba en el suelo para usarlo. Clavó la mirada en ella y empezó a murmurar para si el conjuro. Sonriendo y sin dejar de lanzar el hechizo, comprobaba como la chica sufría el ataque mientras intentaba ponerse de pie. Sabría que con ella tardaría algo más en funcionar, debido a que era mestiza, pero, de momento, parecía que funcionaba.
En menos de un minuto la demonio se puso de pie, sus ojos tenían un tono morado, cosa que hizo que le joven mago se sobresaltara. En el informe no ponía nada de que la chica fuera la líder de un clan, pero, el color morado de sus ojos, la caracterizaba como tal. Finalmente, los ojos de la chica se volvieron rojizos. El chico salió disparado contra la pared por una fuerza invisible. El hechizo se había roto. La demonio, cabreada, lo golpeó, partiéndole de esa forma el labio, que no tardó en sangrar.
-¡Tú! No se como has conseguido hacer magia sin que saltara la alarma, pero me encargaré de que me pagues este intento de asesinato, ¿está claro?- su voz sonó con fuerza, a pesar de que le estaba murmurando al oído.
El chico asintió y tragó saliva. Este trabajo le iba a costar más de lo que había pensado.
-¿Pero sabes qué?- la voz de la chica cambiara, al igual que el ambiente, que parecía más tranquilo y relajante.
-¿Q-Qué?- murmuró el chico. Se sentía intimidado y seducido.
Alzó la cara del chico e hizo que la mirara a los ojos, los cuales ahora estaban en un tono muy claro, que no parecía marrón. Continuó hablándole con ese tono suave y seductor.
-No me volverás a intentar matar, ¿a que no?- el chico negó- ¿Sabes por qué? Porque me deseas. Y nunca harías daño a alguien que amas...
El chico negó y se dejó acariciar, mientras las manos de la chica rozaban la piel del chico. ¿Cómo podía haber intentado matar a aquella chica tan guapa? ¡No podía matar a la mujer que amaba!
-Así me gusta... Y... Por tu propio bien, no le dirás a nadie lo que ha pasado hoy- los ojos de la chica se volvieron normales cuando volvió a agredir al chico, el cual cayó al suelo.
-¡Excelente, señorita Night! Ninguna derrota hoy. Ya podéis iros a las duchas chicos. Espero que el entrenamiento de mañana sea algo mejor.
-Gracias, señor- la demonio se alejó con el resto de alumnos mientras, Hermi, se quedaba solo sobre las pistas de entrenamiento.
-¡Señor Owen! A mi despacho, ¡ya!- la directora le gritó antes de alejarse.
Por no matar a la chica que amaba, seguramente lo expulsarían...
Mi pequeño lugar seguro en donde dejo volar mi imaginación con diferentes historias y en el que escribo lo que siento.
sábado, 30 de agosto de 2014
martes, 26 de agosto de 2014
b) El motivo por el cual entré en la academia #1
El chico, como cada semana, se encontraba en frente de las tumbas de sus padres, mirándolas. Su padre había muerto cuando él apenas era un niño y su madre, hacia cerca de un año. Los echaba de menos, a los dos, aunque más a su madre, ella siempre lo había protegido y cuidado.
Desde la muerte de su madre había pasado muchas cosas. Se había enterado de que era mago, toda su vida le había ocultado eso y habían reprimido sus poderes con una especie de sello. Esto lo había descubierto en una carta que había escrito su madre y estaba escondida entre sus cosas. Ese sello que le habían puesto se rompería en caso de que el chico alcanzara la mayoría de edad o, en el peor de los casos, el fallecimiento de sus padres. Desgraciadamente, había recuperado sus poderes con el segundo caso, pero, aún así, el sello no se había roto del todo y no se podía transformar.
El joven mago suspiró y se alejó de las tumbas de sus padres, con su bastón de mago en mano. No se había alejado demasiado cuando percibió que una sombra lo seguía. Al girarse, vio como el que lo vigilaba salía corriendo, no le podía ver la cara pues llevaba capucha. Lo siguió sin vacilar, pero aquel extraño le llevaba ventaja y era más rápido con él. Recordando que llevaba su bastón mágico, lo utilizó para inmovilizar al observador. Cuando este se quedó congelado, corrió de nuevo hacia él.
-¡Tú, encapuchado! ¿Quién eres?- cuando lo tuvo en frente le quitó la capucha y comprobó que era una mujer adulta, no sabría decir que edad aparentaba, sus rasgos ni siquiera parecían humanos.
-Lo diré cuando me descongeles, o mejor lo hago yo- sin inmutarse se deshizo del conjuro del chico.
-¿Si controlas la magia, por qué no lo evitaste y te escapaste?
-Porque necesitaba saber cuánto controlas de magia. Un conjuro congelador no es sencillo de realizar- la mujer le sonrió-. Mi nombre es Sara Arai, soy la directora de una prestigiosa academia para gente como tú.
-¿Una academia para magos?- preguntó el chico dubitativo. En la carta que le había dejado su madre no ponía que existieran sitios como esos, es más, según le explicara en aquellas líneas, cada mago aprendía de sus familiares o por su cuenta a través de libros.
-No sólo magos, sino criaturas de todo tipo: hadas, ángeles, vampiros, licántropos... Incluso algún que otro humano con grandes cualidades.
-Pero... Yo no tengo dinero como para pagar una academia.
-Vengo a ofrecerte una beca. A cambio de que mates por mí. A una demonio que ronda por mi academia.
-Eso no supondría ningún problema, ya que me dedico a matar ese tipo de criaturas.
-Excelente- le tiende la mano-. Ven conmigo, una vez allí, te explicaré cómo puedes matarla.
El chico la cogió de la mano, y la señora Arai los hizo aparecer en la academia.
Hermida se sorprendió al ver aquel lugar. Los edificios eran de gran tamaño y los jardines eran espectaculares. Diversos alumnos uniformados caminaban o hacia magia por el patio de la academia. Al mago, ese lugar, le encantaba, podría hacer magia sin preocuparse por quién podría pillarlo.
-Señor Owen, bienvenido a mi academia. Empezarás las clases mañana mismo- lo mira-. Tus cosas están ya en tu dormitorio. Te encargarás de esta chica- le entrega una carpeta con la información de la demonio a la que tenía que matar-. Tienes una clase de entrenamiento físico en común con ella, aprovecha esa clase para matarla. Yo me encargaré de marcarlo como un accidente.
La mujer se aleja y deja al chico sólo, con la información de la chica en las manos. Lee la información, por lo que ponía en las fichas, aquel asesinato sería sencillo.
Desde la muerte de su madre había pasado muchas cosas. Se había enterado de que era mago, toda su vida le había ocultado eso y habían reprimido sus poderes con una especie de sello. Esto lo había descubierto en una carta que había escrito su madre y estaba escondida entre sus cosas. Ese sello que le habían puesto se rompería en caso de que el chico alcanzara la mayoría de edad o, en el peor de los casos, el fallecimiento de sus padres. Desgraciadamente, había recuperado sus poderes con el segundo caso, pero, aún así, el sello no se había roto del todo y no se podía transformar.
El joven mago suspiró y se alejó de las tumbas de sus padres, con su bastón de mago en mano. No se había alejado demasiado cuando percibió que una sombra lo seguía. Al girarse, vio como el que lo vigilaba salía corriendo, no le podía ver la cara pues llevaba capucha. Lo siguió sin vacilar, pero aquel extraño le llevaba ventaja y era más rápido con él. Recordando que llevaba su bastón mágico, lo utilizó para inmovilizar al observador. Cuando este se quedó congelado, corrió de nuevo hacia él.
-¡Tú, encapuchado! ¿Quién eres?- cuando lo tuvo en frente le quitó la capucha y comprobó que era una mujer adulta, no sabría decir que edad aparentaba, sus rasgos ni siquiera parecían humanos.
-Lo diré cuando me descongeles, o mejor lo hago yo- sin inmutarse se deshizo del conjuro del chico.
-¿Si controlas la magia, por qué no lo evitaste y te escapaste?
-Porque necesitaba saber cuánto controlas de magia. Un conjuro congelador no es sencillo de realizar- la mujer le sonrió-. Mi nombre es Sara Arai, soy la directora de una prestigiosa academia para gente como tú.
-¿Una academia para magos?- preguntó el chico dubitativo. En la carta que le había dejado su madre no ponía que existieran sitios como esos, es más, según le explicara en aquellas líneas, cada mago aprendía de sus familiares o por su cuenta a través de libros.
-No sólo magos, sino criaturas de todo tipo: hadas, ángeles, vampiros, licántropos... Incluso algún que otro humano con grandes cualidades.
-Pero... Yo no tengo dinero como para pagar una academia.
-Vengo a ofrecerte una beca. A cambio de que mates por mí. A una demonio que ronda por mi academia.
-Eso no supondría ningún problema, ya que me dedico a matar ese tipo de criaturas.
-Excelente- le tiende la mano-. Ven conmigo, una vez allí, te explicaré cómo puedes matarla.
El chico la cogió de la mano, y la señora Arai los hizo aparecer en la academia.
Hermida se sorprendió al ver aquel lugar. Los edificios eran de gran tamaño y los jardines eran espectaculares. Diversos alumnos uniformados caminaban o hacia magia por el patio de la academia. Al mago, ese lugar, le encantaba, podría hacer magia sin preocuparse por quién podría pillarlo.
-Señor Owen, bienvenido a mi academia. Empezarás las clases mañana mismo- lo mira-. Tus cosas están ya en tu dormitorio. Te encargarás de esta chica- le entrega una carpeta con la información de la demonio a la que tenía que matar-. Tienes una clase de entrenamiento físico en común con ella, aprovecha esa clase para matarla. Yo me encargaré de marcarlo como un accidente.
La mujer se aleja y deja al chico sólo, con la información de la chica en las manos. Lee la información, por lo que ponía en las fichas, aquel asesinato sería sencillo.
domingo, 24 de agosto de 2014
a) Sí, yo también estudio allí
El chico escribía en su cuaderno, sin prestar demasiada atención a las explicaciones del profesor de historia de la magia. Era un mago, sabía usarla, no entendía porqué era necesario tener que estudiar su historia. Como si a alguien le importase lo más mínimo.
El timbre, que indica el cambio de clase, no tarda en sonar. El joven mago recoge sus cosas y se dirige hacia el pasillo. Antes mira a Sam, la joven demonio, pero no solía hablar con ella, siempre estaba con Taku, el hijo de la directora de la academia y, por si fuera poco eso, era un vampiro con muy malas pulgas. Ahora, la chica, se encontraba sola, no era raro que el vampiro se saltara las clases. Mira como ella se levanta de su pupitre, con la carpeta entre sus brazos, sonríe al ver al vampiro esperándola fuera del aula, camina hacia él. El mago la mira ir, apenado por no poder ser él el que la esperase. Se fija en como el pelo ondulado de la chica danzaba por su espalda según ella se movía, le parecía una chica muy atractiva, pero, desgraciadamente, por la academia había rumores de que Sam y Taku eran pareja. Esos rumores no tardan en confirmarse cuando el chico observa como Sam saluda a Taku con un pequeño beso en los labios. Ese gesto lo destroza por dentro, pero lo anima al ver que la demonio se despide de él con una leve sonrisa.
Suspirando, el chico, finalmente, sale del aula. Se dirigía hacia su cuarto cuando un chico más alto y mayor que él lo para en medio del pasillo, llevaba una placa que lo marcaba como Miembro del Consejo Estudiantil.
-Señor Owen, la directora quiere verlo en su despacho.
-¿A mi? ¿Por qué?
-No me lo ha dicho. Sólo sé que quiere verle. Y es mejor que no la haga esperar. Adiós- dicho esto, el informante se aleja del lugar.
Encogiéndose de hombros, el mago cambia su rumbo y se dirige al despacho de la señora Arai. No tenía ni la menor idea de porqué requería su presencia, que recordase no había incumplido ninguna norma de la academia ni tampoco había fallado en sus misiones o tareas estudiantiles.
Al llegar al despacho, llama a la puerta, esperando el consentimiento de que pudiera entrar. Al recibirlo, éste entra.
-Siéntese, señor Owen.
-Claro- el chico se sienta en frente de la mesa de la directora y la mira-. ¿Qué sucede? ¿He incumplido alguna norma?
-No, no. No es por eso por lo que lo he llamado. Tengo una misión para usted, Hermida.
-Disculpe, Directora, pero este mes ya he cumplido las misiones que me tocaban.
-Sí, lo sé. Pero esta es una misión al margen de la academia. ¿Es necesario que le recuerde bajo que motivos se encuentra en esta institución?
-No, por supuesto que no- el chico suspira. Él no era un simple alumno-. Y dígame, ¿de qué se trata?
-Verá, es necesario que capture a esta hechicera con vida- le entrega una carpeta, que Hermida no tarde en abrir y leer.
-Iris Parker... ¿Debería sonarme?
-No. Toda la información la tiene en la carpeta. Y ahora, váyase y no tarde en traérmela aquí. Recuerde, la quiero con vida.
-Sí, señora.
El chico sale de la habitación y suspira. También había sido una misión el motivo por el cual él había entrado en la academia...
El timbre, que indica el cambio de clase, no tarda en sonar. El joven mago recoge sus cosas y se dirige hacia el pasillo. Antes mira a Sam, la joven demonio, pero no solía hablar con ella, siempre estaba con Taku, el hijo de la directora de la academia y, por si fuera poco eso, era un vampiro con muy malas pulgas. Ahora, la chica, se encontraba sola, no era raro que el vampiro se saltara las clases. Mira como ella se levanta de su pupitre, con la carpeta entre sus brazos, sonríe al ver al vampiro esperándola fuera del aula, camina hacia él. El mago la mira ir, apenado por no poder ser él el que la esperase. Se fija en como el pelo ondulado de la chica danzaba por su espalda según ella se movía, le parecía una chica muy atractiva, pero, desgraciadamente, por la academia había rumores de que Sam y Taku eran pareja. Esos rumores no tardan en confirmarse cuando el chico observa como Sam saluda a Taku con un pequeño beso en los labios. Ese gesto lo destroza por dentro, pero lo anima al ver que la demonio se despide de él con una leve sonrisa.
Suspirando, el chico, finalmente, sale del aula. Se dirigía hacia su cuarto cuando un chico más alto y mayor que él lo para en medio del pasillo, llevaba una placa que lo marcaba como Miembro del Consejo Estudiantil.
-Señor Owen, la directora quiere verlo en su despacho.
-¿A mi? ¿Por qué?
-No me lo ha dicho. Sólo sé que quiere verle. Y es mejor que no la haga esperar. Adiós- dicho esto, el informante se aleja del lugar.
Encogiéndose de hombros, el mago cambia su rumbo y se dirige al despacho de la señora Arai. No tenía ni la menor idea de porqué requería su presencia, que recordase no había incumplido ninguna norma de la academia ni tampoco había fallado en sus misiones o tareas estudiantiles.
Al llegar al despacho, llama a la puerta, esperando el consentimiento de que pudiera entrar. Al recibirlo, éste entra.
-Siéntese, señor Owen.
-Claro- el chico se sienta en frente de la mesa de la directora y la mira-. ¿Qué sucede? ¿He incumplido alguna norma?
-No, no. No es por eso por lo que lo he llamado. Tengo una misión para usted, Hermida.
-Disculpe, Directora, pero este mes ya he cumplido las misiones que me tocaban.
-Sí, lo sé. Pero esta es una misión al margen de la academia. ¿Es necesario que le recuerde bajo que motivos se encuentra en esta institución?
-No, por supuesto que no- el chico suspira. Él no era un simple alumno-. Y dígame, ¿de qué se trata?
-Verá, es necesario que capture a esta hechicera con vida- le entrega una carpeta, que Hermida no tarde en abrir y leer.
-Iris Parker... ¿Debería sonarme?
-No. Toda la información la tiene en la carpeta. Y ahora, váyase y no tarde en traérmela aquí. Recuerde, la quiero con vida.
-Sí, señora.
El chico sale de la habitación y suspira. También había sido una misión el motivo por el cual él había entrado en la academia...
jueves, 21 de agosto de 2014
Visiones de futuro #5
Pasara casi media hora hasta que Marc volvió a hablar. Durante ese tiempo sólo se había puesto a dar vueltas por el salón, mientras, Erica lo miraba, sin decir nada, esperando a que fuera el chico quien empezara a hablar de nuevo, no quería atosigarlo.
-¿Entonces los vampiros estáis en guerra?- se dirigió a ella, pero aún sin acercarse demasiado.
-No exactamente, no es una guerra directa. Más bien ciertos humanos nos intentan dar caza- lo miraba, sonriente-. Eso si, hubo varias guerras entre ambas especies.
-A parte de los humanos, ¿hay alguna raza más en nuestra contra?
-Por supuesto- se ríe-. Los ángeles, bueno, ellos ya tienen mucho con los demonios. Eso me recuerda a que jamás de los jamases te fíes de uno y menos si es una mujer.
-¿Qué van a hacer? ¿Intentar engañarme para que les venda mi alma?- lo dijo con un tono sarcástico.
-¡Ja! Eso es muy de televisión y películas- le sonríe de forma tierna-. Ellas intentarán matarte, como las sirenas... No sabría que raza es más puñetera para los hombres...
-No me cambies de tema, anda, ¿quiénes está en nuestra contra?
-¡Ah, si! Perdona.
>>Pues verás, como es obvio, nuestros mayores enemigos son los hombres lobos. Es una larga historia que ya te contaré más adelante, cuando seas un vampiro completo.
-¿Un vampiro completo? ¿Y ahora qué soy? ¿Un chiste?
-No hombre... Sólo que aún no eres completamente un vampiro, aún tienes alma y envejecerás. Aunque eso si, a parte de alimentarte como un simple humano también necesitarás beber sangre humana, o de un animal, de lo que prefieras.
-Entiendo... ¿Y cómo me convertiré en un auténtico vampiro?
-¿No es obvio?
-No- contestó de forma seria.
-Marc, para ser un auténtico vampiro, debes morir, Marc.
-¿Entonces los vampiros estáis en guerra?- se dirigió a ella, pero aún sin acercarse demasiado.
-No exactamente, no es una guerra directa. Más bien ciertos humanos nos intentan dar caza- lo miraba, sonriente-. Eso si, hubo varias guerras entre ambas especies.
-A parte de los humanos, ¿hay alguna raza más en nuestra contra?
-Por supuesto- se ríe-. Los ángeles, bueno, ellos ya tienen mucho con los demonios. Eso me recuerda a que jamás de los jamases te fíes de uno y menos si es una mujer.
-¿Qué van a hacer? ¿Intentar engañarme para que les venda mi alma?- lo dijo con un tono sarcástico.
-¡Ja! Eso es muy de televisión y películas- le sonríe de forma tierna-. Ellas intentarán matarte, como las sirenas... No sabría que raza es más puñetera para los hombres...
-No me cambies de tema, anda, ¿quiénes está en nuestra contra?
-¡Ah, si! Perdona.
>>Pues verás, como es obvio, nuestros mayores enemigos son los hombres lobos. Es una larga historia que ya te contaré más adelante, cuando seas un vampiro completo.
-¿Un vampiro completo? ¿Y ahora qué soy? ¿Un chiste?
-No hombre... Sólo que aún no eres completamente un vampiro, aún tienes alma y envejecerás. Aunque eso si, a parte de alimentarte como un simple humano también necesitarás beber sangre humana, o de un animal, de lo que prefieras.
-Entiendo... ¿Y cómo me convertiré en un auténtico vampiro?
-¿No es obvio?
-No- contestó de forma seria.
-Marc, para ser un auténtico vampiro, debes morir, Marc.
martes, 19 de agosto de 2014
Quizás demasiado enamorada
Sentada en el suelo con las piernas cruzadas y su iPhone entre sus manos. Entra en su WhatsApp y busca un nombre. Empieza a escribirle...
Ven. Sonríe, abrázame y bésame.
Quiéreme.
Miénteme...
Dime que soy mejor de lo que realmente soy.
Hazme sentir que le importo a alguien.
Por una vez, haz que me sienta bien.
Haz que me quiera.
Recuérdame que por lo menos le importo a alguien.
Sácame una sonrisa tonta, una risa nerviosa, un débil "te quiero".
Hazme sentir que vale la pena luchar.
Que todo lo que me propongo está al alcance de mi mano.
Quiero estremecerme cuando tu piel roce la mía.
Sonrojarme con cada beso en el cuello.
Susúrrame al oído todo lo que te hago sentir.
Sólo quiero temblar protegida entre tus brazos.
Hazme callar con un beso.
Quiero seguir sintiéndome pequeña.
Espera una respuesta, nerviosa, sin dejar de contemplar la pantalla, como unas letras en verde, que indicaban: "escribiendo..."
Iré. te sonreiré, abrazaré y besaré.
¿Quererte? Prefiero amarte.
No puedo mentirte...
Imposible que seas mejor de lo que eres, ya eres lo mejor.
Me importas, te lo haré ver siempre.
¿Sólo una vez? Te haré sentir bien siempre.
Ya te quiero yo por ti.
Me importas, ¿quieres que te lo recuerde una vez más?
Ven. Te haré reír con una perfecta sonrisa que tienes, después, dime que me quieres.
Si es por nosotros, sí que vale la pena luchar.
Todo está al alcance de tu mano. Sólo tienes que extenderla.
Te acariciaré para sentir cómo te estremeces.
Te besaré en el cuello tantas veces como me lo pidas.
No tiembles... Más mis brazos serán tu refugio.
Habla, adoro oír tu voz, luego ya te besaré.
Siempre serás mi pequeña.
Una sonrisa nace en su rostro, era bello estar enamorada de alguien como él.
Ven. Sonríe, abrázame y bésame.
Quiéreme.
Miénteme...
Dime que soy mejor de lo que realmente soy.
Hazme sentir que le importo a alguien.
Por una vez, haz que me sienta bien.
Haz que me quiera.
Recuérdame que por lo menos le importo a alguien.
Sácame una sonrisa tonta, una risa nerviosa, un débil "te quiero".
Hazme sentir que vale la pena luchar.
Que todo lo que me propongo está al alcance de mi mano.
Quiero estremecerme cuando tu piel roce la mía.
Sonrojarme con cada beso en el cuello.
Susúrrame al oído todo lo que te hago sentir.
Sólo quiero temblar protegida entre tus brazos.
Hazme callar con un beso.
Quiero seguir sintiéndome pequeña.
Espera una respuesta, nerviosa, sin dejar de contemplar la pantalla, como unas letras en verde, que indicaban: "escribiendo..."
Iré. te sonreiré, abrazaré y besaré.
¿Quererte? Prefiero amarte.
No puedo mentirte...
Imposible que seas mejor de lo que eres, ya eres lo mejor.
Me importas, te lo haré ver siempre.
¿Sólo una vez? Te haré sentir bien siempre.
Ya te quiero yo por ti.
Me importas, ¿quieres que te lo recuerde una vez más?
Ven. Te haré reír con una perfecta sonrisa que tienes, después, dime que me quieres.
Si es por nosotros, sí que vale la pena luchar.
Todo está al alcance de tu mano. Sólo tienes que extenderla.
Te acariciaré para sentir cómo te estremeces.
Te besaré en el cuello tantas veces como me lo pidas.
No tiembles... Más mis brazos serán tu refugio.
Habla, adoro oír tu voz, luego ya te besaré.
Siempre serás mi pequeña.
Una sonrisa nace en su rostro, era bello estar enamorada de alguien como él.
lunes, 18 de agosto de 2014
3: Si no es uno, es la otra
Sam salía de la enfermería de la academia con su novio, en su forma de gato, entre sus brazos. Lo acariciaba con ternura detrás de las orejas y este ronroneaba como un auténtico felino.
-Amor, ya te dije que estaba bien, que no era necesario que fuera a la enfermería.
-Pero quería asegurarme. No es ilegal que me preocupe por ti.
-Lo sé. Pero ya te dijo, con la sangre que me proporcionas mis heridas se curan mucho antes, además, tus ataques no me hacen tanto daño.
-¿Me estás llamando débil, amor?- Sam lo miró con una dureza y enfado que no existían.
-Por supuesto que no- la mira a ella y, dándole un lametón en la mejilla, le sonríe.
Sam lo hace callar, notaba como alguien, aunque no sabía quién, se acercaba a ellos.
-Señorita Night, ¿qué hace a estas horas fuera de su cuarto?- El chico que acababa de llegar no era mayor que ella, pero en su pecho había una pequeña chapa que lo marcaba como un miembro del consejo escolar, las manos derecha de la directora de la academia, la señora Arai, la madre de su pareja.
-Acabo de salir de la enfermería, puede preguntarle a la enfermera por mi, si es necesario- le respondió con una falsa sonrisa en el rostro.
-¿Y ese gato?- Señaló a Taku, éste lo ignoró y se pegó más al pecho de Sam- Sabe de sobra que las mascotas están prohibidas..
-Lo sé, pero no los familiares que toman forma de animal.
-No tenemos constancia de que su familiar sea un gato.
-Es lo que yo quiero que sea. Y hoy me ha apetecido que sea un lindo gatito.
-Está bien- Sam hizo amago de irse, pero el miembro del consejo escolar la paró-. Espere, ¿ha visto a Takumu?
-¿A ese maldito vampiro? Pues no.
-¿Lo llamas maldito vampiro cuando se pasa todo el día con él?
-Sí.
-Si lo ve, dígale que la directora lo está buscando. Al parecer se ha metido en un lío, probablemente lo expulsen- se rió un rato y sonrió, con un tono de maldad en su rostro.
-¿Y no puede venir su madre a decírselo?- acariciando la cabeza de su novio, le preguntó a este: "amor, ¿qué has hecho esta vez?".
Taku le lamió las manos antes de responderle de forma mental: "nada, te lo juro, he estado todo el tiempo contigo".
-¿Cree que por ser un niño de mamá le librará del castigo? Esta vez la directora está cabreada.
-Dígaselo usted, no soy la chica de los recados.
Se dio la vuelta, dispuesta a irse, pero tenía las piernas congeladas. Usando su magia, se zafó del ataque del chico y lo lanzó lejos.
-¡Ambos seréis expulsados al fin!
-No me haga reír. Conozco su odio hacia Takumu y hacia mi, pero eso no te servirá de nada. Si me disculpáis.
Antes de que el chico pudiera atacarla de nuevo, desapareció y se hizo aparecer en el exterior de la academia.
-Que tu madre quiera hablar contigo no significa nada bueno.
-Lo sé- tomando su forma humana, abraza a Sam.
-¿No creerás que...?- no le da tiempo a continuar la frase ya que Taku le responde.
-Me temo que sí, amor- le besa la frente-. Y ese bastardo me las pagará por osar rozar a mi novia.
-Venga, vayamos a buscar a tu madre.
Ambos se alejaron camino al despacho de la madre de Taku.
-Amor, ya te dije que estaba bien, que no era necesario que fuera a la enfermería.
-Pero quería asegurarme. No es ilegal que me preocupe por ti.
-Lo sé. Pero ya te dijo, con la sangre que me proporcionas mis heridas se curan mucho antes, además, tus ataques no me hacen tanto daño.
-¿Me estás llamando débil, amor?- Sam lo miró con una dureza y enfado que no existían.
-Por supuesto que no- la mira a ella y, dándole un lametón en la mejilla, le sonríe.
Sam lo hace callar, notaba como alguien, aunque no sabía quién, se acercaba a ellos.
-Señorita Night, ¿qué hace a estas horas fuera de su cuarto?- El chico que acababa de llegar no era mayor que ella, pero en su pecho había una pequeña chapa que lo marcaba como un miembro del consejo escolar, las manos derecha de la directora de la academia, la señora Arai, la madre de su pareja.
-Acabo de salir de la enfermería, puede preguntarle a la enfermera por mi, si es necesario- le respondió con una falsa sonrisa en el rostro.
-¿Y ese gato?- Señaló a Taku, éste lo ignoró y se pegó más al pecho de Sam- Sabe de sobra que las mascotas están prohibidas..
-Lo sé, pero no los familiares que toman forma de animal.
-No tenemos constancia de que su familiar sea un gato.
-Es lo que yo quiero que sea. Y hoy me ha apetecido que sea un lindo gatito.
-Está bien- Sam hizo amago de irse, pero el miembro del consejo escolar la paró-. Espere, ¿ha visto a Takumu?
-¿A ese maldito vampiro? Pues no.
-¿Lo llamas maldito vampiro cuando se pasa todo el día con él?
-Sí.
-Si lo ve, dígale que la directora lo está buscando. Al parecer se ha metido en un lío, probablemente lo expulsen- se rió un rato y sonrió, con un tono de maldad en su rostro.
-¿Y no puede venir su madre a decírselo?- acariciando la cabeza de su novio, le preguntó a este: "amor, ¿qué has hecho esta vez?".
Taku le lamió las manos antes de responderle de forma mental: "nada, te lo juro, he estado todo el tiempo contigo".
-¿Cree que por ser un niño de mamá le librará del castigo? Esta vez la directora está cabreada.
-Dígaselo usted, no soy la chica de los recados.
Se dio la vuelta, dispuesta a irse, pero tenía las piernas congeladas. Usando su magia, se zafó del ataque del chico y lo lanzó lejos.
-¡Ambos seréis expulsados al fin!
-No me haga reír. Conozco su odio hacia Takumu y hacia mi, pero eso no te servirá de nada. Si me disculpáis.
Antes de que el chico pudiera atacarla de nuevo, desapareció y se hizo aparecer en el exterior de la academia.
-Que tu madre quiera hablar contigo no significa nada bueno.
-Lo sé- tomando su forma humana, abraza a Sam.
-¿No creerás que...?- no le da tiempo a continuar la frase ya que Taku le responde.
-Me temo que sí, amor- le besa la frente-. Y ese bastardo me las pagará por osar rozar a mi novia.
-Venga, vayamos a buscar a tu madre.
Ambos se alejaron camino al despacho de la madre de Taku.
miércoles, 13 de agosto de 2014
Así hace un total de 100
El tiempo pasa y el número de publicaciones aumentan. Con ello, también cambia lo que escribimos. Ahora, poco más de un año desde que creásemos el Blog, ya van 100 posts escritos y publicados. He disfrutado y aprendido escribiéndolos.
Creo que jamás he escrito por obligación, sino por el placer de hacerlo o intentar evadirme del mundo, alejando así los problemas durante un rato.
Con el tiempo y cada publicación he ido mejorando, aunque apenas se note entre un post y otro, pero sí existe una diferencia con las primeras publicaciones.
Después de estos meses de publicaciones, algunos amigos me han dicho que es buena idea activar el AdSense y obtener algún tipo de beneficio con lo que Ghost y yo escribimos. Siguen pasando los días y yo no me decido, pienso que si lo pongo sólo escribiré por ganar y perderé la ilusión, aunque, por otra parte, está bien conseguir algo de dinero en estos tiempos y sobre todo, si es con algo que me gusta.
Así que, pregunto a aquellos que me leen que opinen acerca de esto.
Y una vez más, gracias por leer mis pequeñas historias.
Un abrazo,
Samy Night!
Creo que jamás he escrito por obligación, sino por el placer de hacerlo o intentar evadirme del mundo, alejando así los problemas durante un rato.
Con el tiempo y cada publicación he ido mejorando, aunque apenas se note entre un post y otro, pero sí existe una diferencia con las primeras publicaciones.
Después de estos meses de publicaciones, algunos amigos me han dicho que es buena idea activar el AdSense y obtener algún tipo de beneficio con lo que Ghost y yo escribimos. Siguen pasando los días y yo no me decido, pienso que si lo pongo sólo escribiré por ganar y perderé la ilusión, aunque, por otra parte, está bien conseguir algo de dinero en estos tiempos y sobre todo, si es con algo que me gusta.
Así que, pregunto a aquellos que me leen que opinen acerca de esto.
Y una vez más, gracias por leer mis pequeñas historias.
Un abrazo,
Samy Night!
2: Si es necesario, te mataré, viejo
Las paredes de la habitación estaban pintadas de negro y púrpura, en ellas había colgados posters de sus grupos demoníacos favoritos. Las estanterías estaban llenas de libros de magia, novelas y comics. El escritorio estaba pegado a la pared en la que se encontraba la ventana, la cama, pegada a la otra pared y centrada.
-Se nota que esta habitación es tuya, amor- Taku la abraza por la espalda y le besa su nuca, de forma cariñosa.
-Un poco solo- se ríe y cierra los ojos, dejándose abrazar.
Se acuestan sobre cama y Sam toma su aspecto de gata, mordisqueando las orejas de Taku.
-Mira que eres mimosa, amor- le acaricia la cabeza.
-Eso es culpa tuya.
Taku también toma su aspecto felino y aprovechando la hora de la que disponían, juegan de forma cariñosa.
-Toma tu forma humana, amor.
Sam asiente y le hace caso. éste lo hizo también y se puso sobre ella. Besándola, le acaricia el cuerpo.
-Si te pasas, gritaré- lo mira de forma traviesa.
-No te atreverás...- Taku la mira- O vendrá tu padre.
-Ponme a prueba, guapo- se ríe.
Ignorándola, muerde su cuello. Acto seguido, la chica grita. La puerta se abre con brusquedad y aparece su padre, mirando a Taku, cabreándose más por la situación que se había encontrado en la habitación de su hija.
-¡Takumu! Suelta a mi hija- lo mira de forma fulminante-. Dos minutos y estarás muerto.
-Ya claro...- cuando el Sr. Night sale, mira a su novia-. Eres de lo peor amor, lo has cabreado.
-Perdona- le pone ojitos y le da un beso largo-. Venga, es hora de que vayas a enfrentarte a mi padre.
Caminan hacia la zona de entrenamiento de la casa, donde el viejo demonio los estaba esperando. Sam se aleja de ellos, manteniéndose al margen de la situación.
-No dejaré que me separes de Sam, viejo- el chico fulmina al demonio con la mirada.
-¿Te crees que me importa lo que tú quieras?- Se ríe ante el comentario del vampiro.
-Te mataré si hace falta.
-Inténtalo.
Va a por él y le da un puñetazo fortísimo en el estómago, pero, antes de que llegara a rozarlo, el demonio le para la mano y lo lanza contra la pared. Taku se golpea con fuerza la espalda al chocar contra el muro. Tras levantarse, vuelve a ir a por él y esta vez le da un puñetazo en la cara, pero, de nuevo, el demonio esquiva el ataque sin apenas esforzarse. Empezando a frustrarse, Taku decide atacarlo con magia. El padre de Sam corre hacia él y le da un golpe con el puño en el estómago.
-Viejo de mierda- sus ojos empiezan a brillar en un tono rojo.
-¿Qué te pasa? ¿No puedes conmigo, gilipollas?
-No me digas lo que puedo y no puedo hacer.
Taku salta hacia él y le da una patada en las costillas, en esta ocasión, no puede evitar el golpe y se queja.
-Mi hija se casará con quien yo diga y no contigo, vampiro asqueroso.
El joven estaba cada vez más enfadado y sus ojos brillan aún más. El aire de la habitación empieza a volverse pesado haciendo que al viejo demonio le cueste respirar.
-¿Ahora qué, viejo?
El demonio lo mira y le gruñe, a pesar de que incluso eso le costaba hacer. Intenta deshacer la magia del joven vampiro y recuperar el control de la situación, más no es capaz. La risa de Taku resuena por toda la sala y corre hacia él, pero se para a mitad del camino al encontrarse allí a Sam.
-¡Basta! ¡Los dos!- los mira a ambos- Deshaz el conjuro, Taku.
Este obedece a su novia y la abraza por la espalda, mirando al padre de la chica.
-Padre. Taku ha demostrado ser capaz de matarte si es necesario, además, creo que es obvio que haría lo que fuera por mí- mira a su padre, con la mirada fría-. No pienso dejar a mi novio y mucho menos casarme con quien tú quieras.
-¡Pero debes obedecerme! No como padre, si no como líder del clan.
-Cierto es. Pero, realmente yo soy la líder del clan familiar. ¿Es necesario que te recuerde que fui yo quien acabó con el anterior líder? Si tú lo lideras es porque yo era demasiado joven- mira a ambos-. Desde hoy, decido tomar las riendas del cargo y por consiguiente, decidiré con quien he de casarme- los ojos de la chica eran de un color morado y su voz era dura e imponía el poder que tenía-. ¿Está claro?
-S-sí, hija...
-Si me disculpas, tengo que volver a estudiar.
Se aleja con Taku y los hace aparecer en la habitación de Taku.
-Joder Sam, deberías haberme dejado que lo matara.
-No, por muy cabrón que hubiera sido conmigo, es mi padre.
(¡Hola! Aquí presento otro capítulo más. Como prometí indicaría si algo esta escrito por el Sr. X. En este capítulo, es la pelea. Yo sólo me he encargado de redactarla. ¡Un saludo!)
(¡Hola! Aquí presento otro capítulo más. Como prometí indicaría si algo esta escrito por el Sr. X. En este capítulo, es la pelea. Yo sólo me he encargado de redactarla. ¡Un saludo!)
domingo, 10 de agosto de 2014
1: Ella es mía y de nadie más
Sam estaba dormida abrazada a Taku, como cada día, aunque eso estuviera prohibido en la academia en la que estaban. El vampiro, en cambio, estaba despierto, y la acariciaba con ternura.
Un móvil empezó a vibrar y a sonar con fuerza sobre el escritorio, despertando a Sam. Taku le acercó el teléfono y ella lo descolgó al ver que quien llamaba era su padre.
-Padre, ¿qué quieres?- preguntó aún con la voz ronca.
-Te he encontrado un pretendiente.
-¿Qué me has encontrado qué?
-Un amigo tiene un hijo de más o menos de tu edad, es el perfecto marido para ti.
-Sí, había oído bien... Padre... No pienso casarme.
Taku miró a Sam sin comprender de lo que hablaba su novia, que el recordara no le había pedido matrimonio, como que apenas llevaban una semana juntos.
-Debes hacerlo.
-Mira, voy ahora para ahí y hablamos con calma- sin darle tiempo a responder le cuelga y mira a Taku-. Mi padre quiere que me case con el hijo de un amigo suyo...
-¿Qué? Eso no lo pienso permitir.
-No pienso hacerlo, amor, te tengo a ti- saltó de la cama y empezó a vestirse-. Voy a ir al infierno a hablar con él.
-Voy contigo.
-No. Ya sabes que mi padre te odia. Además, no sabe nada de lo nuestro.
-Es igual, iré como gato.
-Conoce tu alma.
-La ocultaré mediante magia.
-Está bien...- suspira- Ven aquí, gatito.
Se convierte en gato saltando hacia los brazos de Sam, ella lo abraza contra su pecho y los hace aparecer en casa de su padre.
-¡Padre!- va hacia el salón, de allí es de donde percibía el alma de su padre- Ya me estás explicando que es eso de que debo casarme con el hijo de un amigo tuyo.
-¿Ahora tienes un gato?- señaló a Taku.
-Sí, me lo he encontrado. No me cambies de tema.
-Sí, ya vas teniendo edad de casarte y darme nietos. Además, este es un buen partido, un demonio de clase alta, como tú.
-Yo soy mestiza. Y... Además... Me gusta alguien- acarició la cabeza de Taku, mientras este tranquilo, meneaba su cola y lamía las manos de Sam.
-¿No me digas que te has enamorado de ese asqueroso vampiro?
-¡Taku es mi mejor amigo, padre! Y sí, me he enamorado de él. ¡Al menos ese "asqueroso" vampiro me cuida y se preocupa más por mí que tú!- en sus brazos Taku empezaba a estar molesto y a bufar. Sam lo seguía acariciando, y, mediante telepatía lo intentaba calmar: "amor, tranquilo, no le hagas caso al viejo".
-¡Vampiros y demonios somos enemigos! ¡Jamás permitiré que estés con alguien como él! Te casarás con quien yo ordene. Ya es mucho que os permita ser amigos.
-¿Y qué pasaría si fuéramos más que amigos? ¿Me matarías?
-No permitiré que mi única hija salga con un maldito chupa sangre que la use de comida andante.
Taku, ya cabreado, saltó a arañar al padre de Sam.
-¡Taku, no!
-¿Le pones el nombre del chico que amas a tu mascota? ¡Qué patético!- el padre de Sam empezó a reírse mientras se sacó de encima al gato negro.
-¿Acaso no te has dado cuenta de que soy el novio de tu hija?- Taku tomó su aspecto humano- ¿O que la cuido mejor de lo que tú haces, maldito viejo?
-Maldito vampiro. ¿Cómo osas tocar a mi hija?
-¡Basta!- Sam gritó y se puso en medio de ambos- Te guste o no, padre, Taku es mi novio y no pienso dejarle.
-¡No podéis estar juntos!
-¿Por qué no, viejo? Si es necesario te mataré- los ojos del chico estaban rojos, se había cabreado.
-No os lo diré. ¿Eso crees? Está bien, te quiero aquí en una hora, a ver si puedes conmigo. Al menos tendrás una última hora para estar con mi hija- se alejó de allí riendo de una forma fría y siniestra.
-Amor... Vamos a mi cuarto un rato, anda.
Taku asintió y siguió a su novia por los pasillos de aquella casa demoníaca.
Un móvil empezó a vibrar y a sonar con fuerza sobre el escritorio, despertando a Sam. Taku le acercó el teléfono y ella lo descolgó al ver que quien llamaba era su padre.
-Padre, ¿qué quieres?- preguntó aún con la voz ronca.
-Te he encontrado un pretendiente.
-¿Qué me has encontrado qué?
-Un amigo tiene un hijo de más o menos de tu edad, es el perfecto marido para ti.
-Sí, había oído bien... Padre... No pienso casarme.
Taku miró a Sam sin comprender de lo que hablaba su novia, que el recordara no le había pedido matrimonio, como que apenas llevaban una semana juntos.
-Debes hacerlo.
-Mira, voy ahora para ahí y hablamos con calma- sin darle tiempo a responder le cuelga y mira a Taku-. Mi padre quiere que me case con el hijo de un amigo suyo...
-¿Qué? Eso no lo pienso permitir.
-No pienso hacerlo, amor, te tengo a ti- saltó de la cama y empezó a vestirse-. Voy a ir al infierno a hablar con él.
-Voy contigo.
-No. Ya sabes que mi padre te odia. Además, no sabe nada de lo nuestro.
-Es igual, iré como gato.
-Conoce tu alma.
-La ocultaré mediante magia.
-Está bien...- suspira- Ven aquí, gatito.
Se convierte en gato saltando hacia los brazos de Sam, ella lo abraza contra su pecho y los hace aparecer en casa de su padre.
-¡Padre!- va hacia el salón, de allí es de donde percibía el alma de su padre- Ya me estás explicando que es eso de que debo casarme con el hijo de un amigo tuyo.
-¿Ahora tienes un gato?- señaló a Taku.
-Sí, me lo he encontrado. No me cambies de tema.
-Sí, ya vas teniendo edad de casarte y darme nietos. Además, este es un buen partido, un demonio de clase alta, como tú.
-Yo soy mestiza. Y... Además... Me gusta alguien- acarició la cabeza de Taku, mientras este tranquilo, meneaba su cola y lamía las manos de Sam.
-¿No me digas que te has enamorado de ese asqueroso vampiro?
-¡Taku es mi mejor amigo, padre! Y sí, me he enamorado de él. ¡Al menos ese "asqueroso" vampiro me cuida y se preocupa más por mí que tú!- en sus brazos Taku empezaba a estar molesto y a bufar. Sam lo seguía acariciando, y, mediante telepatía lo intentaba calmar: "amor, tranquilo, no le hagas caso al viejo".
-¡Vampiros y demonios somos enemigos! ¡Jamás permitiré que estés con alguien como él! Te casarás con quien yo ordene. Ya es mucho que os permita ser amigos.
-¿Y qué pasaría si fuéramos más que amigos? ¿Me matarías?
-No permitiré que mi única hija salga con un maldito chupa sangre que la use de comida andante.
Taku, ya cabreado, saltó a arañar al padre de Sam.
-¡Taku, no!
-¿Le pones el nombre del chico que amas a tu mascota? ¡Qué patético!- el padre de Sam empezó a reírse mientras se sacó de encima al gato negro.
-¿Acaso no te has dado cuenta de que soy el novio de tu hija?- Taku tomó su aspecto humano- ¿O que la cuido mejor de lo que tú haces, maldito viejo?
-Maldito vampiro. ¿Cómo osas tocar a mi hija?
-¡Basta!- Sam gritó y se puso en medio de ambos- Te guste o no, padre, Taku es mi novio y no pienso dejarle.
-¡No podéis estar juntos!
-¿Por qué no, viejo? Si es necesario te mataré- los ojos del chico estaban rojos, se había cabreado.
-No os lo diré. ¿Eso crees? Está bien, te quiero aquí en una hora, a ver si puedes conmigo. Al menos tendrás una última hora para estar con mi hija- se alejó de allí riendo de una forma fría y siniestra.
-Amor... Vamos a mi cuarto un rato, anda.
Taku asintió y siguió a su novia por los pasillos de aquella casa demoníaca.
Al final siempre acabo cediendo
Hace poco más de una semana que acabé la historia de Sam y Taku y había explicado que sólo publicaría algo si lo escribía mi amigo.
He intentado seguir escribiendo "Visiones de futuro", más no logré escribir ni una línea, no consigo crear nada. Tampoco se me ocurre nada de otros temas.
Por ello, y porque también Iris (obviamente no es su nombre real), que es sin duda la mayor fan de esta entrañable pareja, y el Sr. X me lo han pedido, continuaré con alguna historia de Sam y Taku. En este caso, es sacada de algo ya existente que escribí junto a mi amigo, pero con alguna que otra variación.
No sé cómo, pero siempre acabo cediendo a lo que la gente me pide...
He intentado seguir escribiendo "Visiones de futuro", más no logré escribir ni una línea, no consigo crear nada. Tampoco se me ocurre nada de otros temas.
Por ello, y porque también Iris (obviamente no es su nombre real), que es sin duda la mayor fan de esta entrañable pareja, y el Sr. X me lo han pedido, continuaré con alguna historia de Sam y Taku. En este caso, es sacada de algo ya existente que escribí junto a mi amigo, pero con alguna que otra variación.
No sé cómo, pero siempre acabo cediendo a lo que la gente me pide...
Quiero irme a vivir a ese lugar
Quiero irme a un lugar en donde todos podamos ser como queramos sin que nadie nos juzgue. Un mundo en el cual a los demás no les importe cual sea tu orientación sexual. En donde hombres y mujeres sean tratados de la misma forma, tengas las mismas igualdades o privilegios, donde no se discrimine a nadie por pertenecer a un país o a otro, en donde no importe cual sea tu religión o cultura.
Deseo encontrar un lugar en donde la gente se ayude unos a otros sin desear nada a cambio. Un lugar en que si te ocurre algo por la calle, los que pasen a tu alrededor de echen una mano en lo que sea necesario, ya sea llamar a una ambulancia o parar un carrito con un niño en él que corre camino abajo.
A estas alturas de la vida, la sociedad de ha vuelto mucho menos solidaria y humanitaria, la gente sólo piensa en su propio beneficio, sin pensar en que otros de su zona lo pasen mal y les iría mejor, con quizás, esa ayuda mínima que este pueda aportar. ¿Dónde han quedado los principios básicos de una sociedad moderna y civilizada?
Poco a poco este mundo se ha ido pudriendo. Ya ni en los pueblos la gente es tan amable y confiada como antes.
En los países considerados "inferiores" tienen mayores valores sociales que aquellas más "desarrolladas y superiores".
En esta sociedad a la gente le preocupa tener un móvil último modelo y aparentar tener una calidad de vida superior a lo necesario. Ya no es importante ayudar al prójimo ni ser iguales en todo.
Me gustaría una vida más amble y civilizada que la actual...
sábado, 2 de agosto de 2014
Algunas veces sí es demasiado tarde
Lagrimeaba abrazada a un osito de peluche. En su vida se había sentido tan dolida, y todo a causa de lo estúpida que había sido. Si hace un par de semanas hubiera tenido el valor suficiente para expresar sus sentimientos, ahora no estaría llorando por la pérdida del chico que amaba, su mejor amigo, su confidente, su..., todo. Y ahora él estaba con otra, una chica que no sabría amarlo como ella lo haría, que no sería capaz de entenderlo como ella lo hacía y mucho menos aquella chica lo conocería tan bien como ella.
Sus ojos estaban ya rojos e hinchados, llevaba demasiadas horas llorando por un amor imposible y porque había decido alejarse de él para siempre. No soportaba verlo con otra, ver como abrazaba, besa y se reía con su novia. Era demasiado doloroso para cualquiera.
Su osito ya estaba mojado. Era la primera vez que derramaba tantas lágrimas seguidas. Era cierto lo que se decía de que el primer amor duele. ¿Cómo podía existir un dolor semejante? ¿Cómo alguien podía vivir con ello?
Tenía el móvil en la mano, releía viejas conversaciones con su mejor amigo, en la que no faltaban los "te quiero idiota", pero que ella decía desde el corazón, decía que lo quería porque así lo sentía. Miraba fotos en las que ambos salían, abrazándose o haciendo el idiota, demostrando la buena amistad que los unía. Pero, desgraciadamente, eso ya no volvería a ser así.
Tiró el móvil al fondo de un cajón, ya que era la cuarta vez en ese día que la pantallita del pequeño teléfono se iluminaba y aparecía la foto de su mejor amigo. No quería ni podía contestar a ninguna de sus llamadas o mensajes.
Para su desgracia, la vibración del móvil aún se escuchaba y sentía. Lo cogió y lo apagó, esta vez lo metió dentro de un cojín que dejó bajo su cama.
Miró por la ventana, fuera llovía, normal en un día otoñal como aquel. Ni dentro ni fuera de aquel cuarto brillaba el sol y eso hacía que se sintiera aún más desdichada. Estaba cansada. Cansada de sollozos y lágrimas. Debía superarlo, aunque jamás volvería a ser las cosas como antes, sin su complicidad y bromas que acababan en pequeños besos y abrazos.
Quizás si le hubiera confesado sus sentimientos hace tiempo, todo hubiera ocurrido de otra forma y ahora ella sería su novia y no aquella chica, Pero, desgraciadamente, algunas veces sí era demasiado tarde para decir las cosas y ella ahora lo sabía bien.
Sus ojos estaban ya rojos e hinchados, llevaba demasiadas horas llorando por un amor imposible y porque había decido alejarse de él para siempre. No soportaba verlo con otra, ver como abrazaba, besa y se reía con su novia. Era demasiado doloroso para cualquiera.
Su osito ya estaba mojado. Era la primera vez que derramaba tantas lágrimas seguidas. Era cierto lo que se decía de que el primer amor duele. ¿Cómo podía existir un dolor semejante? ¿Cómo alguien podía vivir con ello?
Tenía el móvil en la mano, releía viejas conversaciones con su mejor amigo, en la que no faltaban los "te quiero idiota", pero que ella decía desde el corazón, decía que lo quería porque así lo sentía. Miraba fotos en las que ambos salían, abrazándose o haciendo el idiota, demostrando la buena amistad que los unía. Pero, desgraciadamente, eso ya no volvería a ser así.
Tiró el móvil al fondo de un cajón, ya que era la cuarta vez en ese día que la pantallita del pequeño teléfono se iluminaba y aparecía la foto de su mejor amigo. No quería ni podía contestar a ninguna de sus llamadas o mensajes.
Para su desgracia, la vibración del móvil aún se escuchaba y sentía. Lo cogió y lo apagó, esta vez lo metió dentro de un cojín que dejó bajo su cama.
Miró por la ventana, fuera llovía, normal en un día otoñal como aquel. Ni dentro ni fuera de aquel cuarto brillaba el sol y eso hacía que se sintiera aún más desdichada. Estaba cansada. Cansada de sollozos y lágrimas. Debía superarlo, aunque jamás volvería a ser las cosas como antes, sin su complicidad y bromas que acababan en pequeños besos y abrazos.
Quizás si le hubiera confesado sus sentimientos hace tiempo, todo hubiera ocurrido de otra forma y ahora ella sería su novia y no aquella chica, Pero, desgraciadamente, algunas veces sí era demasiado tarde para decir las cosas y ella ahora lo sabía bien.
Un "gracias" no es suficiente
Después de dos meses, al fin he conseguido acabar la pequeña historia de Sam y Taku. A pesar de que este secuestro se me ocurrió un día, la historia en sí no es cosa mía, nació junto a un amigo mío por un antiguo Rol en el que participábamos (lo siento a quien era "Shana" realmente por no poder pedirle que me dejara escribir sobre su personaje en una de las publicaciones).
Obviamente, el personaje de Sam está creado totalmente por mi, pero, en cambio, Taku es de ese querido amigo Sr. X (no me deja poner su verdadero nombre u.u). Antes de empezar a publicar un post sobre ello, aunque creo que realmente ocurrió después, le pregunté si no le importaba que usara a su personaje para usarlo en mi Blog y escribir por mi cuenta, sin obtener ningún beneficio a cambio, salvo la alegría de ver cómo se iba leyendo, una historia de ellos dos. Su respuesta fue afirmativa.
Desde que accedió a que publicara usando a su personaje, le he ido pidiendo consejo de qué haría Taku en ciertas ocasiones, como actuaría para salvar a su novia, es más, el recuerdo de Taku está casi totalmente escrito por él.
Por ello, me gustaría darle las gracias por darme permiso a escribir, ya que es algo que me encanta, aunque no sea algo en lo que sobresalga demasiado, pero disfruto con ello,
Por eso, St. X, que sabes que te aprecio muchísimo, gracias por dejarme escribir y no llevarme a los tribunales por apropiarme de un personaje ajeno. Cuando consiga hacerme rica y famosa por mis escritos, si hago un libro sobre Sam en el que aparezca Taku (que sabes que así es), aparecerás en la dedicatoria, y esta vez sí usaré tu nombre.
Este Sr. X también quiere que siga publicando en el Blog alguna que otra historia alternativa más de nuestros personajes, pero sinceramente, creo que ha sido algo puntal y que si él quiere, que lo escriba y yo lo publico a su nombre.
Así que, un saludo a todos aquellos que han seguido aquella historia desde el principio y de nuevo decir, ¡gracias Sr. X!
viernes, 1 de agosto de 2014
10: Libre
A su paso iban quedando cuerpos dañados, aunque estaba cabreado no era necesario matar, sin embargo, siempre estaba bien dar algún que otro bocado para poder alimentarse un poco. Sólo deseaba que su chica siguiera con vida, y que sobre todo que no hubiera perdido la cordura, era bastante difícil traerla de vuelta, aunque él, a diferencia del resto, siempre había sido capaz de lograrlo.
Llegó a la puerta que le habían indicado, supuestamente detrás de ella se encontraba Sam. Esperaba que así fuera, sino, alguien iba a morir por ello.
La puerta estaba cerrada con llave, y obviamente él no la tenía. No le quedaba otra que derribarla. Tomó carrerilla y la golpeó con su cuerpo, más no se abría. Probó un par de veces más hasta que la puerta cedió y se abrió por el golpe, la cerradura había reventado.
Sin llegar a entrar una mano lo agarró del cuello, ahogándolo. Conocía el tacto de aquella suave mano, era la de Samantha, su novia. Gruñó, si ella lo había cogido de aquella forma sólo quería decir que había perdido su cordura. La chica lo pegó a la pared. Su cuerpo estaba lleno de marcas y estaba tan delgada que se notaban sus huesos, verla de esa forma le partía el corazón. Cada vez odiaba más a su madre. ¿Cómo había sido capaz de hacerle aquello a alguien tan dulce como ella? Los ojos de la joven eran del color de la sangre, su cara reflejaba la mismísima locura. Necesitaba recuperarla cuanto antes.
-¿Quién cojones eres? ¿Tú también vienes a torturarme?- la voz de Sam era dura y fría como el hielo. Se notaba lo mal que lo debía haber pasado.
-Soy tu novio- contestó con una voz dulce y suave, intentando tranquilizarla.
-¡Ja! ¡Qué gracioso! Yo no tengo novio.
-Si lo tienes, y soy yo- se acercó a la cara de ella, ignorando la presión que sentía en su cuello y la besó suavemente.
La chica no tardó en separarse y golpearle. Él sólo se defendía, no podía ni quería dañarla ya más de lo que estaba, eso no era como en sus entrenamientos, ni siquiera era su diablilla.
-¡¿Pero qué haces?!- gritó, cabreada, tras darle una patada sobre el abdomen y un puñetazo que le rompió el labio a Taku.
Él le sonrió, como si ella fuera la de siempre, ignorando los ataques que recibía.
-Sam, soy Taku, tu novio- esbozó una amplia sonrisa-. Te quiero, amor.
-¿Pero de qué hablas? ¿Estás loco?- ella seguía sin dar su brazo a torcer.
El vampiro se fue acercando a ella, mientras que la demonio iba caminando hacia atrás, separándose de él. Taku la abrazó y volvió a besarla. En esta ocasión ella correspondió al dulce beso de su novio. Al ver que se dejaba, la pegó aún más a él.
Tras un minuto, se separó de él y se llevó las manos a la cabeza, de sus ojos caían lágrimas, que mojaban sus manchadas mejillas. Empezó a balbucear palabras sueltas.
-Taku... Novio... Vampiro... Amor... Te quiero...
-Y yo a ti cielo- se río, nervioso y alegre por haberla recuperado. Volvió a rodearla con los brazos y le besó el cuello-. Oye... Amor, tengo hambre. ¿Puedo?
-Serás idiota... Sabes que no puedo negarme ni en este estado- se ríe y se pega a él, temblando-. Pero estoy demasiado débil.
-Era broma, mi amor.
Ambos se rieron y abrazaron de nuevo, fundiéndose en un beso, dando un poco de alegría a aquella celda fría y oscura.
A pesar de que él no era el que había estado encerrado durante aquellas semanas, al fin se sentía libre.
Llegó a la puerta que le habían indicado, supuestamente detrás de ella se encontraba Sam. Esperaba que así fuera, sino, alguien iba a morir por ello.
La puerta estaba cerrada con llave, y obviamente él no la tenía. No le quedaba otra que derribarla. Tomó carrerilla y la golpeó con su cuerpo, más no se abría. Probó un par de veces más hasta que la puerta cedió y se abrió por el golpe, la cerradura había reventado.
Sin llegar a entrar una mano lo agarró del cuello, ahogándolo. Conocía el tacto de aquella suave mano, era la de Samantha, su novia. Gruñó, si ella lo había cogido de aquella forma sólo quería decir que había perdido su cordura. La chica lo pegó a la pared. Su cuerpo estaba lleno de marcas y estaba tan delgada que se notaban sus huesos, verla de esa forma le partía el corazón. Cada vez odiaba más a su madre. ¿Cómo había sido capaz de hacerle aquello a alguien tan dulce como ella? Los ojos de la joven eran del color de la sangre, su cara reflejaba la mismísima locura. Necesitaba recuperarla cuanto antes.
-¿Quién cojones eres? ¿Tú también vienes a torturarme?- la voz de Sam era dura y fría como el hielo. Se notaba lo mal que lo debía haber pasado.
-Soy tu novio- contestó con una voz dulce y suave, intentando tranquilizarla.
-¡Ja! ¡Qué gracioso! Yo no tengo novio.
-Si lo tienes, y soy yo- se acercó a la cara de ella, ignorando la presión que sentía en su cuello y la besó suavemente.
La chica no tardó en separarse y golpearle. Él sólo se defendía, no podía ni quería dañarla ya más de lo que estaba, eso no era como en sus entrenamientos, ni siquiera era su diablilla.
-¡¿Pero qué haces?!- gritó, cabreada, tras darle una patada sobre el abdomen y un puñetazo que le rompió el labio a Taku.
Él le sonrió, como si ella fuera la de siempre, ignorando los ataques que recibía.
-Sam, soy Taku, tu novio- esbozó una amplia sonrisa-. Te quiero, amor.
-¿Pero de qué hablas? ¿Estás loco?- ella seguía sin dar su brazo a torcer.
El vampiro se fue acercando a ella, mientras que la demonio iba caminando hacia atrás, separándose de él. Taku la abrazó y volvió a besarla. En esta ocasión ella correspondió al dulce beso de su novio. Al ver que se dejaba, la pegó aún más a él.
Tras un minuto, se separó de él y se llevó las manos a la cabeza, de sus ojos caían lágrimas, que mojaban sus manchadas mejillas. Empezó a balbucear palabras sueltas.
-Taku... Novio... Vampiro... Amor... Te quiero...
-Y yo a ti cielo- se río, nervioso y alegre por haberla recuperado. Volvió a rodearla con los brazos y le besó el cuello-. Oye... Amor, tengo hambre. ¿Puedo?
-Serás idiota... Sabes que no puedo negarme ni en este estado- se ríe y se pega a él, temblando-. Pero estoy demasiado débil.
-Era broma, mi amor.
Ambos se rieron y abrazaron de nuevo, fundiéndose en un beso, dando un poco de alegría a aquella celda fría y oscura.
A pesar de que él no era el que había estado encerrado durante aquellas semanas, al fin se sentía libre.
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