domingo, 24 de agosto de 2014

a) Sí, yo también estudio allí

El chico escribía en su cuaderno, sin prestar demasiada atención a las explicaciones del profesor de historia de la magia. Era un mago, sabía usarla, no entendía porqué era necesario tener que estudiar su historia. Como si a alguien le importase lo más mínimo.
El timbre, que indica el cambio de clase, no tarda en sonar. El joven mago recoge sus cosas y se dirige hacia el pasillo. Antes mira a Sam, la joven demonio, pero no solía hablar con ella, siempre estaba con Taku, el hijo de la directora de la academia y, por si fuera poco eso, era un vampiro con muy malas pulgas. Ahora, la chica, se encontraba sola, no era raro que el vampiro se saltara las clases. Mira como ella se levanta de su pupitre, con la carpeta entre sus brazos, sonríe al ver al vampiro esperándola fuera del aula, camina hacia él. El mago la mira ir, apenado por no poder ser él el que la esperase. Se fija en como el pelo ondulado de la chica danzaba por su espalda según ella se movía, le parecía una chica muy atractiva, pero, desgraciadamente, por la academia había rumores de que Sam y Taku eran pareja. Esos rumores no tardan en confirmarse cuando el chico observa como Sam saluda a Taku con un pequeño beso en los labios. Ese gesto lo destroza por dentro, pero lo anima al ver que la demonio se despide de él con una leve sonrisa.
Suspirando, el chico, finalmente, sale del aula. Se dirigía hacia su cuarto cuando un chico más alto y mayor que él lo para en medio del pasillo, llevaba una placa que lo marcaba como Miembro del Consejo Estudiantil.
-Señor Owen, la directora quiere verlo en su despacho.
-¿A mi? ¿Por qué?
-No me lo ha dicho. Sólo sé que quiere verle. Y es mejor que no la haga esperar. Adiós- dicho esto, el informante se aleja del lugar.
Encogiéndose de hombros, el mago cambia su rumbo y se dirige al despacho de la señora Arai. No tenía ni la menor idea de porqué requería su presencia, que recordase no había incumplido ninguna norma de la academia ni tampoco había fallado en sus misiones o tareas estudiantiles.
Al llegar al despacho, llama a la puerta, esperando el consentimiento de que pudiera entrar. Al recibirlo, éste entra.
-Siéntese, señor Owen.
-Claro- el chico se sienta en frente de la mesa de la directora y la mira-. ¿Qué sucede? ¿He incumplido alguna norma?
-No, no. No es por eso por lo que lo he llamado. Tengo una misión para usted, Hermida.
-Disculpe, Directora, pero este mes ya he cumplido las misiones que me tocaban.
-Sí, lo sé. Pero esta es una misión al margen de la academia. ¿Es necesario que le recuerde bajo que motivos se encuentra en esta institución?
-No, por supuesto que no- el chico suspira. Él no era un simple alumno-. Y dígame, ¿de qué se trata?
-Verá, es necesario que capture a esta hechicera con vida- le entrega una carpeta, que Hermida no tarde en abrir y leer.
-Iris Parker... ¿Debería sonarme?
-No. Toda la información la tiene en la carpeta. Y ahora, váyase y no tarde en traérmela aquí. Recuerde, la quiero con vida.
-Sí, señora.
El chico sale de la habitación y suspira. También había sido una misión el motivo por el cual él había entrado en la academia...

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