Pasara casi media hora hasta que Marc volvió a hablar. Durante ese tiempo sólo se había puesto a dar vueltas por el salón, mientras, Erica lo miraba, sin decir nada, esperando a que fuera el chico quien empezara a hablar de nuevo, no quería atosigarlo.
-¿Entonces los vampiros estáis en guerra?- se dirigió a ella, pero aún sin acercarse demasiado.
-No exactamente, no es una guerra directa. Más bien ciertos humanos nos intentan dar caza- lo miraba, sonriente-. Eso si, hubo varias guerras entre ambas especies.
-A parte de los humanos, ¿hay alguna raza más en nuestra contra?
-Por supuesto- se ríe-. Los ángeles, bueno, ellos ya tienen mucho con los demonios. Eso me recuerda a que jamás de los jamases te fíes de uno y menos si es una mujer.
-¿Qué van a hacer? ¿Intentar engañarme para que les venda mi alma?- lo dijo con un tono sarcástico.
-¡Ja! Eso es muy de televisión y películas- le sonríe de forma tierna-. Ellas intentarán matarte, como las sirenas... No sabría que raza es más puñetera para los hombres...
-No me cambies de tema, anda, ¿quiénes está en nuestra contra?
-¡Ah, si! Perdona.
>>Pues verás, como es obvio, nuestros mayores enemigos son los hombres lobos. Es una larga historia que ya te contaré más adelante, cuando seas un vampiro completo.
-¿Un vampiro completo? ¿Y ahora qué soy? ¿Un chiste?
-No hombre... Sólo que aún no eres completamente un vampiro, aún tienes alma y envejecerás. Aunque eso si, a parte de alimentarte como un simple humano también necesitarás beber sangre humana, o de un animal, de lo que prefieras.
-Entiendo... ¿Y cómo me convertiré en un auténtico vampiro?
-¿No es obvio?
-No- contestó de forma seria.
-Marc, para ser un auténtico vampiro, debes morir, Marc.
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