Marc dormía destapado y boca abajo sobre la cama mientras que Erica estaba sentada a su lado, esperando a que el chico despertara. La chica le sonreía y esperaba con ansia a que el joven se despertara, le gustaba pasar tiempo con él, desde que lo había encontrado, su fuga, en cierta medida, se había vuelto más llevadera y tenía curiosidad por comenzar su entrenamiento.
Pasaron aún unas pocas horas más hasta que Marc se despertó y bostezando, se fijó en que Erica estaba sentada a su lado.
-Erica... ¿Qué haces aquí?
-Buenos días guapo. Esperar a que te despertaras, ¿no es obvio?
-¿Has estado aquí todo el rato?
-Sí. Venga, levántate y vístete y desayuna rápido.
Dicho esto la vampiresa salió de la habitación, dejando al chico bastante incrédulo, seguía sin entender a aquella chica.
En menos de quince minutos Marc ya se había reunido con Erica en el jardín.
-Bueno, ¿y qué vamos a hacer?- Le preguntó a su entrenadora.
-Hoy no haremos muchos, solo quiero comprobar de lo que eres capaz de hacer actualmente.
Él asintió y comenzó de inmediato su entrenamiento. Lo primero que hicieron fue correr un poco por el pueblo, pero, el chico, en seguida se agotaba, no tenía demasiado aguante. Siguieron con algunos estiramientos y, como Erica ya se imaginaba, el chico no era demasiado flexible.
-Vamos cielo, aguanta un poco más- le animaba ella sonriente.
Tras hacer una pequeña pausa para comer siguieron con los entrenamientos. Marc levantaba las pesas mejor de lo que la chica se imaginaba, para no ser un chico muy musculado ni deportista, tenía más fuerza de lo que parecía, ese hecho animó a Erica. El joven aguantó bastante tiempo haciendo pesas hasta que, agotado, las dejó en el suelo y miró a la chica con cara cansada.
-¿Queda algo más hoy?
-Me temo que sí- le sonrió una vez más ella-. Pelear un poco contra mi.
Él asintió y poniéndose en pie, empezó su ataque a su entrenadora. Erica era mucho más rápida que él, por lo que los ataques del chico jamás llegaban a tocarla si quiera. Divertida, decidió ser ella la atacante y comprobar la rapidez y los reflejos del chico. Con un movimiento rápido se agachó y estirando su pierna mientras giraba derribó al chico, lo que no se esperaba y la hizo caer era que Marc la agarrase en el último momento. Ambos, estando uno encima del otro, se empezaron a reír y, tras un pequeña mirada a los ojos, se besaron.
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