Había pasado una semana desde que Sam se había ido con su padre para poder investigar acerca de aquella supuesta maldición que le impedía tener una relación normal con su novio. Durante toda aquella semana Taku no salió de su habitación y apenas había hablado con Nana y Gaziel.
El chico se encontraba tirado en cama boca abajo cuando escuchó como alguien llamaba a la puerta de su habitación. Sin moverse, abrió la puerta desde la cama, con un leve movimiento de mano y usando su magia. Al otro lado una chica morena le sonreía de lado, pero él ni siquiera la miraba, pues seguía boca abajo.
-¿Así es como recibes a tu novia después de una semana?
-¡Sam!- Al escuchar la voz de su chica, el vampiro saltó de la cama y la cogió entre sus brazos, abrazándola con fuerza y la besó con pasión.
-Hola amor, ¿me echabas de menos?- La chica le sonreía cálidamente mientras le acariciaba la mejilla.
-¿Qué si te echaba de menos?- Volvió a besar a su novia antes de volver a responderle-. ¿Cómo no iba a hacerlo? Llevo una semana sin ti.
-Lo siento amor. Pero al menos he encontrado los libros de los que nuestros padres hablaban, y he estado estudiando el contenido del que estaba en posesión de mi padre. El otro está aquí, en la biblioteca, bueno, realmente ahora está en mi mochila.
La chica se sentó en la cama de su novio y éste se sentó a su lado, abrazándola.
-¿Y bien? ¿Qué pone en el libro?
-Verás...- Sam apoyó la cabeza sobre el hombre de Taku y cerró los ojos antes de contarle el contenido del libro-. Desgraciadamente he de decirte que ni tu madre ni mi padre nos mintieron ni exageraron acerca de las consecuencias de nuestra relación.
-Entonces... ¿No podemos estar juntos? ¿No hay ninguna solución?- Le preguntó el chico con un tono suave y bajo que mostraba lo dolido y disgustado que se sentía tras recibir esa información.
-Sí hay solución. Debemos hablar con ellos.
-¡Pero si están muertos! ¿Cómo vamos a poder hablar con ellos, Sam?
La chica se rió antes de responderle, pero, a Taku no le hizo ninguna gracia que su novia se riera con algo que podría destrozar su relación.
-Amor, ¿te olvidas que soy un demonio? Ya deberías saber que invocar muertos no me cuesta nada. Salvo que estos no son como los demás y hay que hacerlo de una forma diferente, por eso necesito ambos libros.
-¡Pues hablemos ya con ellos!
-No podemos hacerlo hasta dentro de 6 meses.
-¿Seis meses?, ¿por qué?
-Al parecer ellos no llegaron a durar eso, pues su relación se rompió antes- sonríe apenada antes de seguir con su relato-, así que, para nuestros ancestros, a partir de ese tiempo se demuestra que una relación es pura.
-¡Menuda gilipollez! Muchas relaciones se rompen después de ese tiempo.
-Ya lo sé, amor, pero, aguantaremos.
El chico asintió y le dio un pequeño beso en los labios.
-Amor, eres la mejor, enserio. ¿Qué quieres hacer ahora?
-Me duele la espalda del estrés de esta semana. ¿Puedes darme un masaje?
-Claro, acuéstate.
Sam se acostó boca abajo y Taku empezó a pasar sus manos por la espalda de la chica, masajeándosela y relajándole los músculos.
No había pasado mucho cuando alguien llamó a la puerta.
-¿Y ahora quién es?- Preguntó Taku mientras se dirigía a la puerta para abrirla.
-Takumu Arai- el que estaba al otra lado de la puerta miró hacia el interior de la habitación-. Un viaje que me ahorro. Takumu, Samantha. Habéis sido expulsados de la academia. Tenéis una hora para recoger vuestras cosas y marcharos.
-¿Por qué?- Quiso saber el chico.
-Orden directa de tu madre, al parecer habéis incumplido muchas de las normas de la academia. Cosa que me creo, pues Samantha se encuentra en tu cuarto fuera del horario permitido- el chico se rió con ganas y añadió-. Al fin se hace justicia.
El miembro del consejo escolar se alejó de allí antes que ninguno de los dos pudiera añadir nada.
-Esa vieja es una zorra- gruñó Taku-. Ahora mismo iré a hablar con ella.
-No amor, es igual. Bueno, iré a guardar mis cosas. ¿Nos vemos en una hora en la entrada?
-Sí. Pero Sam, ¿no quieres quedarte y acabar tus estudios?
-No. Odio este sitio, sólo me quedaba porque estabas tú.
Taku sonrió y besó a su novia. Tras separarse, Sam cogió su mochila y se dirigió a su cuarto para recoger sus cosas.
Mi pequeño lugar seguro en donde dejo volar mi imaginación con diferentes historias y en el que escribo lo que siento.
martes, 30 de diciembre de 2014
miércoles, 24 de diciembre de 2014
Vida repetitiva
Cada día es una copia exacta del anterior, la monotonía se hace agotadora y deprimente. No cambia nada, todo es igual y repetitivo. Mismas bromas, mismas canciones, mismas personas vistiendo todas exactamente igual, sin cambia siquiera el color de las prendas. Y todos ellos con unas idénticas sonrisas en sus rostros, como copias salidas de un mismo molde.
El cansancio va en aumento, impidiendo hacer nuevas cosas y sólo permitiendo realizar las mismas actividades diarias. La lucha contra la rutina cada vez es más complicada y va haciendo imposible ser diferente a los demás.
Caminando por la calle cada vez se encuentra con menos diferencias entre sus vecinos. Hasta sus perros caminan y ladran igual. Pasa la mirada por cada persona, buscando una seña de identidad que los distinga unos de otros, pero, desgraciadamente, hasta tienen las mismas pecas en la cara.
Los días siguen pasando y, a pesar de su continua lucha, él empieza a ser como el resto del mundo. Su ropa es igual a la de los demás, su móvil tiene las misma melodías que las de sus compañeros de trabajo. Sus bromas son las mismas que otros había hecho ese mismo día y su risa empieza a ser igual que la de los demás. Poco a poco él también se empieza a convertir en otra copia sacada del mismo molde que los demás. Ya sólo le queda su distintivo color de pelo y su corte irregular.
El tiempo sigue pasando y él ya no se diferencia entre la multitud. Sus movimientos son como los de los demás, ya nada en él es único.
La gente de la calle pasea en la misma dirección y caminando a un ritmo común, sin variaciones en sus movimientos. En cada edificio se escuchan las mismas conversaciones, los mismos chistes y las mismas lecciones. Poco a poco, la sociedad fue amoldando a toda su población hasta convertirlos en sus muñecos a los que transforma como ella quiere.
Finalmente, toda su vida es repetitiva.
El cansancio va en aumento, impidiendo hacer nuevas cosas y sólo permitiendo realizar las mismas actividades diarias. La lucha contra la rutina cada vez es más complicada y va haciendo imposible ser diferente a los demás.
Caminando por la calle cada vez se encuentra con menos diferencias entre sus vecinos. Hasta sus perros caminan y ladran igual. Pasa la mirada por cada persona, buscando una seña de identidad que los distinga unos de otros, pero, desgraciadamente, hasta tienen las mismas pecas en la cara.
Los días siguen pasando y, a pesar de su continua lucha, él empieza a ser como el resto del mundo. Su ropa es igual a la de los demás, su móvil tiene las misma melodías que las de sus compañeros de trabajo. Sus bromas son las mismas que otros había hecho ese mismo día y su risa empieza a ser igual que la de los demás. Poco a poco él también se empieza a convertir en otra copia sacada del mismo molde que los demás. Ya sólo le queda su distintivo color de pelo y su corte irregular.
El tiempo sigue pasando y él ya no se diferencia entre la multitud. Sus movimientos son como los de los demás, ya nada en él es único.
La gente de la calle pasea en la misma dirección y caminando a un ritmo común, sin variaciones en sus movimientos. En cada edificio se escuchan las mismas conversaciones, los mismos chistes y las mismas lecciones. Poco a poco, la sociedad fue amoldando a toda su población hasta convertirlos en sus muñecos a los que transforma como ella quiere.
Finalmente, toda su vida es repetitiva.
domingo, 21 de diciembre de 2014
7: ¿Ahora tú también?
El padre de Sam se acercaba a ellos, con un caminar firme y decidido, lo que hizo que los chicos se pararan, sabían que no les quedaba otra que escuchar aquello que les quería contar.
-¿Ahora tú también vienes a decirnos que no podemos estar juntos, viejo?- Sam fulminaba a su padre con la mirada, estaba enfadada, sólo quería pasar lo que quedaba de día tranquila junto a su novio.
-Sí. Lo siento Samantha pero Takumu y tú no podréis estar juntos nunca.
-¿Por qué? ¿Tú qué sabrás de lo que podemos o no podemos hacer?
-Sé mucho más de lo que vosotros sabéis- el señor Night miraba a ambos chicos-. Y por eso te prohíbo que salgas con él.
-A diferencia de ti, yo no odio a los vampiros- le espetó la demonio a su padre. Miró a su suegra y gruñendo le dijo- si tanto me odiabas, ¿por qué permitiste que entrara en esta academia?
-Porque no sabía quién era tu padre, además, el tema de las matriculas lo lleva mi hija- le respondió de forma borde-. Y si somos enemigos es por algo. Y sobre todo la familia Night y la Arai.
Mientras los tres discutían, la madre de Taku se les acercó para unirse al bando del padre de Sam, por una vez los enemigos debería aliarse para lograr conseguir lo que querían.
-Y esa enemistad es necesaria que siga existiendo- afirmó la señora Arai al llegar hacia ellos.
-¡Eso a nosotros nos importa una mierda!- les gritó Taku, su enfado seguía en aumento, no soportaba la ceguedad que presentaba su madre y su suegro ante la idea de que él y Sam fueran pareja.- Dadnos buenos motivos por los cuales no podamos estar juntos y, si me parecen lo suficientemente convincentes, acabaré con mi relación con Sam- antes de que su novia pudiera hablar la tranquilizó de forma mental: "tranquila amor, ni loco te dejaría".
Ambos padres se miraron y suspiraron.
-Cuéntaselo tú- le dijo el señor Night a la madre de Taku.
-Está bien, si no queda otra, os diré por qué jamás un Arai podrá estar con un Night.
>>Veréis, hace siglos, vuestros antepasados también empezaron a salir, pero, no sé por qué, su relación acabó mal y comenzó una rivalidad entre ambas familias.
-Menuda gilipollez- le interrumpió su hijo-. Que se odiaran ellos no quiere decir que lo vayamos a hacer Sam y yo, no somos ellos, yo jamás podría llevarme mal con ella.
-¿Quieres dejarme acabar?- Miró con enfado a su hijo y prosiguió con su relato-. A parte de comenzar su rivalidad, impusieron una maldición para que jamás ninguno de sus descendientes pudieran estar juntos. Lo que dicen los libros son que, si llegan a estar juntos, acabaría con el mundo existente.
Taku se empezó a reír, mientras que su novia escuchaba de forma atenta todo lo que la señora Arai les contaba.
-¡Venga ya! Eso no se lo cree nadie. Sam y yo estamos juntos y... ¡Oh! Espera... ¡Pero si seguimos todos vivos!- Volvió a reírse sin parar.
-No se referían a estar juntos de esa forma, sino... Mucho más juntos...- Le explicó el señor Night.
-Vamos, que por culpa de dos putos viejos no me puedo tirar a mi novia, ¿no?
-Eso mismo.
-Pues no me lo creo.
-Amor... - Le susurró Sam-. ¿Y si es cierto? No quiero que te pase nada...
-¿Y qué me va a pasar? ¿Que me muera? ¡Venga ya Sam! No te creas esa gilipollez.
-Deja que yo misma lo vea en los libros. Dame una semana.
El chico suspiró, sabía que cuando su novia se empeñaba en hacer algo no paraba hasta que lo conseguía y lograba acabarlo.
-Está bien...
-Gracias- se dirigió esta vez a la Directora-. ¿Puedo ausentarme una semana?
-Por mi como si no vuelves nunca más.
Asintiendo, se despidió de su novio con un beso y se fue junto a su padre a su vieja mansión infernal, dejando a Taku solo junto a su madre.
-¿Ahora tú también vienes a decirnos que no podemos estar juntos, viejo?- Sam fulminaba a su padre con la mirada, estaba enfadada, sólo quería pasar lo que quedaba de día tranquila junto a su novio.
-Sí. Lo siento Samantha pero Takumu y tú no podréis estar juntos nunca.
-¿Por qué? ¿Tú qué sabrás de lo que podemos o no podemos hacer?
-Sé mucho más de lo que vosotros sabéis- el señor Night miraba a ambos chicos-. Y por eso te prohíbo que salgas con él.
-A diferencia de ti, yo no odio a los vampiros- le espetó la demonio a su padre. Miró a su suegra y gruñendo le dijo- si tanto me odiabas, ¿por qué permitiste que entrara en esta academia?
-Porque no sabía quién era tu padre, además, el tema de las matriculas lo lleva mi hija- le respondió de forma borde-. Y si somos enemigos es por algo. Y sobre todo la familia Night y la Arai.
Mientras los tres discutían, la madre de Taku se les acercó para unirse al bando del padre de Sam, por una vez los enemigos debería aliarse para lograr conseguir lo que querían.
-Y esa enemistad es necesaria que siga existiendo- afirmó la señora Arai al llegar hacia ellos.
-¡Eso a nosotros nos importa una mierda!- les gritó Taku, su enfado seguía en aumento, no soportaba la ceguedad que presentaba su madre y su suegro ante la idea de que él y Sam fueran pareja.- Dadnos buenos motivos por los cuales no podamos estar juntos y, si me parecen lo suficientemente convincentes, acabaré con mi relación con Sam- antes de que su novia pudiera hablar la tranquilizó de forma mental: "tranquila amor, ni loco te dejaría".
Ambos padres se miraron y suspiraron.
-Cuéntaselo tú- le dijo el señor Night a la madre de Taku.
-Está bien, si no queda otra, os diré por qué jamás un Arai podrá estar con un Night.
>>Veréis, hace siglos, vuestros antepasados también empezaron a salir, pero, no sé por qué, su relación acabó mal y comenzó una rivalidad entre ambas familias.
-Menuda gilipollez- le interrumpió su hijo-. Que se odiaran ellos no quiere decir que lo vayamos a hacer Sam y yo, no somos ellos, yo jamás podría llevarme mal con ella.
-¿Quieres dejarme acabar?- Miró con enfado a su hijo y prosiguió con su relato-. A parte de comenzar su rivalidad, impusieron una maldición para que jamás ninguno de sus descendientes pudieran estar juntos. Lo que dicen los libros son que, si llegan a estar juntos, acabaría con el mundo existente.
Taku se empezó a reír, mientras que su novia escuchaba de forma atenta todo lo que la señora Arai les contaba.
-¡Venga ya! Eso no se lo cree nadie. Sam y yo estamos juntos y... ¡Oh! Espera... ¡Pero si seguimos todos vivos!- Volvió a reírse sin parar.
-No se referían a estar juntos de esa forma, sino... Mucho más juntos...- Le explicó el señor Night.
-Vamos, que por culpa de dos putos viejos no me puedo tirar a mi novia, ¿no?
-Eso mismo.
-Pues no me lo creo.
-Amor... - Le susurró Sam-. ¿Y si es cierto? No quiero que te pase nada...
-¿Y qué me va a pasar? ¿Que me muera? ¡Venga ya Sam! No te creas esa gilipollez.
-Deja que yo misma lo vea en los libros. Dame una semana.
El chico suspiró, sabía que cuando su novia se empeñaba en hacer algo no paraba hasta que lo conseguía y lograba acabarlo.
-Está bien...
-Gracias- se dirigió esta vez a la Directora-. ¿Puedo ausentarme una semana?
-Por mi como si no vuelves nunca más.
Asintiendo, se despidió de su novio con un beso y se fue junto a su padre a su vieja mansión infernal, dejando a Taku solo junto a su madre.
¡Al fin vacaciones!
Finalmente después de 3 meses toca un poco de descanso, aunque, desgraciadamente, siempre toca trabajar un poco en las vacaciones.
Estos 15 días por fin tendré tiempo para escribir de forma más habitual en el Blog, que ya lo tenía demasiado parado, apenas he publicado nada en estos meses. Pero ahora ya podré volver a escribir mis historias y dejar volar mi imaginación, aunque no tanto como realmente me gustaría ya que hay trabajos escolares que hacer o reuniones familiares.
Ya no me queda más que decir, excepto...
¡FELIZ NAVIDAD A TODOS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!
Un saludo,
Samy Night
Estos 15 días por fin tendré tiempo para escribir de forma más habitual en el Blog, que ya lo tenía demasiado parado, apenas he publicado nada en estos meses. Pero ahora ya podré volver a escribir mis historias y dejar volar mi imaginación, aunque no tanto como realmente me gustaría ya que hay trabajos escolares que hacer o reuniones familiares.
Ya no me queda más que decir, excepto...
¡FELIZ NAVIDAD A TODOS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!
Un saludo,
Samy Night
martes, 25 de noviembre de 2014
¡No me he olvidado de esto!
¡Hola a todos!
Sí, ya sé que llevo mucho sin escribir, pero, como ya había explicado con anterioridad, por motivos escolares apenas tengo tiempo para poder escribir y, si tengo tiempo, estoy tan agotada que no se me ocurre nada que valga la pena publicar,
Como también había explicado antes, tengo pensado seguir escribiendo siempre que pueda y, como no, mis publicaciones serán otra vez más numerosas cuando tenga las deseadas y esperadísimas vacaciones de navidad.
Así que, en menos de un mes volveré a escribir con regularidad.
Un saludo a todos,
Samy Night.
Sí, ya sé que llevo mucho sin escribir, pero, como ya había explicado con anterioridad, por motivos escolares apenas tengo tiempo para poder escribir y, si tengo tiempo, estoy tan agotada que no se me ocurre nada que valga la pena publicar,
Como también había explicado antes, tengo pensado seguir escribiendo siempre que pueda y, como no, mis publicaciones serán otra vez más numerosas cuando tenga las deseadas y esperadísimas vacaciones de navidad.
Así que, en menos de un mes volveré a escribir con regularidad.
Un saludo a todos,
Samy Night.
jueves, 6 de noviembre de 2014
Ataque de ansiedad
El tiempo pasa. los sentimientos cambian. Dolor por indiferencia. Indiferencia por una fingida alegría.
Una sonrisa se empieza a dibujar en el rostro. Una sonrisa que no refleja sentimiento alguno. Una risa que intenta camuflar el sonido del llanto.
Demasiado ruido. Empieza a ser molesto. Se tapa los oídos con las manos, pero aún así, el espantoso sonido traspasa su piel hasta penetrar dentro de su cabeza. Quiere silencio, pero no lo encuentra.
La cabeza le empieza a estallar. Le cuesta más respirar. Agobio, tensión y ansiedad. Su respiración empieza a ser entrecortada.
Quiere gritar. Escapar de todos. Irse lejos y ser libre. Pero no puede. Está encerrada y con los músculos tensos.
Siente como las paredes se van estrechando y el techo va cayendo. Hay menos espacio en el que moverse. Nota como cada vez queda menos aire.
Cierra los ojos. Intenta relajarse. Respira profunda y lentamente. Su cuerpo empieza a relajarse.
Abre los ojos. Sonríe. Observa como sus amigos se ríen. Se ríe con ellos y vuelve a fingir que no pasa nada, que todo va bien.
Una sonrisa se empieza a dibujar en el rostro. Una sonrisa que no refleja sentimiento alguno. Una risa que intenta camuflar el sonido del llanto.
Demasiado ruido. Empieza a ser molesto. Se tapa los oídos con las manos, pero aún así, el espantoso sonido traspasa su piel hasta penetrar dentro de su cabeza. Quiere silencio, pero no lo encuentra.
La cabeza le empieza a estallar. Le cuesta más respirar. Agobio, tensión y ansiedad. Su respiración empieza a ser entrecortada.
Quiere gritar. Escapar de todos. Irse lejos y ser libre. Pero no puede. Está encerrada y con los músculos tensos.
Siente como las paredes se van estrechando y el techo va cayendo. Hay menos espacio en el que moverse. Nota como cada vez queda menos aire.
Cierra los ojos. Intenta relajarse. Respira profunda y lentamente. Su cuerpo empieza a relajarse.
Abre los ojos. Sonríe. Observa como sus amigos se ríen. Se ríe con ellos y vuelve a fingir que no pasa nada, que todo va bien.
viernes, 17 de octubre de 2014
6: Déjanos en paz, vieja
La persona que había interrumpido la pelea de ambos chicos, era la directora de la academia. Tenía cara de estar bastante enfada.
-Takumu, ¿se puede saber qué hacías atacando a un miembro del consejo escolar?
-¡Ha intentado atacar a mi novia! ¡Y no pienso permitir que nadie la toque!- Los ojos del chico estaban del color de la sangre.
-Parece que no quieres hacerte a la idea de que tú y ella no podéis seguir juntos.
-¿Y eso por qué?
-No te lo pienso decir, no lo entenderías.
-Aquí la única que no entiende algo eres tú. Entiende de una vez que voy a seguir con Sam- mira a su madre con dureza, el cabreo que sentía iba en aumento.
-Por encima de mi cadáver.
-No me lo digas dos veces- Taku se empezó a reír y la golpeó en la boca del estómago.
Incrédula, su madre no tuvo tiempo a esquivar el primer ataque de su hijo. Ambos se miraban con odio. El chico que pertenecía al consejo escolar intentó intervenir para defender a su directora pero, Sam, se lo impidió deteniéndolo mediante magia.
-¡¿Pero que haces, idiota?!- el chico la fulminaba con la mirada sin ser capaz de deshacerse del conjuro de la joven demonio.
-¿No es obvio? Impedirte que te metas en una pelea que no va contigo.
-¿Y tú te vas a mantener al margen?
Sam no llegó a contestarle, ya que la respuesta era más que obvia. Se limitó a ver como su novio se enfrentaba a la directora de la academia a la que ambos pertenecían. Ambos parecían cabreados y no tenían pinta de no querer detenerse sin llegar a lograr su objetivo.
La pierna de Taku impactó en el pecho de su madre, lanzándola contra el muro de piedra, el cual, por la fuerza del golpe, se partió.
-¿No ves que jamás serás capaz de pararme, maldita vieja?- El joven vampiro se reía mientras se acercaba a su madre, para seguir con su ataque.
-¿Y tú jamás entenderás que esa maldita demonio no te conviene?
-Estoy con quien a mi me da la puta gana, entiéndelo de una vez.
El cuerpo de Taku comenzó a cambiar a la par que caminaba, sus colmillos crecieron al igual que su pelo, que tomó un tono blanquecino.
-¡Joder! ¡Ese tío es un maldito monstruo!- El joven miembro del consejo escolar parecía asustado, pero seguía bajo el hechizo de Sam y, por más que lo intentaba, no era capaz de escapar- ¿Y la directora pretendía que me enfrentara a él?
Sam sonrío y se rió de forma alegre y divertida antes de contestarle.
-No le gusta que toquen a su chica, ¿no es un amor?
-¿Un amor? ¿Pero tú estás loca? ¿Cómo alguien puede salir con semejante bestia?
-Si, loca por él. Pero a mi jamás me haría nada- con un leve movimiento de mano liberó al chico del conjuro-. Lárgate antes de que quiera acabar contigo.
Éste huyó mientras Taku seguía peleando con su madre, la cual sólo parecía defenderse de los ataques de su hijo, sin llegar a atacarlo de forma directa.
Los golpes del vampiro eran cada vez más rápidos y precisos, con lo cual a la directora le costaba más defenderse y le era imposible llegar a rozar a su hijo con uno de sus ataques.
Finalmente, Sara, la madre de Taku, logró golpear a su hijo, cosa que provocó en este un mayor enfado y que la agrediera con mayor agresividad. Esquivando el nuevo ataque de su madre, el joven la agarró del cuello y la lanzó contra el muro y la inmovilizó mediante magia. Se acercó a ella lentamente y le pisó con fuerza el pecho, aplastándoselo ligeramente.
-¿Y ahora qué, madre? ¿Sigues con esos aires de superioridad?- Se río de forma sádica, dispuesto a acabar con ella de forma definitiva.
Mas no pudo, su novia lo había abrazado y besado, tranquilizándolo y haciendo que volviese a su aspecto humano.
-Amor, déjala estar, por favor, ante todo es tu madre.
-Está bien, Sam. Será mejor que volvamos.
-Claro.
Se giraron, volviendo hacia los dormitorios, pero alguien los esperaba a pocos metros de allí, obligándolos a quedarse.
-Takumu, ¿se puede saber qué hacías atacando a un miembro del consejo escolar?
-¡Ha intentado atacar a mi novia! ¡Y no pienso permitir que nadie la toque!- Los ojos del chico estaban del color de la sangre.
-Parece que no quieres hacerte a la idea de que tú y ella no podéis seguir juntos.
-¿Y eso por qué?
-No te lo pienso decir, no lo entenderías.
-Aquí la única que no entiende algo eres tú. Entiende de una vez que voy a seguir con Sam- mira a su madre con dureza, el cabreo que sentía iba en aumento.
-Por encima de mi cadáver.
-No me lo digas dos veces- Taku se empezó a reír y la golpeó en la boca del estómago.
Incrédula, su madre no tuvo tiempo a esquivar el primer ataque de su hijo. Ambos se miraban con odio. El chico que pertenecía al consejo escolar intentó intervenir para defender a su directora pero, Sam, se lo impidió deteniéndolo mediante magia.
-¡¿Pero que haces, idiota?!- el chico la fulminaba con la mirada sin ser capaz de deshacerse del conjuro de la joven demonio.
-¿No es obvio? Impedirte que te metas en una pelea que no va contigo.
-¿Y tú te vas a mantener al margen?
Sam no llegó a contestarle, ya que la respuesta era más que obvia. Se limitó a ver como su novio se enfrentaba a la directora de la academia a la que ambos pertenecían. Ambos parecían cabreados y no tenían pinta de no querer detenerse sin llegar a lograr su objetivo.
La pierna de Taku impactó en el pecho de su madre, lanzándola contra el muro de piedra, el cual, por la fuerza del golpe, se partió.
-¿No ves que jamás serás capaz de pararme, maldita vieja?- El joven vampiro se reía mientras se acercaba a su madre, para seguir con su ataque.
-¿Y tú jamás entenderás que esa maldita demonio no te conviene?
-Estoy con quien a mi me da la puta gana, entiéndelo de una vez.
El cuerpo de Taku comenzó a cambiar a la par que caminaba, sus colmillos crecieron al igual que su pelo, que tomó un tono blanquecino.
-¡Joder! ¡Ese tío es un maldito monstruo!- El joven miembro del consejo escolar parecía asustado, pero seguía bajo el hechizo de Sam y, por más que lo intentaba, no era capaz de escapar- ¿Y la directora pretendía que me enfrentara a él?
Sam sonrío y se rió de forma alegre y divertida antes de contestarle.
-No le gusta que toquen a su chica, ¿no es un amor?
-¿Un amor? ¿Pero tú estás loca? ¿Cómo alguien puede salir con semejante bestia?
-Si, loca por él. Pero a mi jamás me haría nada- con un leve movimiento de mano liberó al chico del conjuro-. Lárgate antes de que quiera acabar contigo.
Éste huyó mientras Taku seguía peleando con su madre, la cual sólo parecía defenderse de los ataques de su hijo, sin llegar a atacarlo de forma directa.
Los golpes del vampiro eran cada vez más rápidos y precisos, con lo cual a la directora le costaba más defenderse y le era imposible llegar a rozar a su hijo con uno de sus ataques.
Finalmente, Sara, la madre de Taku, logró golpear a su hijo, cosa que provocó en este un mayor enfado y que la agrediera con mayor agresividad. Esquivando el nuevo ataque de su madre, el joven la agarró del cuello y la lanzó contra el muro y la inmovilizó mediante magia. Se acercó a ella lentamente y le pisó con fuerza el pecho, aplastándoselo ligeramente.
-¿Y ahora qué, madre? ¿Sigues con esos aires de superioridad?- Se río de forma sádica, dispuesto a acabar con ella de forma definitiva.
Mas no pudo, su novia lo había abrazado y besado, tranquilizándolo y haciendo que volviese a su aspecto humano.
-Amor, déjala estar, por favor, ante todo es tu madre.
-Está bien, Sam. Será mejor que volvamos.
-Claro.
Se giraron, volviendo hacia los dormitorios, pero alguien los esperaba a pocos metros de allí, obligándolos a quedarse.
jueves, 2 de octubre de 2014
Mensaje no enviada
Hace ya un par de horas que no se conectaba, la chica aprovechó para dejarle un mensaje en el chat de Facebook. Teclea, dudosa, un mensaje para ese chico:
Hola.
Sé de sobra que ahora no estás conectado y que tampoco lo estarás hasta dentro de unas horas, pero, lo que te quiero decir es algo que no sería capaz de contártelo cara a cara o sabiendo que lees según yo escribo.
Desde hace ya mucho tiempo que estoy enamorada de ti, sí, ya sé que esto te lo contara Mat, pero creo que ha llegado el momento en que sea yo misma la que te haga saber lo que realmente siento por ti. Así que, aquí estoy, confesándote por escrito que me gustas, Eric, y cada día me siento más atraída por ti. No pasa ni un solo segundo en el que no seas el protagonista de todos y cada uno de mis pensamientos.
Siento una enrome tristeza al saber que tú y yo nunca seremos nada más que lo que ya somos. unos muy buenos amigos, quizás inseparables, pero no tanto como a mí me gustaría.
El tiempo pasa y mi mayor sueño no llega a cumplirse. Te veo allí, con esa sonrisa que me enamora y esa mirada que consigue que me pierda en ella. Desearía ser capaz de alcanzarte, llegar a ser todo aquello que te mereces, ser tu chica, a la que ames con locura y hagas todo por ella.
No dejo de soñar que estamos juntos, sin nadie que nos moleste, felices en nuestro mundo y alejados de los problemas del resto, sonrientes, enamorados y alocados. Sueño en que pintamos estrellas amarillas en el azul techo de mi habitación, que te hago una pequeña mancha con el pincel lleno de pintura, que tú finges enfado y me acabas besando como nunca lo habías hecho. Sueño con que me quedo dormida entre tus musculados brazos, que me pegas a ti, acariciándome la mejilla y protegiendo, que cuando me despierto, me susurras al oído lo mucho que me quieres.
Mis mejillas se inundan de lágrimas al saber que todo eso no es real, que es una fantasía creada por mi mente, que todo lo que anhelo, nunca llegará a mí.
Eric, te quiero y desearía estar contigo, en que me hicieras tuya y me sacaras una sonrisa.
Quizás sea demasiado tarde para decirte todo esto, o quizás no, pero yo ya no podía seguir en silencio. Sólo quiero saber qué es lo que sientes tú por mi...
Tras terminar de escribir, manda el mensaje, aún con los dedos temblorosos, sin mirar la pantalla del ordenador, se tira hacia atrás y decide ir a por algo de beber.
En lo que ella no se había fijado, es que había aparecido un mensaje que indicaba: "mensaje no enviada" y que sus sentimientos, se quedaría perdidos en la red.
Hola.
Sé de sobra que ahora no estás conectado y que tampoco lo estarás hasta dentro de unas horas, pero, lo que te quiero decir es algo que no sería capaz de contártelo cara a cara o sabiendo que lees según yo escribo.
Desde hace ya mucho tiempo que estoy enamorada de ti, sí, ya sé que esto te lo contara Mat, pero creo que ha llegado el momento en que sea yo misma la que te haga saber lo que realmente siento por ti. Así que, aquí estoy, confesándote por escrito que me gustas, Eric, y cada día me siento más atraída por ti. No pasa ni un solo segundo en el que no seas el protagonista de todos y cada uno de mis pensamientos.
Siento una enrome tristeza al saber que tú y yo nunca seremos nada más que lo que ya somos. unos muy buenos amigos, quizás inseparables, pero no tanto como a mí me gustaría.
El tiempo pasa y mi mayor sueño no llega a cumplirse. Te veo allí, con esa sonrisa que me enamora y esa mirada que consigue que me pierda en ella. Desearía ser capaz de alcanzarte, llegar a ser todo aquello que te mereces, ser tu chica, a la que ames con locura y hagas todo por ella.
No dejo de soñar que estamos juntos, sin nadie que nos moleste, felices en nuestro mundo y alejados de los problemas del resto, sonrientes, enamorados y alocados. Sueño en que pintamos estrellas amarillas en el azul techo de mi habitación, que te hago una pequeña mancha con el pincel lleno de pintura, que tú finges enfado y me acabas besando como nunca lo habías hecho. Sueño con que me quedo dormida entre tus musculados brazos, que me pegas a ti, acariciándome la mejilla y protegiendo, que cuando me despierto, me susurras al oído lo mucho que me quieres.
Mis mejillas se inundan de lágrimas al saber que todo eso no es real, que es una fantasía creada por mi mente, que todo lo que anhelo, nunca llegará a mí.
Eric, te quiero y desearía estar contigo, en que me hicieras tuya y me sacaras una sonrisa.
Quizás sea demasiado tarde para decirte todo esto, o quizás no, pero yo ya no podía seguir en silencio. Sólo quiero saber qué es lo que sientes tú por mi...
Tras terminar de escribir, manda el mensaje, aún con los dedos temblorosos, sin mirar la pantalla del ordenador, se tira hacia atrás y decide ir a por algo de beber.
En lo que ella no se había fijado, es que había aparecido un mensaje que indicaba: "mensaje no enviada" y que sus sentimientos, se quedaría perdidos en la red.
martes, 23 de septiembre de 2014
Vuelta al cole
Hace exactamente una semana que he empezado las clases de nuevo, otro año más en 2º de bachillerato. Nuevos profesores y otros que se repiten. Horas libres y otras más duras. Nu y eevos compañeros y otra vez con algunos de otros años.
El curso se vuelve a presentar duro, con apenas tiempo libre, muchos exámenes y trabajos. Por ello, posiblemente, deje de publicar tanto como en las vacaciones, pero eso no me quita de hacer algo que me gusta.
Los ánimos, bueno, como los de cada años, con miedo del curso y el terror de volver a fastidiarla.
Aún así, espero pasar bien este nuevo curso y disfrutar de mis vacaciones y volver a retomar mis publicaciones con mayor constancia.
Así que, perdón si pasan días, o incluso semanas, sin que publique nada.
Un saludo,
Samy Night
El curso se vuelve a presentar duro, con apenas tiempo libre, muchos exámenes y trabajos. Por ello, posiblemente, deje de publicar tanto como en las vacaciones, pero eso no me quita de hacer algo que me gusta.
Los ánimos, bueno, como los de cada años, con miedo del curso y el terror de volver a fastidiarla.
Aún así, espero pasar bien este nuevo curso y disfrutar de mis vacaciones y volver a retomar mis publicaciones con mayor constancia.
Así que, perdón si pasan días, o incluso semanas, sin que publique nada.
Un saludo,
Samy Night
lunes, 8 de septiembre de 2014
f) Iris, la belleza exótica
Tardara sobre 3 días en llegar al palacio indio en el que vivía Iris, la hechicera. Durante el viaje había oído diversas historias sobre su presa. Algunos decían que era una vieja, gorda y fea, que mataba niños para comérselos. Otros que era una joven hermosa que se dedicaba a sanar a ancianos y niños enfermos. Sabía que lo primero no era cierto, porque en la foto del informe al menos salía una chica joven, aunque con algunos pocos años más que él.
No tardó en encontrarla. La chica se encontraba en medio de un lago cristalino, dándose un baño. Hermi se escondió detrás de un árbol, lo suficientemente alejado como para que, si Iris se daba la vuelta, no pudiera verlo.
El chico se quedó allí plantado, esperando a que la hechicera saliera del agua. Su primer trabajo para poder realizar bien esa misión era espiar a la chica durante unas cuantas horas y, si era necesario, durante un día entero. Debía averiguar cuál era su punto más fuerte y cuál es más débil. Lo malo de aquella misión era que la directora de la academia no lo había informado del motivo para que la quería.
No pasaron muchos minutos más cuando Iris salió del agua. Iba totalmente desnuda y su piel morena brillaba por el reflejo que daba el sol sobre el agua de su cuerpo. Hermi se quedó mirándola fijamente, era la primera vez que miraba a una chica desnuda. Tragó saliva, tenía miedo a ser descubierto, pero no era capaz de apartar la vista de aquella mujer. Era hermosa, una auténtica belleza india. Delgada, de piel morena y pelo y ojos oscuros. Su pecho, perfecto, apenas estaba tapado por sus brazos. El mago siguió mirándola, a pesar de lo atraído que se sintió por ella, no podía apartar de su mente el recuerdo de Sam, la mujer a la que el amaba, Estaba seguro de que ella sería mucho más hermosa desnuda que esa hechicera.
Iris se tapó con una toalla y se dirigió al interior del castillo. Hermi la siguió, pero, al estar tan embobado con el cuerpo desnudo de aquella chica, pisó una rama, partiéndola y delatando su posición. La chica se dio la vuelta, mirando al lugar del que había surgido aquel ruido.
-¿Quién anda ahí?
Hermi intentó esconderse, pero, Iris se acercaba rápidamente a él. No tenía escapatoria, lo habían descubierto. En menos de cinco minutos había estropeado su propio plan de captura.
No tardó en encontrarla. La chica se encontraba en medio de un lago cristalino, dándose un baño. Hermi se escondió detrás de un árbol, lo suficientemente alejado como para que, si Iris se daba la vuelta, no pudiera verlo.
El chico se quedó allí plantado, esperando a que la hechicera saliera del agua. Su primer trabajo para poder realizar bien esa misión era espiar a la chica durante unas cuantas horas y, si era necesario, durante un día entero. Debía averiguar cuál era su punto más fuerte y cuál es más débil. Lo malo de aquella misión era que la directora de la academia no lo había informado del motivo para que la quería.
No pasaron muchos minutos más cuando Iris salió del agua. Iba totalmente desnuda y su piel morena brillaba por el reflejo que daba el sol sobre el agua de su cuerpo. Hermi se quedó mirándola fijamente, era la primera vez que miraba a una chica desnuda. Tragó saliva, tenía miedo a ser descubierto, pero no era capaz de apartar la vista de aquella mujer. Era hermosa, una auténtica belleza india. Delgada, de piel morena y pelo y ojos oscuros. Su pecho, perfecto, apenas estaba tapado por sus brazos. El mago siguió mirándola, a pesar de lo atraído que se sintió por ella, no podía apartar de su mente el recuerdo de Sam, la mujer a la que el amaba, Estaba seguro de que ella sería mucho más hermosa desnuda que esa hechicera.
Iris se tapó con una toalla y se dirigió al interior del castillo. Hermi la siguió, pero, al estar tan embobado con el cuerpo desnudo de aquella chica, pisó una rama, partiéndola y delatando su posición. La chica se dio la vuelta, mirando al lugar del que había surgido aquel ruido.
-¿Quién anda ahí?
Hermi intentó esconderse, pero, Iris se acercaba rápidamente a él. No tenía escapatoria, lo habían descubierto. En menos de cinco minutos había estropeado su propio plan de captura.
5: ¿Enserio crees que puedes conmigo, capullo?
Taku caminaba, cogiendo a Sam por la cintura, cerca de las pistas de entrenamiento, dirigiéndose hacia su habitación. La chica se encontraba completamente calla, el chico la miraba, con cara de preocupación.
-Sam, amor, ¿qué te pasa?
-Nada...
-Sam, no me mientas. Dime. ¿qué te preocupa?
-Que tu madre quiere expulsarme de la academia, ¿qué sino?
-Tranquila. No será capaz. Creo que le ha quedado claro que si te expulsa, yo me iré contigo y se que eso es algo que no va a permitir. Le encanta temernos aquí a mi hermana y a mi.
Sam no tuvo tiempo a responder, porque un chico les gritó.
-¡Vosotros! ¡No os vais a ir así sin más! ¡Lograré que os expulsen!
-¿Y a eso lo llamas amenaza?- Taku comenzó a reírse mirando al chico, que resultó ser un miembro del consejo escolar.
Sin hacerle caso, el chico intentó agredir a Sam, pero antes de que este llegará a tocarlo, Taku ya le diera una patada.
-Nadie toca a mi novia. Y menos un puto siervo de mi madre- los ojos del chico estaban totalmente rojos.
-Amor, tranquilo- Sam lo miraba, intentando calmarlo. Sabía que no era bueno que el vampiro se cabreara.
-Sam, aléjate, no quiero hacerte daño por error.
La chica se alejó, dejando a los dos alumnos enfrentarse entre si.
El miembro del consejo estudiantil volvió a intentar un ataque, pero, de nuevo, Taku lo paró, golpeándole la espalda.
-Que penoso... ¿Y tú eres una de las manos derecha de mi madre? Me haces gracia, ¿sabes?
-Cállate, capullo.
Taku sonrió de lado y el lugar empezó a quedar cubierto por una niebla densa, haciendo que al otro chico le costara respirar y moverse. Aprovechando eso, Taku lo agarró del cuello y lo lanzó lejos. Cuando se recompuso, el vampiro le dio una patada, derribando de nuevo a su adversario. El joven lo miró, con odio y le lanzó un hechizo a Taku, pero este no llegó a causarle ningún daño. Atónito y sin comprender nada, el miembro del consejo de estudiantes, consiguió ponerse en pie y golpear al vampiro en la mandíbula, cosa que lo cabreó aún más.
La pelea siguió durante una par de minutos, hasta que el joven estaba tirando en el suelo, jadenate y sangrando por el labio. Cuando Taku iba a acabar con él, una voz, gritando, se lo impidió.
-Sam, amor, ¿qué te pasa?
-Nada...
-Sam, no me mientas. Dime. ¿qué te preocupa?
-Que tu madre quiere expulsarme de la academia, ¿qué sino?
-Tranquila. No será capaz. Creo que le ha quedado claro que si te expulsa, yo me iré contigo y se que eso es algo que no va a permitir. Le encanta temernos aquí a mi hermana y a mi.
Sam no tuvo tiempo a responder, porque un chico les gritó.
-¡Vosotros! ¡No os vais a ir así sin más! ¡Lograré que os expulsen!
-¿Y a eso lo llamas amenaza?- Taku comenzó a reírse mirando al chico, que resultó ser un miembro del consejo escolar.
Sin hacerle caso, el chico intentó agredir a Sam, pero antes de que este llegará a tocarlo, Taku ya le diera una patada.
-Nadie toca a mi novia. Y menos un puto siervo de mi madre- los ojos del chico estaban totalmente rojos.
-Amor, tranquilo- Sam lo miraba, intentando calmarlo. Sabía que no era bueno que el vampiro se cabreara.
-Sam, aléjate, no quiero hacerte daño por error.
La chica se alejó, dejando a los dos alumnos enfrentarse entre si.
El miembro del consejo estudiantil volvió a intentar un ataque, pero, de nuevo, Taku lo paró, golpeándole la espalda.
-Que penoso... ¿Y tú eres una de las manos derecha de mi madre? Me haces gracia, ¿sabes?
-Cállate, capullo.
Taku sonrió de lado y el lugar empezó a quedar cubierto por una niebla densa, haciendo que al otro chico le costara respirar y moverse. Aprovechando eso, Taku lo agarró del cuello y lo lanzó lejos. Cuando se recompuso, el vampiro le dio una patada, derribando de nuevo a su adversario. El joven lo miró, con odio y le lanzó un hechizo a Taku, pero este no llegó a causarle ningún daño. Atónito y sin comprender nada, el miembro del consejo de estudiantes, consiguió ponerse en pie y golpear al vampiro en la mandíbula, cosa que lo cabreó aún más.
La pelea siguió durante una par de minutos, hasta que el joven estaba tirando en el suelo, jadenate y sangrando por el labio. Cuando Taku iba a acabar con él, una voz, gritando, se lo impidió.
Visiones de futuro #6
Marc miraba a Erica, ella le sonreía con ternura, esperando una respuesta del chico o un simple gesto que le indicara qué le pasaba por la cabeza al nuevo vampiro.
-Entiendo- fue lo único que fue capaz de decir.
-No estoy diciendo que piense matarte, ni mucho menos- hablaba de forma calmada y sonriéndole-. Sólo que, si mueres, seguirás existiendo y que serás un auténtico vampiro.
-¿Y qué diferencia hay entre ahora y serlo de forma completa?
-A parte de la inmortalidad, tendrás más fuerza y serás más rápido. Ya no necesitarás comer ni dormir.
-¿Y qué tengo ahora de vampiro?
-Que necesitas sangre para poder sobrevivir, aunque no tanta como yo, por supuesto. Que tus heridas se curan mucho más rápido. El sol de molesta y tus sentidos están mucho más agudizados.
-Erica... Me gustaría estar solo. Necesito tiempo para asimilar todo esto.
-Claro.
Marc acompañó a la vampiresa a la puerta y cuando esta salió por la puerta, subió hasta su cuarto.
Una vez allí se tiró sobre la cama deshecha, ni siquiera había abierto la persiana, todo estaba a oscuras. Se notaba que hoy estaba completamente solo en casa.
Suspiró. El día se le había ido al garete. Su plan para hoy era pasarse el día jugando a la play, comer pizza y verse algunas pelis. Pero la visita de Erica había cambiado todo eso. Bueno, realmente, la llegada de esa chica había provocado que su viera cambiara por completo. ¿Qué sería ahora de su vida? ¿Y de su familia y amigos? ¿Ahora se iría con aquella chica a acabar con todos esos cazavampiros?
Le empezaba a doler la cabeza, necesitaba descansar, aunque sabía que le iba a ser totalmente imposible. Cerró los ojos e intentó dormir.
Se despertó pasadas dos horas, sudando y más cansado de lo que se había acostado. Se dirigió al baño para mojarse la cara y al verse al espejo, comprobó que sus ojos estaban rojos. Tenía hambre y, precisamente, no era comida lo que quería.
-Entiendo- fue lo único que fue capaz de decir.
-No estoy diciendo que piense matarte, ni mucho menos- hablaba de forma calmada y sonriéndole-. Sólo que, si mueres, seguirás existiendo y que serás un auténtico vampiro.
-¿Y qué diferencia hay entre ahora y serlo de forma completa?
-A parte de la inmortalidad, tendrás más fuerza y serás más rápido. Ya no necesitarás comer ni dormir.
-¿Y qué tengo ahora de vampiro?
-Que necesitas sangre para poder sobrevivir, aunque no tanta como yo, por supuesto. Que tus heridas se curan mucho más rápido. El sol de molesta y tus sentidos están mucho más agudizados.
-Erica... Me gustaría estar solo. Necesito tiempo para asimilar todo esto.
-Claro.
Marc acompañó a la vampiresa a la puerta y cuando esta salió por la puerta, subió hasta su cuarto.
Una vez allí se tiró sobre la cama deshecha, ni siquiera había abierto la persiana, todo estaba a oscuras. Se notaba que hoy estaba completamente solo en casa.
Suspiró. El día se le había ido al garete. Su plan para hoy era pasarse el día jugando a la play, comer pizza y verse algunas pelis. Pero la visita de Erica había cambiado todo eso. Bueno, realmente, la llegada de esa chica había provocado que su viera cambiara por completo. ¿Qué sería ahora de su vida? ¿Y de su familia y amigos? ¿Ahora se iría con aquella chica a acabar con todos esos cazavampiros?
Le empezaba a doler la cabeza, necesitaba descansar, aunque sabía que le iba a ser totalmente imposible. Cerró los ojos e intentó dormir.
Se despertó pasadas dos horas, sudando y más cansado de lo que se había acostado. Se dirigió al baño para mojarse la cara y al verse al espejo, comprobó que sus ojos estaban rojos. Tenía hambre y, precisamente, no era comida lo que quería.
domingo, 7 de septiembre de 2014
4: Cada día la odio más
Cuando llegaron al despacho de la directora, antes de entrar, Taku saltó al suelo tomando su aspecto humano. Entraron sin llamar y el chico miró a su madre, un tanto malhumorado.
-¿Qué quieres?
-¿Esa es forma de hablarle a tu madre?
-Sí. Y ahora, contesta.
-¿No es obvio por lo qué te he hecho llamar?
-Pues no. Déjate de rodeos, que tengo mejores cosas que hacer que verte la cara, vieja.
-Takumu, paso por alto tu comportamiento, que no vayas a clases y todo lo que haces. Lo que si que no voy a tolerar es que salgas con esta maldita demonio.
- Esa maldita demonio, como tú la llamas, es mi novia y la quiero. Y me importa una mierda que no te parezca bien que salgamos. Como si infringiéramos alguna norma con ello.
-Bien sabes que os pasáis el día incumpliendo normas, ¿acaso crees que soy estúpida?
-Hombre, ahora que sacas el tema...- Se rió un poco mientras que Sam sólo esbozó una leve sonrisa, quería mantenerse al margen en todo aquello,
-Tú y tu maldita..., "novia" os pasáis el día infringiendo normas.
-Eso no es cierto- Sam miró a la directora, aunque quisiera mantenerse al margen, no podía, era un tema que tenía que ver con ella de forma directa.
-¿Cómo que no? Os escapáis de la academia y, por si fuera poco, dormís siempre juntos, cuando está estrictamente prohibido que, tanto chicas como chicos, estén en los dormitorios del sexo opuesto por la noche.
-Tengo permiso para ausentarme, por motivos de alimentación- la chica sonrió, divertida.
-Eso no es excusa para escapar todos los días.
-Pero está conmigo. Y yo puedo salir cuando quiero, así que, Sam no incumple nada- Taku mira a su madre, sonriendo de lado.
-¿Y no niegas que duermas cada día con ella?
-Sam duerme con un gato. Eso no incumple norma alguna.
-Los animales están prohibidos.
-No los familiares. Puede que el familiar sea un gato.
-No intentes tomarme el pelo, Takumu. Tengo motivos más que suficientes para echarla de aquí. Además, no te permito que salgas con un demonio y mucho menos de la familia enemiga.
-Si odiabas tanto a mi familia, ¿por qué me has aceptado en la academia?- Le preguntó Sam, algo enfadada.
-Un error. Quién preparó las cartas de admisión y las matrículas fue mi hija. Pero no dudes en que te expulsaré.
-Si ella se va, yo me iré con ella. Sam, mi madre no tiene nada importante que decirme, vayámonos a la cama, estoy cansado.
Sin dejar que ninguna de las dos pudiera decir algo al respeto, tiró de Sam hacia el exterior.
-Amor...- Su voz sonaba apagada.
-¿Qué pasa?
-Yo no quiero irme de aquí...
-Tranquila, no lo permitiré. Y sino, me iré contigo.
La chica le sonrió y el la abrazó y la besó.
-¿Qué quieres?
-¿Esa es forma de hablarle a tu madre?
-Sí. Y ahora, contesta.
-¿No es obvio por lo qué te he hecho llamar?
-Pues no. Déjate de rodeos, que tengo mejores cosas que hacer que verte la cara, vieja.
-Takumu, paso por alto tu comportamiento, que no vayas a clases y todo lo que haces. Lo que si que no voy a tolerar es que salgas con esta maldita demonio.
- Esa maldita demonio, como tú la llamas, es mi novia y la quiero. Y me importa una mierda que no te parezca bien que salgamos. Como si infringiéramos alguna norma con ello.
-Bien sabes que os pasáis el día incumpliendo normas, ¿acaso crees que soy estúpida?
-Hombre, ahora que sacas el tema...- Se rió un poco mientras que Sam sólo esbozó una leve sonrisa, quería mantenerse al margen en todo aquello,
-Tú y tu maldita..., "novia" os pasáis el día infringiendo normas.
-Eso no es cierto- Sam miró a la directora, aunque quisiera mantenerse al margen, no podía, era un tema que tenía que ver con ella de forma directa.
-¿Cómo que no? Os escapáis de la academia y, por si fuera poco, dormís siempre juntos, cuando está estrictamente prohibido que, tanto chicas como chicos, estén en los dormitorios del sexo opuesto por la noche.
-Tengo permiso para ausentarme, por motivos de alimentación- la chica sonrió, divertida.
-Eso no es excusa para escapar todos los días.
-Pero está conmigo. Y yo puedo salir cuando quiero, así que, Sam no incumple nada- Taku mira a su madre, sonriendo de lado.
-¿Y no niegas que duermas cada día con ella?
-Sam duerme con un gato. Eso no incumple norma alguna.
-Los animales están prohibidos.
-No los familiares. Puede que el familiar sea un gato.
-No intentes tomarme el pelo, Takumu. Tengo motivos más que suficientes para echarla de aquí. Además, no te permito que salgas con un demonio y mucho menos de la familia enemiga.
-Si odiabas tanto a mi familia, ¿por qué me has aceptado en la academia?- Le preguntó Sam, algo enfadada.
-Un error. Quién preparó las cartas de admisión y las matrículas fue mi hija. Pero no dudes en que te expulsaré.
-Si ella se va, yo me iré con ella. Sam, mi madre no tiene nada importante que decirme, vayámonos a la cama, estoy cansado.
Sin dejar que ninguna de las dos pudiera decir algo al respeto, tiró de Sam hacia el exterior.
-Amor...- Su voz sonaba apagada.
-¿Qué pasa?
-Yo no quiero irme de aquí...
-Tranquila, no lo permitiré. Y sino, me iré contigo.
La chica le sonrió y el la abrazó y la besó.
e) Ya se me olvidaba que tenía que contarle algo
Suspira, ya había pasado un año desde que entrara en la academia y desde que se encargaba de informar a la directora del desarrollo en la relación entre el hijo de esta y la chica a la que él amaba. Durante todos eses meses había observado y soportado como aquel vampiro se la arrebataba, sin darla una oportunidad a conquistarla. A pesar de eso, durante aquel tiempo, Sam y Taku no habían hecho más que mejorar su amistad, nunca los había visto besarse... Hasta hoy. Aquel simple beso lo había destrozado.
Para intentar sacarse eso de la cabeza, comenzó a preparar su mochila. Sabía que mucho no iba a necesitar para cumplir aquella misión, esperaba que fuera como el resto que hacía para las clases. Nunca le llevaban más de uno o dos días cumplirlas, sin contar con el tiempo de viaje.
Cuando terminó de preparar la mochila, cogió su bastón de mago y salió fuera de la academia. Le daba pena no poder despedirse de Sam, aunque como ahora estaba con su novio era mejor no alejarse. Seguro que a la directora no le haría gracia saber que su hijo salía con la demonio. Hermi se paró en seco al darse cuenta de que no la había informado. Con las prisa de ir a hacer la misión que le había mandado, no le contara las nuevas de la pareja. Volvió corriendo hacia el interior de la academia y se dirigió al despacho de la directora. Una vez allí llamó a la puerta y esperó la respuesta de la directora.
-Pase.
Hermi entró y se quedó mirándola.
-¿No le acabo de dar una orden y una información exacta de lo que debe hacer? ¿No he sido suficientemente clara, señor Owen?
-Sí, sí. No es por eso por lo que he venido. Verá, tengo información nueva acerca de su hijo.
-¿Si? Cuénteme que es.
-En la academia, desde hace una semana, hay rumores de que Samantha y Takumu son pareja.
-¿Y no me has informado de ello?- Lo interrumpe antes de que Hermi siguiera informándola de lo que sabía.
-Creía que sólo eran rumores sin fundamento, como los de la última vez.
-¿Y bien? ¿Son sólo eso?
-No, señora. Hoy he podido comprobar con mis propios ojos que es cierto, Samantha y Takumu son pareja.
-Excelente, gracias por la información, Hermida. Mandaré a algún miembro del consejo escolar a por ellos. Siga con la misión que le he encargado- hizo un movimiento con la mano, indicando que ya se podía ir.
-Si, señora.
Hermi volvió a salir de la academia. Seguro que con la ayuda de la directora conseguía que Sam fuera sólo para él, porque era obvio que no iba a permitir que su hijo siguiera saliendo con la chica que ella odiaba.
Para intentar sacarse eso de la cabeza, comenzó a preparar su mochila. Sabía que mucho no iba a necesitar para cumplir aquella misión, esperaba que fuera como el resto que hacía para las clases. Nunca le llevaban más de uno o dos días cumplirlas, sin contar con el tiempo de viaje.
Cuando terminó de preparar la mochila, cogió su bastón de mago y salió fuera de la academia. Le daba pena no poder despedirse de Sam, aunque como ahora estaba con su novio era mejor no alejarse. Seguro que a la directora no le haría gracia saber que su hijo salía con la demonio. Hermi se paró en seco al darse cuenta de que no la había informado. Con las prisa de ir a hacer la misión que le había mandado, no le contara las nuevas de la pareja. Volvió corriendo hacia el interior de la academia y se dirigió al despacho de la directora. Una vez allí llamó a la puerta y esperó la respuesta de la directora.
-Pase.
Hermi entró y se quedó mirándola.
-¿No le acabo de dar una orden y una información exacta de lo que debe hacer? ¿No he sido suficientemente clara, señor Owen?
-Sí, sí. No es por eso por lo que he venido. Verá, tengo información nueva acerca de su hijo.
-¿Si? Cuénteme que es.
-En la academia, desde hace una semana, hay rumores de que Samantha y Takumu son pareja.
-¿Y no me has informado de ello?- Lo interrumpe antes de que Hermi siguiera informándola de lo que sabía.
-Creía que sólo eran rumores sin fundamento, como los de la última vez.
-¿Y bien? ¿Son sólo eso?
-No, señora. Hoy he podido comprobar con mis propios ojos que es cierto, Samantha y Takumu son pareja.
-Excelente, gracias por la información, Hermida. Mandaré a algún miembro del consejo escolar a por ellos. Siga con la misión que le he encargado- hizo un movimiento con la mano, indicando que ya se podía ir.
-Si, señora.
Hermi volvió a salir de la academia. Seguro que con la ayuda de la directora conseguía que Sam fuera sólo para él, porque era obvio que no iba a permitir que su hijo siguiera saliendo con la chica que ella odiaba.
viernes, 5 de septiembre de 2014
Porque los sueños, sueños son
Desde hace algunos años, uno de mis sueños es llegar a ser criminóloga. Quizás no es un deseo corriente, como el típico de "quiero llegar a ser famosa" o "mi mayor sueño es cantar junto a Madonna". Pero, yo no soy como el resto.
Sin embargo, sí que soy igual que todos en que, a la hora de que lo que quiero se haga realidad, eso no va a pasar, porque los sueños, sueños son.
En mi caso, jamás lograré si quiera entrar en una universidad que tenga dicha carrera... Lo sé porque ni siquiera he conseguido acabar el simple bachillerato científico. Poco a poco, día a día. durante los dos años que lo he intentado, me he dado cuenta de que ese sueño, no está al alcance de mi mano, que es una meta demasiado difícil para mi poco intelecto.
Otro sueño, un poco más común, es que siempre me ha ilusionado que me publicasen un libro. Pero, siendo sinceros, como el otro, también se aleja de mi camino. Mi forma de escribir no es demasiado buena, más bien es de lo más común, como la de cualquier otro joven con un poco de imaginación. Por ello, he decidido que me limitaré a escribir como hasta hora, como un mero entretenimiento y vía de escape de la vida real, sin ninguna ambición, simples letras y palabras que, con el tiempo, se perderán por la red.
Con esto no quiero decir que vuestros sueños no lleguen a realizarse, realmente eso no lo pienso, lo único que sé con certeza, es que los míos son imposibles de alcanzar.
Después de haber estragado dos años, bueno, contando primero de bachillerato, tres años de mi vida, me toca pensar qué es aquello para lo que realmente valgo. Dejaré de intentar de ser Sherlock Holmes, aunque más bien me interesaba la parte científica del procedimiento, la de ser la forense; y buscaré para lo que he nacido.
Día a día, veo que realmente no destaco en nada. Hay gente que adora el trabajo con niños, yo no podría; otros, cuidan de personas mayores, tampoco; trabajos cara el público, no soy demasiado sociable, soy más bien borde cuando me cabrean; y en una oficina. no soporto estar encerrada en un despacho. ¿Qué me queda? Yo creo que ya no hay nada.
Para mi, tanto criminología como publicar algo, se me ha espado de las manos, ya no podré alcanzarlo ni aunque me estire completamente. Así pues, repitiendo lo de antes: mis sueños, sueños son.
Vosotros, no seguir mi ejemplo y luchar por lo que queréis. Pero yo, ya me he cansado de luchar...
Sin embargo, sí que soy igual que todos en que, a la hora de que lo que quiero se haga realidad, eso no va a pasar, porque los sueños, sueños son.
En mi caso, jamás lograré si quiera entrar en una universidad que tenga dicha carrera... Lo sé porque ni siquiera he conseguido acabar el simple bachillerato científico. Poco a poco, día a día. durante los dos años que lo he intentado, me he dado cuenta de que ese sueño, no está al alcance de mi mano, que es una meta demasiado difícil para mi poco intelecto.
Otro sueño, un poco más común, es que siempre me ha ilusionado que me publicasen un libro. Pero, siendo sinceros, como el otro, también se aleja de mi camino. Mi forma de escribir no es demasiado buena, más bien es de lo más común, como la de cualquier otro joven con un poco de imaginación. Por ello, he decidido que me limitaré a escribir como hasta hora, como un mero entretenimiento y vía de escape de la vida real, sin ninguna ambición, simples letras y palabras que, con el tiempo, se perderán por la red.
Con esto no quiero decir que vuestros sueños no lleguen a realizarse, realmente eso no lo pienso, lo único que sé con certeza, es que los míos son imposibles de alcanzar.
Después de haber estragado dos años, bueno, contando primero de bachillerato, tres años de mi vida, me toca pensar qué es aquello para lo que realmente valgo. Dejaré de intentar de ser Sherlock Holmes, aunque más bien me interesaba la parte científica del procedimiento, la de ser la forense; y buscaré para lo que he nacido.
Día a día, veo que realmente no destaco en nada. Hay gente que adora el trabajo con niños, yo no podría; otros, cuidan de personas mayores, tampoco; trabajos cara el público, no soy demasiado sociable, soy más bien borde cuando me cabrean; y en una oficina. no soporto estar encerrada en un despacho. ¿Qué me queda? Yo creo que ya no hay nada.
Para mi, tanto criminología como publicar algo, se me ha espado de las manos, ya no podré alcanzarlo ni aunque me estire completamente. Así pues, repitiendo lo de antes: mis sueños, sueños son.
Vosotros, no seguir mi ejemplo y luchar por lo que queréis. Pero yo, ya me he cansado de luchar...
jueves, 4 de septiembre de 2014
d) El motivo por el cual entré en la academia #3
El chico estaba sentado, cabizbajo, esperando a que la directora empezara a hablar.
-¡¿Se puede saber por qué no la has matado?! ¡Era una orden sencilla! ¡Maldito inútil!- los gritos de la señora Arai retumbaron por todo el despacho- Ya sabía yo que no me podía fiar de un maldito mago de pacotilla.
- Es que...- Hermi empezó a hablar, de forma tímida, bastante sonrojado.
-¡¿Es que, qué?!- clavó su fría mirada en el chico.
-Que... No puedo matar a la mujer que amo...
-¿A la mujer que amas? ¡¿Cómo vas a amar a esa asquerosa demonio?!
-¡No es asquerosa!- Se ruborizó al darse cuenta que había gritado y volvió a bajar el tono de su voz- Es la chica más hermosa que he visto jamás y su voz... Tan dulce y suave que hipnotiza... Además... Esa forma en que se mueve... ¡Volvería loco a cualquiera!- sonríe tontamente- Por no hablar de su mirada... Eses ojos marrones color chocolate... Son únicos...
-¿Pero de qué cojones estás hablando, imbécil? ¿Cómo coño te ibas a enamorar de una chica a la que acabas de ver por primera vez?
Antes de que el chico pudiera contestar, una sombra blanca empezó a materializarse. Hermi se puso de pie, su cuerpo se puso en tensión, le avisaba de que eso no era algo bueno. Miró extrañado a la directora, pero ella tenía su misma expresión. Aún cuando aquella sombra era algo borrosa, empezó a hablar.
-Yo sé lo que le ha pasado al chico- su voz sonaba distante, como si no estuviera allí.
-¿Quién eres?- la señora Arai se alejó lo máximo posible de aquella sombra. A pesar de lo asustada que estaba no lo dejaba ver.
-Soy el señor Blake Night, el abuelo de Samantha.
-¡Pero usted está muerto!
-Así es, mas me he aparecido. Precisaba hablar con vos- poco a poco, la sombra tomó el cuerpo de un señor de mediana edad, aunque se notaba que no era corpóreo.
Hermi mira la escena sin entender lo que pasaba. ¿Ese ser espectral era el abuelo de su amada?
-¡Yo no quiero nada con un asqueroso demonio! ¡Y mucho menos si es de la familia Night!
-Cálmese, querida. Es necesario que cooperemos.
-¿Cooperar? ¡Ja! Y no me llame querida.
-Señora Arai. Conozco el desprecio que le tiene a mi nieta, y yo mismo empiezo a tenerlo, sobretodo después de que ella me haya matado- la mira-. Pero, una unión entre mi nieta y su hijo puede beneficiarnos a ambos.
-¡No dejaré que esa demonio siga relacionándose con mi hijo!
-Cálmese, querida. Y présteme atención.
>>Verá, mi intención con mi nieta era convertirla en una auténtica máquina de matar. Desgraciadamente, el cariño de su familiar, hizo que no perdiera del todo su humanidad y, finalmente, mi propia creación se volviera en mi contra. Por ello, mi intención de ahora es arrebatarle su hijo. Hijo que sé que tendrá con Takumu. Una perfecta mezcla de vampirismo y diablismo. Con él lograré lo que no pude con Samantha. Y sin el contacto de sus padres, sin un amor que lo mantenga con su humanidad, llegará a ser el mejor asesino de todos y conseguirá devolverme la vida.
-¡No pienso ayudarle en nada!- La madre de Taku comenzó a reírse.
-Ese niño puede beneficiarnos a ambos. Con él, podrá conseguir el pleno control de su Clan y del resto de vampiros.
La directora se quedó mirando al espectro, dudando en qué hacer. Suspiró antes de responder.
-Está bien... Robaré a mi nieto... Y le ayudaré, sólo porque quiero llegar a gobernarlos a todos.
-Perfecto. En cuanto a ti...- miró a Hermi- Cada demonio tiene un poder diferente. Mi nieta, al parecer, tiene el poder de seducir a los hombres con su voz y mirada, como una sirena. Por eso ahora la amas y no has sido capaz de matarla. Pero, señora Arai, que este chico esté enamorado de ella nos puede beneficiar. Siempre es necesario un topo que nos informe del avance en la relación de los chicos.
-¡No pienso espiar a mi amada!- gritó el chico, acercándose al señor Night.
Riéndose, éste desapareció. La directora clavó su fría mirada en el chico.
-Sí lo harás si quieres seguir vivo o cerca de esa imbécil.
-Está... Está bien- tragando saliva, agachó su cabeza.
-Y ahora salga de mi despacho.
Hermida obedeció y salió de allí. No le gustaba eso de tener que chivarse de la chica a la que amaba y mucho menos sobre si mejoraba o empeoraba su relación con aquel puto vampiro.
-¡¿Se puede saber por qué no la has matado?! ¡Era una orden sencilla! ¡Maldito inútil!- los gritos de la señora Arai retumbaron por todo el despacho- Ya sabía yo que no me podía fiar de un maldito mago de pacotilla.
- Es que...- Hermi empezó a hablar, de forma tímida, bastante sonrojado.
-¡¿Es que, qué?!- clavó su fría mirada en el chico.
-Que... No puedo matar a la mujer que amo...
-¿A la mujer que amas? ¡¿Cómo vas a amar a esa asquerosa demonio?!
-¡No es asquerosa!- Se ruborizó al darse cuenta que había gritado y volvió a bajar el tono de su voz- Es la chica más hermosa que he visto jamás y su voz... Tan dulce y suave que hipnotiza... Además... Esa forma en que se mueve... ¡Volvería loco a cualquiera!- sonríe tontamente- Por no hablar de su mirada... Eses ojos marrones color chocolate... Son únicos...
-¿Pero de qué cojones estás hablando, imbécil? ¿Cómo coño te ibas a enamorar de una chica a la que acabas de ver por primera vez?
Antes de que el chico pudiera contestar, una sombra blanca empezó a materializarse. Hermi se puso de pie, su cuerpo se puso en tensión, le avisaba de que eso no era algo bueno. Miró extrañado a la directora, pero ella tenía su misma expresión. Aún cuando aquella sombra era algo borrosa, empezó a hablar.
-Yo sé lo que le ha pasado al chico- su voz sonaba distante, como si no estuviera allí.
-¿Quién eres?- la señora Arai se alejó lo máximo posible de aquella sombra. A pesar de lo asustada que estaba no lo dejaba ver.
-Soy el señor Blake Night, el abuelo de Samantha.
-¡Pero usted está muerto!
-Así es, mas me he aparecido. Precisaba hablar con vos- poco a poco, la sombra tomó el cuerpo de un señor de mediana edad, aunque se notaba que no era corpóreo.
Hermi mira la escena sin entender lo que pasaba. ¿Ese ser espectral era el abuelo de su amada?
-¡Yo no quiero nada con un asqueroso demonio! ¡Y mucho menos si es de la familia Night!
-Cálmese, querida. Es necesario que cooperemos.
-¿Cooperar? ¡Ja! Y no me llame querida.
-Señora Arai. Conozco el desprecio que le tiene a mi nieta, y yo mismo empiezo a tenerlo, sobretodo después de que ella me haya matado- la mira-. Pero, una unión entre mi nieta y su hijo puede beneficiarnos a ambos.
-¡No dejaré que esa demonio siga relacionándose con mi hijo!
-Cálmese, querida. Y présteme atención.
>>Verá, mi intención con mi nieta era convertirla en una auténtica máquina de matar. Desgraciadamente, el cariño de su familiar, hizo que no perdiera del todo su humanidad y, finalmente, mi propia creación se volviera en mi contra. Por ello, mi intención de ahora es arrebatarle su hijo. Hijo que sé que tendrá con Takumu. Una perfecta mezcla de vampirismo y diablismo. Con él lograré lo que no pude con Samantha. Y sin el contacto de sus padres, sin un amor que lo mantenga con su humanidad, llegará a ser el mejor asesino de todos y conseguirá devolverme la vida.
-¡No pienso ayudarle en nada!- La madre de Taku comenzó a reírse.
-Ese niño puede beneficiarnos a ambos. Con él, podrá conseguir el pleno control de su Clan y del resto de vampiros.
La directora se quedó mirando al espectro, dudando en qué hacer. Suspiró antes de responder.
-Está bien... Robaré a mi nieto... Y le ayudaré, sólo porque quiero llegar a gobernarlos a todos.
-Perfecto. En cuanto a ti...- miró a Hermi- Cada demonio tiene un poder diferente. Mi nieta, al parecer, tiene el poder de seducir a los hombres con su voz y mirada, como una sirena. Por eso ahora la amas y no has sido capaz de matarla. Pero, señora Arai, que este chico esté enamorado de ella nos puede beneficiar. Siempre es necesario un topo que nos informe del avance en la relación de los chicos.
-¡No pienso espiar a mi amada!- gritó el chico, acercándose al señor Night.
Riéndose, éste desapareció. La directora clavó su fría mirada en el chico.
-Sí lo harás si quieres seguir vivo o cerca de esa imbécil.
-Está... Está bien- tragando saliva, agachó su cabeza.
-Y ahora salga de mi despacho.
Hermida obedeció y salió de allí. No le gustaba eso de tener que chivarse de la chica a la que amaba y mucho menos sobre si mejoraba o empeoraba su relación con aquel puto vampiro.
sábado, 30 de agosto de 2014
c) El motivo por el cual entré en la academia #2
El chico se encontraba sentado en las gradas, observando los demás entrenamientos. La demonio a la que tenía que matar no había perdido ninguno de sus combates y, por lo que había visto el chico, hasta que no la derrotaran, era contra ella con la que se tenía que entrenar.
Era un entrenamiento cuerpo a cuerpo, sin armas o magia. Pues, si se usaba magia, saltaría una alarma avisando al profesor de ello, pero, para él, la directora apagaría esa alarma. Parecía que el informe que le había dado la directora estaba algo anticuado, aún así, el trabajo parecía fácil. El último oponente de la chica había caído en menos de dos minutos. Ya sólo quedaba él en pie.
-¡Tú! ¡El nuevo! ¡Es tu turno!- el profesor lo llamó y el bajó de las gradas- Señorita Night, no te pases con él.
-Claro profesor- la chica sonrió de forma cariñosa.
El mago se rió bajo, la chica iba demasiado de sobrada. Pero él era mucho más fuerte y rápido que el resto de alumnos. Al llegar miró al profesor y a la chica.
-¿Y bien? ¿Cuál es el nombre de mi nuevo contrincante?- le preguntó la chica, risueña.
-Hermida Owen, Hermi, por simplificar.
-Sam, déjese de presentaciones estúpidas y siga con el entrenamiento, que hoy llevas una buena racha de victorias.
La chica simplemente asintió y se alejó de Hermi, se puso en posición defensiva y realizó el saludo. El chico la imitó. En las gradas se encontraba la directora, que sonreía de una forma algo sádica y le asintió a Hermi, confirmando que no había problema de que usara magia. El chico sonrió de forma casi imperceptible.
-¿A qué esperas, Hermi? No voy a ser yo la que empiece el ataque.
Esa forma de actuar de la chica aumentaba sus ganas de matarla, a pesar de que no la conocía sabía que era la típica chica a la que es fácil de odiar y difícil de aguantar. Miró fijamente a su víctima, la cual sonreía alegremente, sin moverse. Antes de atacarla necesitaba estudiarla detenidamente, al no ser una demonio completa, al parecer era mitad hechicera, su forma de atacar sería distinta a la de los demás demonios de su especie. Tenía un cuerpo bastante delgado y de una altura media, con lo que, suponía, que sería rápida y conocería bastantes llaves con las que defenderse pero sus ataques no serían demasiado fuertes.
Hermi corrió hacia ella para comprobar sus reflejos y rapidez, dispuesto a golpearle en la boca del estómago. La chica, cuando él ya estaba cerca, se movió hacia un lado y le asentó un golpe en el cuello, lo que cabreó al chico, pues el golpe había sido más fuerte de lo que esperaba. Volvió a intentar golpearla, pero estaba vez, usando la pierna derecha para darle una patada en la cabeza, pero su movimiento había sido demasiado lento y Sam se la agarró, lanzándolo lejos. Esta vez, fue ella la que aprovechó para atacarlo, pero Hermi se defendió y, finalmente, le clavó el puño en el estómago.
Continuaron con los ataques durante unos minutos más, sin que ninguno pareciera rendirse o perder. A ese paso se pasarían el día luchando hasta que uno cayera rendido. Era el momento de usar el hechizo matademonios que siempre usaba. Aprovechó el momento en el que la chica estaba en el suelo para usarlo. Clavó la mirada en ella y empezó a murmurar para si el conjuro. Sonriendo y sin dejar de lanzar el hechizo, comprobaba como la chica sufría el ataque mientras intentaba ponerse de pie. Sabría que con ella tardaría algo más en funcionar, debido a que era mestiza, pero, de momento, parecía que funcionaba.
En menos de un minuto la demonio se puso de pie, sus ojos tenían un tono morado, cosa que hizo que le joven mago se sobresaltara. En el informe no ponía nada de que la chica fuera la líder de un clan, pero, el color morado de sus ojos, la caracterizaba como tal. Finalmente, los ojos de la chica se volvieron rojizos. El chico salió disparado contra la pared por una fuerza invisible. El hechizo se había roto. La demonio, cabreada, lo golpeó, partiéndole de esa forma el labio, que no tardó en sangrar.
-¡Tú! No se como has conseguido hacer magia sin que saltara la alarma, pero me encargaré de que me pagues este intento de asesinato, ¿está claro?- su voz sonó con fuerza, a pesar de que le estaba murmurando al oído.
El chico asintió y tragó saliva. Este trabajo le iba a costar más de lo que había pensado.
-¿Pero sabes qué?- la voz de la chica cambiara, al igual que el ambiente, que parecía más tranquilo y relajante.
-¿Q-Qué?- murmuró el chico. Se sentía intimidado y seducido.
Alzó la cara del chico e hizo que la mirara a los ojos, los cuales ahora estaban en un tono muy claro, que no parecía marrón. Continuó hablándole con ese tono suave y seductor.
-No me volverás a intentar matar, ¿a que no?- el chico negó- ¿Sabes por qué? Porque me deseas. Y nunca harías daño a alguien que amas...
El chico negó y se dejó acariciar, mientras las manos de la chica rozaban la piel del chico. ¿Cómo podía haber intentado matar a aquella chica tan guapa? ¡No podía matar a la mujer que amaba!
-Así me gusta... Y... Por tu propio bien, no le dirás a nadie lo que ha pasado hoy- los ojos de la chica se volvieron normales cuando volvió a agredir al chico, el cual cayó al suelo.
-¡Excelente, señorita Night! Ninguna derrota hoy. Ya podéis iros a las duchas chicos. Espero que el entrenamiento de mañana sea algo mejor.
-Gracias, señor- la demonio se alejó con el resto de alumnos mientras, Hermi, se quedaba solo sobre las pistas de entrenamiento.
-¡Señor Owen! A mi despacho, ¡ya!- la directora le gritó antes de alejarse.
Por no matar a la chica que amaba, seguramente lo expulsarían...
Era un entrenamiento cuerpo a cuerpo, sin armas o magia. Pues, si se usaba magia, saltaría una alarma avisando al profesor de ello, pero, para él, la directora apagaría esa alarma. Parecía que el informe que le había dado la directora estaba algo anticuado, aún así, el trabajo parecía fácil. El último oponente de la chica había caído en menos de dos minutos. Ya sólo quedaba él en pie.
-¡Tú! ¡El nuevo! ¡Es tu turno!- el profesor lo llamó y el bajó de las gradas- Señorita Night, no te pases con él.
-Claro profesor- la chica sonrió de forma cariñosa.
El mago se rió bajo, la chica iba demasiado de sobrada. Pero él era mucho más fuerte y rápido que el resto de alumnos. Al llegar miró al profesor y a la chica.
-¿Y bien? ¿Cuál es el nombre de mi nuevo contrincante?- le preguntó la chica, risueña.
-Hermida Owen, Hermi, por simplificar.
-Sam, déjese de presentaciones estúpidas y siga con el entrenamiento, que hoy llevas una buena racha de victorias.
La chica simplemente asintió y se alejó de Hermi, se puso en posición defensiva y realizó el saludo. El chico la imitó. En las gradas se encontraba la directora, que sonreía de una forma algo sádica y le asintió a Hermi, confirmando que no había problema de que usara magia. El chico sonrió de forma casi imperceptible.
-¿A qué esperas, Hermi? No voy a ser yo la que empiece el ataque.
Esa forma de actuar de la chica aumentaba sus ganas de matarla, a pesar de que no la conocía sabía que era la típica chica a la que es fácil de odiar y difícil de aguantar. Miró fijamente a su víctima, la cual sonreía alegremente, sin moverse. Antes de atacarla necesitaba estudiarla detenidamente, al no ser una demonio completa, al parecer era mitad hechicera, su forma de atacar sería distinta a la de los demás demonios de su especie. Tenía un cuerpo bastante delgado y de una altura media, con lo que, suponía, que sería rápida y conocería bastantes llaves con las que defenderse pero sus ataques no serían demasiado fuertes.
Hermi corrió hacia ella para comprobar sus reflejos y rapidez, dispuesto a golpearle en la boca del estómago. La chica, cuando él ya estaba cerca, se movió hacia un lado y le asentó un golpe en el cuello, lo que cabreó al chico, pues el golpe había sido más fuerte de lo que esperaba. Volvió a intentar golpearla, pero estaba vez, usando la pierna derecha para darle una patada en la cabeza, pero su movimiento había sido demasiado lento y Sam se la agarró, lanzándolo lejos. Esta vez, fue ella la que aprovechó para atacarlo, pero Hermi se defendió y, finalmente, le clavó el puño en el estómago.
Continuaron con los ataques durante unos minutos más, sin que ninguno pareciera rendirse o perder. A ese paso se pasarían el día luchando hasta que uno cayera rendido. Era el momento de usar el hechizo matademonios que siempre usaba. Aprovechó el momento en el que la chica estaba en el suelo para usarlo. Clavó la mirada en ella y empezó a murmurar para si el conjuro. Sonriendo y sin dejar de lanzar el hechizo, comprobaba como la chica sufría el ataque mientras intentaba ponerse de pie. Sabría que con ella tardaría algo más en funcionar, debido a que era mestiza, pero, de momento, parecía que funcionaba.
En menos de un minuto la demonio se puso de pie, sus ojos tenían un tono morado, cosa que hizo que le joven mago se sobresaltara. En el informe no ponía nada de que la chica fuera la líder de un clan, pero, el color morado de sus ojos, la caracterizaba como tal. Finalmente, los ojos de la chica se volvieron rojizos. El chico salió disparado contra la pared por una fuerza invisible. El hechizo se había roto. La demonio, cabreada, lo golpeó, partiéndole de esa forma el labio, que no tardó en sangrar.
-¡Tú! No se como has conseguido hacer magia sin que saltara la alarma, pero me encargaré de que me pagues este intento de asesinato, ¿está claro?- su voz sonó con fuerza, a pesar de que le estaba murmurando al oído.
El chico asintió y tragó saliva. Este trabajo le iba a costar más de lo que había pensado.
-¿Pero sabes qué?- la voz de la chica cambiara, al igual que el ambiente, que parecía más tranquilo y relajante.
-¿Q-Qué?- murmuró el chico. Se sentía intimidado y seducido.
Alzó la cara del chico e hizo que la mirara a los ojos, los cuales ahora estaban en un tono muy claro, que no parecía marrón. Continuó hablándole con ese tono suave y seductor.
-No me volverás a intentar matar, ¿a que no?- el chico negó- ¿Sabes por qué? Porque me deseas. Y nunca harías daño a alguien que amas...
El chico negó y se dejó acariciar, mientras las manos de la chica rozaban la piel del chico. ¿Cómo podía haber intentado matar a aquella chica tan guapa? ¡No podía matar a la mujer que amaba!
-Así me gusta... Y... Por tu propio bien, no le dirás a nadie lo que ha pasado hoy- los ojos de la chica se volvieron normales cuando volvió a agredir al chico, el cual cayó al suelo.
-¡Excelente, señorita Night! Ninguna derrota hoy. Ya podéis iros a las duchas chicos. Espero que el entrenamiento de mañana sea algo mejor.
-Gracias, señor- la demonio se alejó con el resto de alumnos mientras, Hermi, se quedaba solo sobre las pistas de entrenamiento.
-¡Señor Owen! A mi despacho, ¡ya!- la directora le gritó antes de alejarse.
Por no matar a la chica que amaba, seguramente lo expulsarían...
martes, 26 de agosto de 2014
b) El motivo por el cual entré en la academia #1
El chico, como cada semana, se encontraba en frente de las tumbas de sus padres, mirándolas. Su padre había muerto cuando él apenas era un niño y su madre, hacia cerca de un año. Los echaba de menos, a los dos, aunque más a su madre, ella siempre lo había protegido y cuidado.
Desde la muerte de su madre había pasado muchas cosas. Se había enterado de que era mago, toda su vida le había ocultado eso y habían reprimido sus poderes con una especie de sello. Esto lo había descubierto en una carta que había escrito su madre y estaba escondida entre sus cosas. Ese sello que le habían puesto se rompería en caso de que el chico alcanzara la mayoría de edad o, en el peor de los casos, el fallecimiento de sus padres. Desgraciadamente, había recuperado sus poderes con el segundo caso, pero, aún así, el sello no se había roto del todo y no se podía transformar.
El joven mago suspiró y se alejó de las tumbas de sus padres, con su bastón de mago en mano. No se había alejado demasiado cuando percibió que una sombra lo seguía. Al girarse, vio como el que lo vigilaba salía corriendo, no le podía ver la cara pues llevaba capucha. Lo siguió sin vacilar, pero aquel extraño le llevaba ventaja y era más rápido con él. Recordando que llevaba su bastón mágico, lo utilizó para inmovilizar al observador. Cuando este se quedó congelado, corrió de nuevo hacia él.
-¡Tú, encapuchado! ¿Quién eres?- cuando lo tuvo en frente le quitó la capucha y comprobó que era una mujer adulta, no sabría decir que edad aparentaba, sus rasgos ni siquiera parecían humanos.
-Lo diré cuando me descongeles, o mejor lo hago yo- sin inmutarse se deshizo del conjuro del chico.
-¿Si controlas la magia, por qué no lo evitaste y te escapaste?
-Porque necesitaba saber cuánto controlas de magia. Un conjuro congelador no es sencillo de realizar- la mujer le sonrió-. Mi nombre es Sara Arai, soy la directora de una prestigiosa academia para gente como tú.
-¿Una academia para magos?- preguntó el chico dubitativo. En la carta que le había dejado su madre no ponía que existieran sitios como esos, es más, según le explicara en aquellas líneas, cada mago aprendía de sus familiares o por su cuenta a través de libros.
-No sólo magos, sino criaturas de todo tipo: hadas, ángeles, vampiros, licántropos... Incluso algún que otro humano con grandes cualidades.
-Pero... Yo no tengo dinero como para pagar una academia.
-Vengo a ofrecerte una beca. A cambio de que mates por mí. A una demonio que ronda por mi academia.
-Eso no supondría ningún problema, ya que me dedico a matar ese tipo de criaturas.
-Excelente- le tiende la mano-. Ven conmigo, una vez allí, te explicaré cómo puedes matarla.
El chico la cogió de la mano, y la señora Arai los hizo aparecer en la academia.
Hermida se sorprendió al ver aquel lugar. Los edificios eran de gran tamaño y los jardines eran espectaculares. Diversos alumnos uniformados caminaban o hacia magia por el patio de la academia. Al mago, ese lugar, le encantaba, podría hacer magia sin preocuparse por quién podría pillarlo.
-Señor Owen, bienvenido a mi academia. Empezarás las clases mañana mismo- lo mira-. Tus cosas están ya en tu dormitorio. Te encargarás de esta chica- le entrega una carpeta con la información de la demonio a la que tenía que matar-. Tienes una clase de entrenamiento físico en común con ella, aprovecha esa clase para matarla. Yo me encargaré de marcarlo como un accidente.
La mujer se aleja y deja al chico sólo, con la información de la chica en las manos. Lee la información, por lo que ponía en las fichas, aquel asesinato sería sencillo.
Desde la muerte de su madre había pasado muchas cosas. Se había enterado de que era mago, toda su vida le había ocultado eso y habían reprimido sus poderes con una especie de sello. Esto lo había descubierto en una carta que había escrito su madre y estaba escondida entre sus cosas. Ese sello que le habían puesto se rompería en caso de que el chico alcanzara la mayoría de edad o, en el peor de los casos, el fallecimiento de sus padres. Desgraciadamente, había recuperado sus poderes con el segundo caso, pero, aún así, el sello no se había roto del todo y no se podía transformar.
El joven mago suspiró y se alejó de las tumbas de sus padres, con su bastón de mago en mano. No se había alejado demasiado cuando percibió que una sombra lo seguía. Al girarse, vio como el que lo vigilaba salía corriendo, no le podía ver la cara pues llevaba capucha. Lo siguió sin vacilar, pero aquel extraño le llevaba ventaja y era más rápido con él. Recordando que llevaba su bastón mágico, lo utilizó para inmovilizar al observador. Cuando este se quedó congelado, corrió de nuevo hacia él.
-¡Tú, encapuchado! ¿Quién eres?- cuando lo tuvo en frente le quitó la capucha y comprobó que era una mujer adulta, no sabría decir que edad aparentaba, sus rasgos ni siquiera parecían humanos.
-Lo diré cuando me descongeles, o mejor lo hago yo- sin inmutarse se deshizo del conjuro del chico.
-¿Si controlas la magia, por qué no lo evitaste y te escapaste?
-Porque necesitaba saber cuánto controlas de magia. Un conjuro congelador no es sencillo de realizar- la mujer le sonrió-. Mi nombre es Sara Arai, soy la directora de una prestigiosa academia para gente como tú.
-¿Una academia para magos?- preguntó el chico dubitativo. En la carta que le había dejado su madre no ponía que existieran sitios como esos, es más, según le explicara en aquellas líneas, cada mago aprendía de sus familiares o por su cuenta a través de libros.
-No sólo magos, sino criaturas de todo tipo: hadas, ángeles, vampiros, licántropos... Incluso algún que otro humano con grandes cualidades.
-Pero... Yo no tengo dinero como para pagar una academia.
-Vengo a ofrecerte una beca. A cambio de que mates por mí. A una demonio que ronda por mi academia.
-Eso no supondría ningún problema, ya que me dedico a matar ese tipo de criaturas.
-Excelente- le tiende la mano-. Ven conmigo, una vez allí, te explicaré cómo puedes matarla.
El chico la cogió de la mano, y la señora Arai los hizo aparecer en la academia.
Hermida se sorprendió al ver aquel lugar. Los edificios eran de gran tamaño y los jardines eran espectaculares. Diversos alumnos uniformados caminaban o hacia magia por el patio de la academia. Al mago, ese lugar, le encantaba, podría hacer magia sin preocuparse por quién podría pillarlo.
-Señor Owen, bienvenido a mi academia. Empezarás las clases mañana mismo- lo mira-. Tus cosas están ya en tu dormitorio. Te encargarás de esta chica- le entrega una carpeta con la información de la demonio a la que tenía que matar-. Tienes una clase de entrenamiento físico en común con ella, aprovecha esa clase para matarla. Yo me encargaré de marcarlo como un accidente.
La mujer se aleja y deja al chico sólo, con la información de la chica en las manos. Lee la información, por lo que ponía en las fichas, aquel asesinato sería sencillo.
domingo, 24 de agosto de 2014
a) Sí, yo también estudio allí
El chico escribía en su cuaderno, sin prestar demasiada atención a las explicaciones del profesor de historia de la magia. Era un mago, sabía usarla, no entendía porqué era necesario tener que estudiar su historia. Como si a alguien le importase lo más mínimo.
El timbre, que indica el cambio de clase, no tarda en sonar. El joven mago recoge sus cosas y se dirige hacia el pasillo. Antes mira a Sam, la joven demonio, pero no solía hablar con ella, siempre estaba con Taku, el hijo de la directora de la academia y, por si fuera poco eso, era un vampiro con muy malas pulgas. Ahora, la chica, se encontraba sola, no era raro que el vampiro se saltara las clases. Mira como ella se levanta de su pupitre, con la carpeta entre sus brazos, sonríe al ver al vampiro esperándola fuera del aula, camina hacia él. El mago la mira ir, apenado por no poder ser él el que la esperase. Se fija en como el pelo ondulado de la chica danzaba por su espalda según ella se movía, le parecía una chica muy atractiva, pero, desgraciadamente, por la academia había rumores de que Sam y Taku eran pareja. Esos rumores no tardan en confirmarse cuando el chico observa como Sam saluda a Taku con un pequeño beso en los labios. Ese gesto lo destroza por dentro, pero lo anima al ver que la demonio se despide de él con una leve sonrisa.
Suspirando, el chico, finalmente, sale del aula. Se dirigía hacia su cuarto cuando un chico más alto y mayor que él lo para en medio del pasillo, llevaba una placa que lo marcaba como Miembro del Consejo Estudiantil.
-Señor Owen, la directora quiere verlo en su despacho.
-¿A mi? ¿Por qué?
-No me lo ha dicho. Sólo sé que quiere verle. Y es mejor que no la haga esperar. Adiós- dicho esto, el informante se aleja del lugar.
Encogiéndose de hombros, el mago cambia su rumbo y se dirige al despacho de la señora Arai. No tenía ni la menor idea de porqué requería su presencia, que recordase no había incumplido ninguna norma de la academia ni tampoco había fallado en sus misiones o tareas estudiantiles.
Al llegar al despacho, llama a la puerta, esperando el consentimiento de que pudiera entrar. Al recibirlo, éste entra.
-Siéntese, señor Owen.
-Claro- el chico se sienta en frente de la mesa de la directora y la mira-. ¿Qué sucede? ¿He incumplido alguna norma?
-No, no. No es por eso por lo que lo he llamado. Tengo una misión para usted, Hermida.
-Disculpe, Directora, pero este mes ya he cumplido las misiones que me tocaban.
-Sí, lo sé. Pero esta es una misión al margen de la academia. ¿Es necesario que le recuerde bajo que motivos se encuentra en esta institución?
-No, por supuesto que no- el chico suspira. Él no era un simple alumno-. Y dígame, ¿de qué se trata?
-Verá, es necesario que capture a esta hechicera con vida- le entrega una carpeta, que Hermida no tarde en abrir y leer.
-Iris Parker... ¿Debería sonarme?
-No. Toda la información la tiene en la carpeta. Y ahora, váyase y no tarde en traérmela aquí. Recuerde, la quiero con vida.
-Sí, señora.
El chico sale de la habitación y suspira. También había sido una misión el motivo por el cual él había entrado en la academia...
El timbre, que indica el cambio de clase, no tarda en sonar. El joven mago recoge sus cosas y se dirige hacia el pasillo. Antes mira a Sam, la joven demonio, pero no solía hablar con ella, siempre estaba con Taku, el hijo de la directora de la academia y, por si fuera poco eso, era un vampiro con muy malas pulgas. Ahora, la chica, se encontraba sola, no era raro que el vampiro se saltara las clases. Mira como ella se levanta de su pupitre, con la carpeta entre sus brazos, sonríe al ver al vampiro esperándola fuera del aula, camina hacia él. El mago la mira ir, apenado por no poder ser él el que la esperase. Se fija en como el pelo ondulado de la chica danzaba por su espalda según ella se movía, le parecía una chica muy atractiva, pero, desgraciadamente, por la academia había rumores de que Sam y Taku eran pareja. Esos rumores no tardan en confirmarse cuando el chico observa como Sam saluda a Taku con un pequeño beso en los labios. Ese gesto lo destroza por dentro, pero lo anima al ver que la demonio se despide de él con una leve sonrisa.
Suspirando, el chico, finalmente, sale del aula. Se dirigía hacia su cuarto cuando un chico más alto y mayor que él lo para en medio del pasillo, llevaba una placa que lo marcaba como Miembro del Consejo Estudiantil.
-Señor Owen, la directora quiere verlo en su despacho.
-¿A mi? ¿Por qué?
-No me lo ha dicho. Sólo sé que quiere verle. Y es mejor que no la haga esperar. Adiós- dicho esto, el informante se aleja del lugar.
Encogiéndose de hombros, el mago cambia su rumbo y se dirige al despacho de la señora Arai. No tenía ni la menor idea de porqué requería su presencia, que recordase no había incumplido ninguna norma de la academia ni tampoco había fallado en sus misiones o tareas estudiantiles.
Al llegar al despacho, llama a la puerta, esperando el consentimiento de que pudiera entrar. Al recibirlo, éste entra.
-Siéntese, señor Owen.
-Claro- el chico se sienta en frente de la mesa de la directora y la mira-. ¿Qué sucede? ¿He incumplido alguna norma?
-No, no. No es por eso por lo que lo he llamado. Tengo una misión para usted, Hermida.
-Disculpe, Directora, pero este mes ya he cumplido las misiones que me tocaban.
-Sí, lo sé. Pero esta es una misión al margen de la academia. ¿Es necesario que le recuerde bajo que motivos se encuentra en esta institución?
-No, por supuesto que no- el chico suspira. Él no era un simple alumno-. Y dígame, ¿de qué se trata?
-Verá, es necesario que capture a esta hechicera con vida- le entrega una carpeta, que Hermida no tarde en abrir y leer.
-Iris Parker... ¿Debería sonarme?
-No. Toda la información la tiene en la carpeta. Y ahora, váyase y no tarde en traérmela aquí. Recuerde, la quiero con vida.
-Sí, señora.
El chico sale de la habitación y suspira. También había sido una misión el motivo por el cual él había entrado en la academia...
jueves, 21 de agosto de 2014
Visiones de futuro #5
Pasara casi media hora hasta que Marc volvió a hablar. Durante ese tiempo sólo se había puesto a dar vueltas por el salón, mientras, Erica lo miraba, sin decir nada, esperando a que fuera el chico quien empezara a hablar de nuevo, no quería atosigarlo.
-¿Entonces los vampiros estáis en guerra?- se dirigió a ella, pero aún sin acercarse demasiado.
-No exactamente, no es una guerra directa. Más bien ciertos humanos nos intentan dar caza- lo miraba, sonriente-. Eso si, hubo varias guerras entre ambas especies.
-A parte de los humanos, ¿hay alguna raza más en nuestra contra?
-Por supuesto- se ríe-. Los ángeles, bueno, ellos ya tienen mucho con los demonios. Eso me recuerda a que jamás de los jamases te fíes de uno y menos si es una mujer.
-¿Qué van a hacer? ¿Intentar engañarme para que les venda mi alma?- lo dijo con un tono sarcástico.
-¡Ja! Eso es muy de televisión y películas- le sonríe de forma tierna-. Ellas intentarán matarte, como las sirenas... No sabría que raza es más puñetera para los hombres...
-No me cambies de tema, anda, ¿quiénes está en nuestra contra?
-¡Ah, si! Perdona.
>>Pues verás, como es obvio, nuestros mayores enemigos son los hombres lobos. Es una larga historia que ya te contaré más adelante, cuando seas un vampiro completo.
-¿Un vampiro completo? ¿Y ahora qué soy? ¿Un chiste?
-No hombre... Sólo que aún no eres completamente un vampiro, aún tienes alma y envejecerás. Aunque eso si, a parte de alimentarte como un simple humano también necesitarás beber sangre humana, o de un animal, de lo que prefieras.
-Entiendo... ¿Y cómo me convertiré en un auténtico vampiro?
-¿No es obvio?
-No- contestó de forma seria.
-Marc, para ser un auténtico vampiro, debes morir, Marc.
-¿Entonces los vampiros estáis en guerra?- se dirigió a ella, pero aún sin acercarse demasiado.
-No exactamente, no es una guerra directa. Más bien ciertos humanos nos intentan dar caza- lo miraba, sonriente-. Eso si, hubo varias guerras entre ambas especies.
-A parte de los humanos, ¿hay alguna raza más en nuestra contra?
-Por supuesto- se ríe-. Los ángeles, bueno, ellos ya tienen mucho con los demonios. Eso me recuerda a que jamás de los jamases te fíes de uno y menos si es una mujer.
-¿Qué van a hacer? ¿Intentar engañarme para que les venda mi alma?- lo dijo con un tono sarcástico.
-¡Ja! Eso es muy de televisión y películas- le sonríe de forma tierna-. Ellas intentarán matarte, como las sirenas... No sabría que raza es más puñetera para los hombres...
-No me cambies de tema, anda, ¿quiénes está en nuestra contra?
-¡Ah, si! Perdona.
>>Pues verás, como es obvio, nuestros mayores enemigos son los hombres lobos. Es una larga historia que ya te contaré más adelante, cuando seas un vampiro completo.
-¿Un vampiro completo? ¿Y ahora qué soy? ¿Un chiste?
-No hombre... Sólo que aún no eres completamente un vampiro, aún tienes alma y envejecerás. Aunque eso si, a parte de alimentarte como un simple humano también necesitarás beber sangre humana, o de un animal, de lo que prefieras.
-Entiendo... ¿Y cómo me convertiré en un auténtico vampiro?
-¿No es obvio?
-No- contestó de forma seria.
-Marc, para ser un auténtico vampiro, debes morir, Marc.
martes, 19 de agosto de 2014
Quizás demasiado enamorada
Sentada en el suelo con las piernas cruzadas y su iPhone entre sus manos. Entra en su WhatsApp y busca un nombre. Empieza a escribirle...
Ven. Sonríe, abrázame y bésame.
Quiéreme.
Miénteme...
Dime que soy mejor de lo que realmente soy.
Hazme sentir que le importo a alguien.
Por una vez, haz que me sienta bien.
Haz que me quiera.
Recuérdame que por lo menos le importo a alguien.
Sácame una sonrisa tonta, una risa nerviosa, un débil "te quiero".
Hazme sentir que vale la pena luchar.
Que todo lo que me propongo está al alcance de mi mano.
Quiero estremecerme cuando tu piel roce la mía.
Sonrojarme con cada beso en el cuello.
Susúrrame al oído todo lo que te hago sentir.
Sólo quiero temblar protegida entre tus brazos.
Hazme callar con un beso.
Quiero seguir sintiéndome pequeña.
Espera una respuesta, nerviosa, sin dejar de contemplar la pantalla, como unas letras en verde, que indicaban: "escribiendo..."
Iré. te sonreiré, abrazaré y besaré.
¿Quererte? Prefiero amarte.
No puedo mentirte...
Imposible que seas mejor de lo que eres, ya eres lo mejor.
Me importas, te lo haré ver siempre.
¿Sólo una vez? Te haré sentir bien siempre.
Ya te quiero yo por ti.
Me importas, ¿quieres que te lo recuerde una vez más?
Ven. Te haré reír con una perfecta sonrisa que tienes, después, dime que me quieres.
Si es por nosotros, sí que vale la pena luchar.
Todo está al alcance de tu mano. Sólo tienes que extenderla.
Te acariciaré para sentir cómo te estremeces.
Te besaré en el cuello tantas veces como me lo pidas.
No tiembles... Más mis brazos serán tu refugio.
Habla, adoro oír tu voz, luego ya te besaré.
Siempre serás mi pequeña.
Una sonrisa nace en su rostro, era bello estar enamorada de alguien como él.
Ven. Sonríe, abrázame y bésame.
Quiéreme.
Miénteme...
Dime que soy mejor de lo que realmente soy.
Hazme sentir que le importo a alguien.
Por una vez, haz que me sienta bien.
Haz que me quiera.
Recuérdame que por lo menos le importo a alguien.
Sácame una sonrisa tonta, una risa nerviosa, un débil "te quiero".
Hazme sentir que vale la pena luchar.
Que todo lo que me propongo está al alcance de mi mano.
Quiero estremecerme cuando tu piel roce la mía.
Sonrojarme con cada beso en el cuello.
Susúrrame al oído todo lo que te hago sentir.
Sólo quiero temblar protegida entre tus brazos.
Hazme callar con un beso.
Quiero seguir sintiéndome pequeña.
Espera una respuesta, nerviosa, sin dejar de contemplar la pantalla, como unas letras en verde, que indicaban: "escribiendo..."
Iré. te sonreiré, abrazaré y besaré.
¿Quererte? Prefiero amarte.
No puedo mentirte...
Imposible que seas mejor de lo que eres, ya eres lo mejor.
Me importas, te lo haré ver siempre.
¿Sólo una vez? Te haré sentir bien siempre.
Ya te quiero yo por ti.
Me importas, ¿quieres que te lo recuerde una vez más?
Ven. Te haré reír con una perfecta sonrisa que tienes, después, dime que me quieres.
Si es por nosotros, sí que vale la pena luchar.
Todo está al alcance de tu mano. Sólo tienes que extenderla.
Te acariciaré para sentir cómo te estremeces.
Te besaré en el cuello tantas veces como me lo pidas.
No tiembles... Más mis brazos serán tu refugio.
Habla, adoro oír tu voz, luego ya te besaré.
Siempre serás mi pequeña.
Una sonrisa nace en su rostro, era bello estar enamorada de alguien como él.
lunes, 18 de agosto de 2014
3: Si no es uno, es la otra
Sam salía de la enfermería de la academia con su novio, en su forma de gato, entre sus brazos. Lo acariciaba con ternura detrás de las orejas y este ronroneaba como un auténtico felino.
-Amor, ya te dije que estaba bien, que no era necesario que fuera a la enfermería.
-Pero quería asegurarme. No es ilegal que me preocupe por ti.
-Lo sé. Pero ya te dijo, con la sangre que me proporcionas mis heridas se curan mucho antes, además, tus ataques no me hacen tanto daño.
-¿Me estás llamando débil, amor?- Sam lo miró con una dureza y enfado que no existían.
-Por supuesto que no- la mira a ella y, dándole un lametón en la mejilla, le sonríe.
Sam lo hace callar, notaba como alguien, aunque no sabía quién, se acercaba a ellos.
-Señorita Night, ¿qué hace a estas horas fuera de su cuarto?- El chico que acababa de llegar no era mayor que ella, pero en su pecho había una pequeña chapa que lo marcaba como un miembro del consejo escolar, las manos derecha de la directora de la academia, la señora Arai, la madre de su pareja.
-Acabo de salir de la enfermería, puede preguntarle a la enfermera por mi, si es necesario- le respondió con una falsa sonrisa en el rostro.
-¿Y ese gato?- Señaló a Taku, éste lo ignoró y se pegó más al pecho de Sam- Sabe de sobra que las mascotas están prohibidas..
-Lo sé, pero no los familiares que toman forma de animal.
-No tenemos constancia de que su familiar sea un gato.
-Es lo que yo quiero que sea. Y hoy me ha apetecido que sea un lindo gatito.
-Está bien- Sam hizo amago de irse, pero el miembro del consejo escolar la paró-. Espere, ¿ha visto a Takumu?
-¿A ese maldito vampiro? Pues no.
-¿Lo llamas maldito vampiro cuando se pasa todo el día con él?
-Sí.
-Si lo ve, dígale que la directora lo está buscando. Al parecer se ha metido en un lío, probablemente lo expulsen- se rió un rato y sonrió, con un tono de maldad en su rostro.
-¿Y no puede venir su madre a decírselo?- acariciando la cabeza de su novio, le preguntó a este: "amor, ¿qué has hecho esta vez?".
Taku le lamió las manos antes de responderle de forma mental: "nada, te lo juro, he estado todo el tiempo contigo".
-¿Cree que por ser un niño de mamá le librará del castigo? Esta vez la directora está cabreada.
-Dígaselo usted, no soy la chica de los recados.
Se dio la vuelta, dispuesta a irse, pero tenía las piernas congeladas. Usando su magia, se zafó del ataque del chico y lo lanzó lejos.
-¡Ambos seréis expulsados al fin!
-No me haga reír. Conozco su odio hacia Takumu y hacia mi, pero eso no te servirá de nada. Si me disculpáis.
Antes de que el chico pudiera atacarla de nuevo, desapareció y se hizo aparecer en el exterior de la academia.
-Que tu madre quiera hablar contigo no significa nada bueno.
-Lo sé- tomando su forma humana, abraza a Sam.
-¿No creerás que...?- no le da tiempo a continuar la frase ya que Taku le responde.
-Me temo que sí, amor- le besa la frente-. Y ese bastardo me las pagará por osar rozar a mi novia.
-Venga, vayamos a buscar a tu madre.
Ambos se alejaron camino al despacho de la madre de Taku.
-Amor, ya te dije que estaba bien, que no era necesario que fuera a la enfermería.
-Pero quería asegurarme. No es ilegal que me preocupe por ti.
-Lo sé. Pero ya te dijo, con la sangre que me proporcionas mis heridas se curan mucho antes, además, tus ataques no me hacen tanto daño.
-¿Me estás llamando débil, amor?- Sam lo miró con una dureza y enfado que no existían.
-Por supuesto que no- la mira a ella y, dándole un lametón en la mejilla, le sonríe.
Sam lo hace callar, notaba como alguien, aunque no sabía quién, se acercaba a ellos.
-Señorita Night, ¿qué hace a estas horas fuera de su cuarto?- El chico que acababa de llegar no era mayor que ella, pero en su pecho había una pequeña chapa que lo marcaba como un miembro del consejo escolar, las manos derecha de la directora de la academia, la señora Arai, la madre de su pareja.
-Acabo de salir de la enfermería, puede preguntarle a la enfermera por mi, si es necesario- le respondió con una falsa sonrisa en el rostro.
-¿Y ese gato?- Señaló a Taku, éste lo ignoró y se pegó más al pecho de Sam- Sabe de sobra que las mascotas están prohibidas..
-Lo sé, pero no los familiares que toman forma de animal.
-No tenemos constancia de que su familiar sea un gato.
-Es lo que yo quiero que sea. Y hoy me ha apetecido que sea un lindo gatito.
-Está bien- Sam hizo amago de irse, pero el miembro del consejo escolar la paró-. Espere, ¿ha visto a Takumu?
-¿A ese maldito vampiro? Pues no.
-¿Lo llamas maldito vampiro cuando se pasa todo el día con él?
-Sí.
-Si lo ve, dígale que la directora lo está buscando. Al parecer se ha metido en un lío, probablemente lo expulsen- se rió un rato y sonrió, con un tono de maldad en su rostro.
-¿Y no puede venir su madre a decírselo?- acariciando la cabeza de su novio, le preguntó a este: "amor, ¿qué has hecho esta vez?".
Taku le lamió las manos antes de responderle de forma mental: "nada, te lo juro, he estado todo el tiempo contigo".
-¿Cree que por ser un niño de mamá le librará del castigo? Esta vez la directora está cabreada.
-Dígaselo usted, no soy la chica de los recados.
Se dio la vuelta, dispuesta a irse, pero tenía las piernas congeladas. Usando su magia, se zafó del ataque del chico y lo lanzó lejos.
-¡Ambos seréis expulsados al fin!
-No me haga reír. Conozco su odio hacia Takumu y hacia mi, pero eso no te servirá de nada. Si me disculpáis.
Antes de que el chico pudiera atacarla de nuevo, desapareció y se hizo aparecer en el exterior de la academia.
-Que tu madre quiera hablar contigo no significa nada bueno.
-Lo sé- tomando su forma humana, abraza a Sam.
-¿No creerás que...?- no le da tiempo a continuar la frase ya que Taku le responde.
-Me temo que sí, amor- le besa la frente-. Y ese bastardo me las pagará por osar rozar a mi novia.
-Venga, vayamos a buscar a tu madre.
Ambos se alejaron camino al despacho de la madre de Taku.
miércoles, 13 de agosto de 2014
Así hace un total de 100
El tiempo pasa y el número de publicaciones aumentan. Con ello, también cambia lo que escribimos. Ahora, poco más de un año desde que creásemos el Blog, ya van 100 posts escritos y publicados. He disfrutado y aprendido escribiéndolos.
Creo que jamás he escrito por obligación, sino por el placer de hacerlo o intentar evadirme del mundo, alejando así los problemas durante un rato.
Con el tiempo y cada publicación he ido mejorando, aunque apenas se note entre un post y otro, pero sí existe una diferencia con las primeras publicaciones.
Después de estos meses de publicaciones, algunos amigos me han dicho que es buena idea activar el AdSense y obtener algún tipo de beneficio con lo que Ghost y yo escribimos. Siguen pasando los días y yo no me decido, pienso que si lo pongo sólo escribiré por ganar y perderé la ilusión, aunque, por otra parte, está bien conseguir algo de dinero en estos tiempos y sobre todo, si es con algo que me gusta.
Así que, pregunto a aquellos que me leen que opinen acerca de esto.
Y una vez más, gracias por leer mis pequeñas historias.
Un abrazo,
Samy Night!
Creo que jamás he escrito por obligación, sino por el placer de hacerlo o intentar evadirme del mundo, alejando así los problemas durante un rato.
Con el tiempo y cada publicación he ido mejorando, aunque apenas se note entre un post y otro, pero sí existe una diferencia con las primeras publicaciones.
Después de estos meses de publicaciones, algunos amigos me han dicho que es buena idea activar el AdSense y obtener algún tipo de beneficio con lo que Ghost y yo escribimos. Siguen pasando los días y yo no me decido, pienso que si lo pongo sólo escribiré por ganar y perderé la ilusión, aunque, por otra parte, está bien conseguir algo de dinero en estos tiempos y sobre todo, si es con algo que me gusta.
Así que, pregunto a aquellos que me leen que opinen acerca de esto.
Y una vez más, gracias por leer mis pequeñas historias.
Un abrazo,
Samy Night!
2: Si es necesario, te mataré, viejo
Las paredes de la habitación estaban pintadas de negro y púrpura, en ellas había colgados posters de sus grupos demoníacos favoritos. Las estanterías estaban llenas de libros de magia, novelas y comics. El escritorio estaba pegado a la pared en la que se encontraba la ventana, la cama, pegada a la otra pared y centrada.
-Se nota que esta habitación es tuya, amor- Taku la abraza por la espalda y le besa su nuca, de forma cariñosa.
-Un poco solo- se ríe y cierra los ojos, dejándose abrazar.
Se acuestan sobre cama y Sam toma su aspecto de gata, mordisqueando las orejas de Taku.
-Mira que eres mimosa, amor- le acaricia la cabeza.
-Eso es culpa tuya.
Taku también toma su aspecto felino y aprovechando la hora de la que disponían, juegan de forma cariñosa.
-Toma tu forma humana, amor.
Sam asiente y le hace caso. éste lo hizo también y se puso sobre ella. Besándola, le acaricia el cuerpo.
-Si te pasas, gritaré- lo mira de forma traviesa.
-No te atreverás...- Taku la mira- O vendrá tu padre.
-Ponme a prueba, guapo- se ríe.
Ignorándola, muerde su cuello. Acto seguido, la chica grita. La puerta se abre con brusquedad y aparece su padre, mirando a Taku, cabreándose más por la situación que se había encontrado en la habitación de su hija.
-¡Takumu! Suelta a mi hija- lo mira de forma fulminante-. Dos minutos y estarás muerto.
-Ya claro...- cuando el Sr. Night sale, mira a su novia-. Eres de lo peor amor, lo has cabreado.
-Perdona- le pone ojitos y le da un beso largo-. Venga, es hora de que vayas a enfrentarte a mi padre.
Caminan hacia la zona de entrenamiento de la casa, donde el viejo demonio los estaba esperando. Sam se aleja de ellos, manteniéndose al margen de la situación.
-No dejaré que me separes de Sam, viejo- el chico fulmina al demonio con la mirada.
-¿Te crees que me importa lo que tú quieras?- Se ríe ante el comentario del vampiro.
-Te mataré si hace falta.
-Inténtalo.
Va a por él y le da un puñetazo fortísimo en el estómago, pero, antes de que llegara a rozarlo, el demonio le para la mano y lo lanza contra la pared. Taku se golpea con fuerza la espalda al chocar contra el muro. Tras levantarse, vuelve a ir a por él y esta vez le da un puñetazo en la cara, pero, de nuevo, el demonio esquiva el ataque sin apenas esforzarse. Empezando a frustrarse, Taku decide atacarlo con magia. El padre de Sam corre hacia él y le da un golpe con el puño en el estómago.
-Viejo de mierda- sus ojos empiezan a brillar en un tono rojo.
-¿Qué te pasa? ¿No puedes conmigo, gilipollas?
-No me digas lo que puedo y no puedo hacer.
Taku salta hacia él y le da una patada en las costillas, en esta ocasión, no puede evitar el golpe y se queja.
-Mi hija se casará con quien yo diga y no contigo, vampiro asqueroso.
El joven estaba cada vez más enfadado y sus ojos brillan aún más. El aire de la habitación empieza a volverse pesado haciendo que al viejo demonio le cueste respirar.
-¿Ahora qué, viejo?
El demonio lo mira y le gruñe, a pesar de que incluso eso le costaba hacer. Intenta deshacer la magia del joven vampiro y recuperar el control de la situación, más no es capaz. La risa de Taku resuena por toda la sala y corre hacia él, pero se para a mitad del camino al encontrarse allí a Sam.
-¡Basta! ¡Los dos!- los mira a ambos- Deshaz el conjuro, Taku.
Este obedece a su novia y la abraza por la espalda, mirando al padre de la chica.
-Padre. Taku ha demostrado ser capaz de matarte si es necesario, además, creo que es obvio que haría lo que fuera por mí- mira a su padre, con la mirada fría-. No pienso dejar a mi novio y mucho menos casarme con quien tú quieras.
-¡Pero debes obedecerme! No como padre, si no como líder del clan.
-Cierto es. Pero, realmente yo soy la líder del clan familiar. ¿Es necesario que te recuerde que fui yo quien acabó con el anterior líder? Si tú lo lideras es porque yo era demasiado joven- mira a ambos-. Desde hoy, decido tomar las riendas del cargo y por consiguiente, decidiré con quien he de casarme- los ojos de la chica eran de un color morado y su voz era dura e imponía el poder que tenía-. ¿Está claro?
-S-sí, hija...
-Si me disculpas, tengo que volver a estudiar.
Se aleja con Taku y los hace aparecer en la habitación de Taku.
-Joder Sam, deberías haberme dejado que lo matara.
-No, por muy cabrón que hubiera sido conmigo, es mi padre.
(¡Hola! Aquí presento otro capítulo más. Como prometí indicaría si algo esta escrito por el Sr. X. En este capítulo, es la pelea. Yo sólo me he encargado de redactarla. ¡Un saludo!)
(¡Hola! Aquí presento otro capítulo más. Como prometí indicaría si algo esta escrito por el Sr. X. En este capítulo, es la pelea. Yo sólo me he encargado de redactarla. ¡Un saludo!)
domingo, 10 de agosto de 2014
1: Ella es mía y de nadie más
Sam estaba dormida abrazada a Taku, como cada día, aunque eso estuviera prohibido en la academia en la que estaban. El vampiro, en cambio, estaba despierto, y la acariciaba con ternura.
Un móvil empezó a vibrar y a sonar con fuerza sobre el escritorio, despertando a Sam. Taku le acercó el teléfono y ella lo descolgó al ver que quien llamaba era su padre.
-Padre, ¿qué quieres?- preguntó aún con la voz ronca.
-Te he encontrado un pretendiente.
-¿Qué me has encontrado qué?
-Un amigo tiene un hijo de más o menos de tu edad, es el perfecto marido para ti.
-Sí, había oído bien... Padre... No pienso casarme.
Taku miró a Sam sin comprender de lo que hablaba su novia, que el recordara no le había pedido matrimonio, como que apenas llevaban una semana juntos.
-Debes hacerlo.
-Mira, voy ahora para ahí y hablamos con calma- sin darle tiempo a responder le cuelga y mira a Taku-. Mi padre quiere que me case con el hijo de un amigo suyo...
-¿Qué? Eso no lo pienso permitir.
-No pienso hacerlo, amor, te tengo a ti- saltó de la cama y empezó a vestirse-. Voy a ir al infierno a hablar con él.
-Voy contigo.
-No. Ya sabes que mi padre te odia. Además, no sabe nada de lo nuestro.
-Es igual, iré como gato.
-Conoce tu alma.
-La ocultaré mediante magia.
-Está bien...- suspira- Ven aquí, gatito.
Se convierte en gato saltando hacia los brazos de Sam, ella lo abraza contra su pecho y los hace aparecer en casa de su padre.
-¡Padre!- va hacia el salón, de allí es de donde percibía el alma de su padre- Ya me estás explicando que es eso de que debo casarme con el hijo de un amigo tuyo.
-¿Ahora tienes un gato?- señaló a Taku.
-Sí, me lo he encontrado. No me cambies de tema.
-Sí, ya vas teniendo edad de casarte y darme nietos. Además, este es un buen partido, un demonio de clase alta, como tú.
-Yo soy mestiza. Y... Además... Me gusta alguien- acarició la cabeza de Taku, mientras este tranquilo, meneaba su cola y lamía las manos de Sam.
-¿No me digas que te has enamorado de ese asqueroso vampiro?
-¡Taku es mi mejor amigo, padre! Y sí, me he enamorado de él. ¡Al menos ese "asqueroso" vampiro me cuida y se preocupa más por mí que tú!- en sus brazos Taku empezaba a estar molesto y a bufar. Sam lo seguía acariciando, y, mediante telepatía lo intentaba calmar: "amor, tranquilo, no le hagas caso al viejo".
-¡Vampiros y demonios somos enemigos! ¡Jamás permitiré que estés con alguien como él! Te casarás con quien yo ordene. Ya es mucho que os permita ser amigos.
-¿Y qué pasaría si fuéramos más que amigos? ¿Me matarías?
-No permitiré que mi única hija salga con un maldito chupa sangre que la use de comida andante.
Taku, ya cabreado, saltó a arañar al padre de Sam.
-¡Taku, no!
-¿Le pones el nombre del chico que amas a tu mascota? ¡Qué patético!- el padre de Sam empezó a reírse mientras se sacó de encima al gato negro.
-¿Acaso no te has dado cuenta de que soy el novio de tu hija?- Taku tomó su aspecto humano- ¿O que la cuido mejor de lo que tú haces, maldito viejo?
-Maldito vampiro. ¿Cómo osas tocar a mi hija?
-¡Basta!- Sam gritó y se puso en medio de ambos- Te guste o no, padre, Taku es mi novio y no pienso dejarle.
-¡No podéis estar juntos!
-¿Por qué no, viejo? Si es necesario te mataré- los ojos del chico estaban rojos, se había cabreado.
-No os lo diré. ¿Eso crees? Está bien, te quiero aquí en una hora, a ver si puedes conmigo. Al menos tendrás una última hora para estar con mi hija- se alejó de allí riendo de una forma fría y siniestra.
-Amor... Vamos a mi cuarto un rato, anda.
Taku asintió y siguió a su novia por los pasillos de aquella casa demoníaca.
Un móvil empezó a vibrar y a sonar con fuerza sobre el escritorio, despertando a Sam. Taku le acercó el teléfono y ella lo descolgó al ver que quien llamaba era su padre.
-Padre, ¿qué quieres?- preguntó aún con la voz ronca.
-Te he encontrado un pretendiente.
-¿Qué me has encontrado qué?
-Un amigo tiene un hijo de más o menos de tu edad, es el perfecto marido para ti.
-Sí, había oído bien... Padre... No pienso casarme.
Taku miró a Sam sin comprender de lo que hablaba su novia, que el recordara no le había pedido matrimonio, como que apenas llevaban una semana juntos.
-Debes hacerlo.
-Mira, voy ahora para ahí y hablamos con calma- sin darle tiempo a responder le cuelga y mira a Taku-. Mi padre quiere que me case con el hijo de un amigo suyo...
-¿Qué? Eso no lo pienso permitir.
-No pienso hacerlo, amor, te tengo a ti- saltó de la cama y empezó a vestirse-. Voy a ir al infierno a hablar con él.
-Voy contigo.
-No. Ya sabes que mi padre te odia. Además, no sabe nada de lo nuestro.
-Es igual, iré como gato.
-Conoce tu alma.
-La ocultaré mediante magia.
-Está bien...- suspira- Ven aquí, gatito.
Se convierte en gato saltando hacia los brazos de Sam, ella lo abraza contra su pecho y los hace aparecer en casa de su padre.
-¡Padre!- va hacia el salón, de allí es de donde percibía el alma de su padre- Ya me estás explicando que es eso de que debo casarme con el hijo de un amigo tuyo.
-¿Ahora tienes un gato?- señaló a Taku.
-Sí, me lo he encontrado. No me cambies de tema.
-Sí, ya vas teniendo edad de casarte y darme nietos. Además, este es un buen partido, un demonio de clase alta, como tú.
-Yo soy mestiza. Y... Además... Me gusta alguien- acarició la cabeza de Taku, mientras este tranquilo, meneaba su cola y lamía las manos de Sam.
-¿No me digas que te has enamorado de ese asqueroso vampiro?
-¡Taku es mi mejor amigo, padre! Y sí, me he enamorado de él. ¡Al menos ese "asqueroso" vampiro me cuida y se preocupa más por mí que tú!- en sus brazos Taku empezaba a estar molesto y a bufar. Sam lo seguía acariciando, y, mediante telepatía lo intentaba calmar: "amor, tranquilo, no le hagas caso al viejo".
-¡Vampiros y demonios somos enemigos! ¡Jamás permitiré que estés con alguien como él! Te casarás con quien yo ordene. Ya es mucho que os permita ser amigos.
-¿Y qué pasaría si fuéramos más que amigos? ¿Me matarías?
-No permitiré que mi única hija salga con un maldito chupa sangre que la use de comida andante.
Taku, ya cabreado, saltó a arañar al padre de Sam.
-¡Taku, no!
-¿Le pones el nombre del chico que amas a tu mascota? ¡Qué patético!- el padre de Sam empezó a reírse mientras se sacó de encima al gato negro.
-¿Acaso no te has dado cuenta de que soy el novio de tu hija?- Taku tomó su aspecto humano- ¿O que la cuido mejor de lo que tú haces, maldito viejo?
-Maldito vampiro. ¿Cómo osas tocar a mi hija?
-¡Basta!- Sam gritó y se puso en medio de ambos- Te guste o no, padre, Taku es mi novio y no pienso dejarle.
-¡No podéis estar juntos!
-¿Por qué no, viejo? Si es necesario te mataré- los ojos del chico estaban rojos, se había cabreado.
-No os lo diré. ¿Eso crees? Está bien, te quiero aquí en una hora, a ver si puedes conmigo. Al menos tendrás una última hora para estar con mi hija- se alejó de allí riendo de una forma fría y siniestra.
-Amor... Vamos a mi cuarto un rato, anda.
Taku asintió y siguió a su novia por los pasillos de aquella casa demoníaca.
Al final siempre acabo cediendo
Hace poco más de una semana que acabé la historia de Sam y Taku y había explicado que sólo publicaría algo si lo escribía mi amigo.
He intentado seguir escribiendo "Visiones de futuro", más no logré escribir ni una línea, no consigo crear nada. Tampoco se me ocurre nada de otros temas.
Por ello, y porque también Iris (obviamente no es su nombre real), que es sin duda la mayor fan de esta entrañable pareja, y el Sr. X me lo han pedido, continuaré con alguna historia de Sam y Taku. En este caso, es sacada de algo ya existente que escribí junto a mi amigo, pero con alguna que otra variación.
No sé cómo, pero siempre acabo cediendo a lo que la gente me pide...
He intentado seguir escribiendo "Visiones de futuro", más no logré escribir ni una línea, no consigo crear nada. Tampoco se me ocurre nada de otros temas.
Por ello, y porque también Iris (obviamente no es su nombre real), que es sin duda la mayor fan de esta entrañable pareja, y el Sr. X me lo han pedido, continuaré con alguna historia de Sam y Taku. En este caso, es sacada de algo ya existente que escribí junto a mi amigo, pero con alguna que otra variación.
No sé cómo, pero siempre acabo cediendo a lo que la gente me pide...
Quiero irme a vivir a ese lugar
Quiero irme a un lugar en donde todos podamos ser como queramos sin que nadie nos juzgue. Un mundo en el cual a los demás no les importe cual sea tu orientación sexual. En donde hombres y mujeres sean tratados de la misma forma, tengas las mismas igualdades o privilegios, donde no se discrimine a nadie por pertenecer a un país o a otro, en donde no importe cual sea tu religión o cultura.
Deseo encontrar un lugar en donde la gente se ayude unos a otros sin desear nada a cambio. Un lugar en que si te ocurre algo por la calle, los que pasen a tu alrededor de echen una mano en lo que sea necesario, ya sea llamar a una ambulancia o parar un carrito con un niño en él que corre camino abajo.
A estas alturas de la vida, la sociedad de ha vuelto mucho menos solidaria y humanitaria, la gente sólo piensa en su propio beneficio, sin pensar en que otros de su zona lo pasen mal y les iría mejor, con quizás, esa ayuda mínima que este pueda aportar. ¿Dónde han quedado los principios básicos de una sociedad moderna y civilizada?
Poco a poco este mundo se ha ido pudriendo. Ya ni en los pueblos la gente es tan amable y confiada como antes.
En los países considerados "inferiores" tienen mayores valores sociales que aquellas más "desarrolladas y superiores".
En esta sociedad a la gente le preocupa tener un móvil último modelo y aparentar tener una calidad de vida superior a lo necesario. Ya no es importante ayudar al prójimo ni ser iguales en todo.
Me gustaría una vida más amble y civilizada que la actual...
sábado, 2 de agosto de 2014
Algunas veces sí es demasiado tarde
Lagrimeaba abrazada a un osito de peluche. En su vida se había sentido tan dolida, y todo a causa de lo estúpida que había sido. Si hace un par de semanas hubiera tenido el valor suficiente para expresar sus sentimientos, ahora no estaría llorando por la pérdida del chico que amaba, su mejor amigo, su confidente, su..., todo. Y ahora él estaba con otra, una chica que no sabría amarlo como ella lo haría, que no sería capaz de entenderlo como ella lo hacía y mucho menos aquella chica lo conocería tan bien como ella.
Sus ojos estaban ya rojos e hinchados, llevaba demasiadas horas llorando por un amor imposible y porque había decido alejarse de él para siempre. No soportaba verlo con otra, ver como abrazaba, besa y se reía con su novia. Era demasiado doloroso para cualquiera.
Su osito ya estaba mojado. Era la primera vez que derramaba tantas lágrimas seguidas. Era cierto lo que se decía de que el primer amor duele. ¿Cómo podía existir un dolor semejante? ¿Cómo alguien podía vivir con ello?
Tenía el móvil en la mano, releía viejas conversaciones con su mejor amigo, en la que no faltaban los "te quiero idiota", pero que ella decía desde el corazón, decía que lo quería porque así lo sentía. Miraba fotos en las que ambos salían, abrazándose o haciendo el idiota, demostrando la buena amistad que los unía. Pero, desgraciadamente, eso ya no volvería a ser así.
Tiró el móvil al fondo de un cajón, ya que era la cuarta vez en ese día que la pantallita del pequeño teléfono se iluminaba y aparecía la foto de su mejor amigo. No quería ni podía contestar a ninguna de sus llamadas o mensajes.
Para su desgracia, la vibración del móvil aún se escuchaba y sentía. Lo cogió y lo apagó, esta vez lo metió dentro de un cojín que dejó bajo su cama.
Miró por la ventana, fuera llovía, normal en un día otoñal como aquel. Ni dentro ni fuera de aquel cuarto brillaba el sol y eso hacía que se sintiera aún más desdichada. Estaba cansada. Cansada de sollozos y lágrimas. Debía superarlo, aunque jamás volvería a ser las cosas como antes, sin su complicidad y bromas que acababan en pequeños besos y abrazos.
Quizás si le hubiera confesado sus sentimientos hace tiempo, todo hubiera ocurrido de otra forma y ahora ella sería su novia y no aquella chica, Pero, desgraciadamente, algunas veces sí era demasiado tarde para decir las cosas y ella ahora lo sabía bien.
Sus ojos estaban ya rojos e hinchados, llevaba demasiadas horas llorando por un amor imposible y porque había decido alejarse de él para siempre. No soportaba verlo con otra, ver como abrazaba, besa y se reía con su novia. Era demasiado doloroso para cualquiera.
Su osito ya estaba mojado. Era la primera vez que derramaba tantas lágrimas seguidas. Era cierto lo que se decía de que el primer amor duele. ¿Cómo podía existir un dolor semejante? ¿Cómo alguien podía vivir con ello?
Tenía el móvil en la mano, releía viejas conversaciones con su mejor amigo, en la que no faltaban los "te quiero idiota", pero que ella decía desde el corazón, decía que lo quería porque así lo sentía. Miraba fotos en las que ambos salían, abrazándose o haciendo el idiota, demostrando la buena amistad que los unía. Pero, desgraciadamente, eso ya no volvería a ser así.
Tiró el móvil al fondo de un cajón, ya que era la cuarta vez en ese día que la pantallita del pequeño teléfono se iluminaba y aparecía la foto de su mejor amigo. No quería ni podía contestar a ninguna de sus llamadas o mensajes.
Para su desgracia, la vibración del móvil aún se escuchaba y sentía. Lo cogió y lo apagó, esta vez lo metió dentro de un cojín que dejó bajo su cama.
Miró por la ventana, fuera llovía, normal en un día otoñal como aquel. Ni dentro ni fuera de aquel cuarto brillaba el sol y eso hacía que se sintiera aún más desdichada. Estaba cansada. Cansada de sollozos y lágrimas. Debía superarlo, aunque jamás volvería a ser las cosas como antes, sin su complicidad y bromas que acababan en pequeños besos y abrazos.
Quizás si le hubiera confesado sus sentimientos hace tiempo, todo hubiera ocurrido de otra forma y ahora ella sería su novia y no aquella chica, Pero, desgraciadamente, algunas veces sí era demasiado tarde para decir las cosas y ella ahora lo sabía bien.
Un "gracias" no es suficiente
Después de dos meses, al fin he conseguido acabar la pequeña historia de Sam y Taku. A pesar de que este secuestro se me ocurrió un día, la historia en sí no es cosa mía, nació junto a un amigo mío por un antiguo Rol en el que participábamos (lo siento a quien era "Shana" realmente por no poder pedirle que me dejara escribir sobre su personaje en una de las publicaciones).
Obviamente, el personaje de Sam está creado totalmente por mi, pero, en cambio, Taku es de ese querido amigo Sr. X (no me deja poner su verdadero nombre u.u). Antes de empezar a publicar un post sobre ello, aunque creo que realmente ocurrió después, le pregunté si no le importaba que usara a su personaje para usarlo en mi Blog y escribir por mi cuenta, sin obtener ningún beneficio a cambio, salvo la alegría de ver cómo se iba leyendo, una historia de ellos dos. Su respuesta fue afirmativa.
Desde que accedió a que publicara usando a su personaje, le he ido pidiendo consejo de qué haría Taku en ciertas ocasiones, como actuaría para salvar a su novia, es más, el recuerdo de Taku está casi totalmente escrito por él.
Por ello, me gustaría darle las gracias por darme permiso a escribir, ya que es algo que me encanta, aunque no sea algo en lo que sobresalga demasiado, pero disfruto con ello,
Por eso, St. X, que sabes que te aprecio muchísimo, gracias por dejarme escribir y no llevarme a los tribunales por apropiarme de un personaje ajeno. Cuando consiga hacerme rica y famosa por mis escritos, si hago un libro sobre Sam en el que aparezca Taku (que sabes que así es), aparecerás en la dedicatoria, y esta vez sí usaré tu nombre.
Este Sr. X también quiere que siga publicando en el Blog alguna que otra historia alternativa más de nuestros personajes, pero sinceramente, creo que ha sido algo puntal y que si él quiere, que lo escriba y yo lo publico a su nombre.
Así que, un saludo a todos aquellos que han seguido aquella historia desde el principio y de nuevo decir, ¡gracias Sr. X!
viernes, 1 de agosto de 2014
10: Libre
A su paso iban quedando cuerpos dañados, aunque estaba cabreado no era necesario matar, sin embargo, siempre estaba bien dar algún que otro bocado para poder alimentarse un poco. Sólo deseaba que su chica siguiera con vida, y que sobre todo que no hubiera perdido la cordura, era bastante difícil traerla de vuelta, aunque él, a diferencia del resto, siempre había sido capaz de lograrlo.
Llegó a la puerta que le habían indicado, supuestamente detrás de ella se encontraba Sam. Esperaba que así fuera, sino, alguien iba a morir por ello.
La puerta estaba cerrada con llave, y obviamente él no la tenía. No le quedaba otra que derribarla. Tomó carrerilla y la golpeó con su cuerpo, más no se abría. Probó un par de veces más hasta que la puerta cedió y se abrió por el golpe, la cerradura había reventado.
Sin llegar a entrar una mano lo agarró del cuello, ahogándolo. Conocía el tacto de aquella suave mano, era la de Samantha, su novia. Gruñó, si ella lo había cogido de aquella forma sólo quería decir que había perdido su cordura. La chica lo pegó a la pared. Su cuerpo estaba lleno de marcas y estaba tan delgada que se notaban sus huesos, verla de esa forma le partía el corazón. Cada vez odiaba más a su madre. ¿Cómo había sido capaz de hacerle aquello a alguien tan dulce como ella? Los ojos de la joven eran del color de la sangre, su cara reflejaba la mismísima locura. Necesitaba recuperarla cuanto antes.
-¿Quién cojones eres? ¿Tú también vienes a torturarme?- la voz de Sam era dura y fría como el hielo. Se notaba lo mal que lo debía haber pasado.
-Soy tu novio- contestó con una voz dulce y suave, intentando tranquilizarla.
-¡Ja! ¡Qué gracioso! Yo no tengo novio.
-Si lo tienes, y soy yo- se acercó a la cara de ella, ignorando la presión que sentía en su cuello y la besó suavemente.
La chica no tardó en separarse y golpearle. Él sólo se defendía, no podía ni quería dañarla ya más de lo que estaba, eso no era como en sus entrenamientos, ni siquiera era su diablilla.
-¡¿Pero qué haces?!- gritó, cabreada, tras darle una patada sobre el abdomen y un puñetazo que le rompió el labio a Taku.
Él le sonrió, como si ella fuera la de siempre, ignorando los ataques que recibía.
-Sam, soy Taku, tu novio- esbozó una amplia sonrisa-. Te quiero, amor.
-¿Pero de qué hablas? ¿Estás loco?- ella seguía sin dar su brazo a torcer.
El vampiro se fue acercando a ella, mientras que la demonio iba caminando hacia atrás, separándose de él. Taku la abrazó y volvió a besarla. En esta ocasión ella correspondió al dulce beso de su novio. Al ver que se dejaba, la pegó aún más a él.
Tras un minuto, se separó de él y se llevó las manos a la cabeza, de sus ojos caían lágrimas, que mojaban sus manchadas mejillas. Empezó a balbucear palabras sueltas.
-Taku... Novio... Vampiro... Amor... Te quiero...
-Y yo a ti cielo- se río, nervioso y alegre por haberla recuperado. Volvió a rodearla con los brazos y le besó el cuello-. Oye... Amor, tengo hambre. ¿Puedo?
-Serás idiota... Sabes que no puedo negarme ni en este estado- se ríe y se pega a él, temblando-. Pero estoy demasiado débil.
-Era broma, mi amor.
Ambos se rieron y abrazaron de nuevo, fundiéndose en un beso, dando un poco de alegría a aquella celda fría y oscura.
A pesar de que él no era el que había estado encerrado durante aquellas semanas, al fin se sentía libre.
Llegó a la puerta que le habían indicado, supuestamente detrás de ella se encontraba Sam. Esperaba que así fuera, sino, alguien iba a morir por ello.
La puerta estaba cerrada con llave, y obviamente él no la tenía. No le quedaba otra que derribarla. Tomó carrerilla y la golpeó con su cuerpo, más no se abría. Probó un par de veces más hasta que la puerta cedió y se abrió por el golpe, la cerradura había reventado.
Sin llegar a entrar una mano lo agarró del cuello, ahogándolo. Conocía el tacto de aquella suave mano, era la de Samantha, su novia. Gruñó, si ella lo había cogido de aquella forma sólo quería decir que había perdido su cordura. La chica lo pegó a la pared. Su cuerpo estaba lleno de marcas y estaba tan delgada que se notaban sus huesos, verla de esa forma le partía el corazón. Cada vez odiaba más a su madre. ¿Cómo había sido capaz de hacerle aquello a alguien tan dulce como ella? Los ojos de la joven eran del color de la sangre, su cara reflejaba la mismísima locura. Necesitaba recuperarla cuanto antes.
-¿Quién cojones eres? ¿Tú también vienes a torturarme?- la voz de Sam era dura y fría como el hielo. Se notaba lo mal que lo debía haber pasado.
-Soy tu novio- contestó con una voz dulce y suave, intentando tranquilizarla.
-¡Ja! ¡Qué gracioso! Yo no tengo novio.
-Si lo tienes, y soy yo- se acercó a la cara de ella, ignorando la presión que sentía en su cuello y la besó suavemente.
La chica no tardó en separarse y golpearle. Él sólo se defendía, no podía ni quería dañarla ya más de lo que estaba, eso no era como en sus entrenamientos, ni siquiera era su diablilla.
-¡¿Pero qué haces?!- gritó, cabreada, tras darle una patada sobre el abdomen y un puñetazo que le rompió el labio a Taku.
Él le sonrió, como si ella fuera la de siempre, ignorando los ataques que recibía.
-Sam, soy Taku, tu novio- esbozó una amplia sonrisa-. Te quiero, amor.
-¿Pero de qué hablas? ¿Estás loco?- ella seguía sin dar su brazo a torcer.
El vampiro se fue acercando a ella, mientras que la demonio iba caminando hacia atrás, separándose de él. Taku la abrazó y volvió a besarla. En esta ocasión ella correspondió al dulce beso de su novio. Al ver que se dejaba, la pegó aún más a él.
Tras un minuto, se separó de él y se llevó las manos a la cabeza, de sus ojos caían lágrimas, que mojaban sus manchadas mejillas. Empezó a balbucear palabras sueltas.
-Taku... Novio... Vampiro... Amor... Te quiero...
-Y yo a ti cielo- se río, nervioso y alegre por haberla recuperado. Volvió a rodearla con los brazos y le besó el cuello-. Oye... Amor, tengo hambre. ¿Puedo?
-Serás idiota... Sabes que no puedo negarme ni en este estado- se ríe y se pega a él, temblando-. Pero estoy demasiado débil.
-Era broma, mi amor.
Ambos se rieron y abrazaron de nuevo, fundiéndose en un beso, dando un poco de alegría a aquella celda fría y oscura.
A pesar de que él no era el que había estado encerrado durante aquellas semanas, al fin se sentía libre.
jueves, 31 de julio de 2014
9: Perdida
Pasaron aún varias horas hasta que Sam volvió en sí. Cuando abrió los ojos estes estaban teñidos de rojo. Había perdido la cordura, su mirada estaba vacía, ya no reflejaba nada.
-Al fin despiertas, pequeña zorra- el hombre la miraba, con una sonrisa dibujada en sus finos labios. Parecía que no percibiera el cambio en la chica-. ¿Ahora vas a responderme?
La diablilla no respondió, el único sonido que salió de su garganta fue un fuerte gruñido. Estaba cabreada y él era el culpable.
-¿Estás enfadada pequeña? Pobrecita- empezó a reírse, cosa que aumentaba el cabreo de la joven.
Movía de forma brusca sus brazos, intentando romper las cadenas que las mantenían prisionera. Cuando perdía la cordura, su poder aumentaba de una forma inimaginable e incluso era capaz de usar su magia en donde, con sus capacidades normales, no podía realizar. Esperaba que en aquella celda pudiera, aunque fuera, transformarse en demonio, así lograría salir de allí.
-¿Esperas escaparte? Como si pudieras hacerlo. Llevas semanas sin comer y apenas duermes. No tienes las suficiente fuerza como para romper las cadenas que rodean tu cuerpo. Además, aquí no hay magia. No existe nada que te pueda ayudar.
Con sus manos agarró de las cadenas y empezó a tirar de ellas, intentando arrancarlas de ese modo, pero, con su aspecto humano jamás lo lograría.
Reuniendo toda la fuerza de la que disponía, recurriendo a su magia y gritando en el proceso, finalmente logró tomar su aspecto de demonio. Una cola apareció a su espalda, en su cuerpo se le acentuaron más sus músculos, los rasgos de la cara parecían ahora felinos. Ya no parecía una chica buena.
-¡¿Cómo cojones has sido capaz de transformarte?! ¡Es imposible!- por primera vez su voz sonaba algo apagaba y su tono reflejaba el terror que sentía.
Tiró de las cadenas hasta arrancarlas del techo y las paredes. Usando su magia logró derretir el metal que las formaba y así deshacerse de ellas sin el menor esfuerzo. Cuando estaba totalmente liberada, miró a su torturador y se empezó a reír de una forma sádica.
-¿Ahora qué, cabrón? ¿Tienes miedo de está pequeña zorra?- Seguía riéndose mientras se acercaba a él y este se iba pegando más y más a la pared.
Con un movimiento rápido Sam lo agarró del cuello y lo estampó contra la pared, golpeándole de esa forma la cabeza. El hombre golpeó el pecho de la chica con la barra metálica, pero ella ni se inmutó, ya no sentía nada. Le agarró el brazo y empezó a retorcérselo hasta que sintió como el hueso de éste se partía. El torturador empezó a gritar de dolor, el hueso atravesara su piel, saliendo al exterior seguido de sangre. La demonio ya no respondía a nada, sólo lo quería ver muerto, al igual que al resto. Presionando su mano sobre los pectorales de él, acabó por destrozarle el tórax y arrancarle el corazón. Lo tiró lejos mientras observaba como el que la había hecho sufrir durante esos días moría de una forma dolorosa.
Intentó abrir la puerta, pero desde dentro era imposible, ni usando su magia lograba moverla. En el exterior se oían más gritos, alguien se acercaba corriendo. Daba igual quien fuera, ella lo mataría, ya era demasiado tarde, estaba perdida.
-Al fin despiertas, pequeña zorra- el hombre la miraba, con una sonrisa dibujada en sus finos labios. Parecía que no percibiera el cambio en la chica-. ¿Ahora vas a responderme?
La diablilla no respondió, el único sonido que salió de su garganta fue un fuerte gruñido. Estaba cabreada y él era el culpable.
-¿Estás enfadada pequeña? Pobrecita- empezó a reírse, cosa que aumentaba el cabreo de la joven.
Movía de forma brusca sus brazos, intentando romper las cadenas que las mantenían prisionera. Cuando perdía la cordura, su poder aumentaba de una forma inimaginable e incluso era capaz de usar su magia en donde, con sus capacidades normales, no podía realizar. Esperaba que en aquella celda pudiera, aunque fuera, transformarse en demonio, así lograría salir de allí.
-¿Esperas escaparte? Como si pudieras hacerlo. Llevas semanas sin comer y apenas duermes. No tienes las suficiente fuerza como para romper las cadenas que rodean tu cuerpo. Además, aquí no hay magia. No existe nada que te pueda ayudar.
Con sus manos agarró de las cadenas y empezó a tirar de ellas, intentando arrancarlas de ese modo, pero, con su aspecto humano jamás lo lograría.
Reuniendo toda la fuerza de la que disponía, recurriendo a su magia y gritando en el proceso, finalmente logró tomar su aspecto de demonio. Una cola apareció a su espalda, en su cuerpo se le acentuaron más sus músculos, los rasgos de la cara parecían ahora felinos. Ya no parecía una chica buena.
-¡¿Cómo cojones has sido capaz de transformarte?! ¡Es imposible!- por primera vez su voz sonaba algo apagaba y su tono reflejaba el terror que sentía.
Tiró de las cadenas hasta arrancarlas del techo y las paredes. Usando su magia logró derretir el metal que las formaba y así deshacerse de ellas sin el menor esfuerzo. Cuando estaba totalmente liberada, miró a su torturador y se empezó a reír de una forma sádica.
-¿Ahora qué, cabrón? ¿Tienes miedo de está pequeña zorra?- Seguía riéndose mientras se acercaba a él y este se iba pegando más y más a la pared.
Con un movimiento rápido Sam lo agarró del cuello y lo estampó contra la pared, golpeándole de esa forma la cabeza. El hombre golpeó el pecho de la chica con la barra metálica, pero ella ni se inmutó, ya no sentía nada. Le agarró el brazo y empezó a retorcérselo hasta que sintió como el hueso de éste se partía. El torturador empezó a gritar de dolor, el hueso atravesara su piel, saliendo al exterior seguido de sangre. La demonio ya no respondía a nada, sólo lo quería ver muerto, al igual que al resto. Presionando su mano sobre los pectorales de él, acabó por destrozarle el tórax y arrancarle el corazón. Lo tiró lejos mientras observaba como el que la había hecho sufrir durante esos días moría de una forma dolorosa.
Intentó abrir la puerta, pero desde dentro era imposible, ni usando su magia lograba moverla. En el exterior se oían más gritos, alguien se acercaba corriendo. Daba igual quien fuera, ella lo mataría, ya era demasiado tarde, estaba perdida.
martes, 29 de julio de 2014
8: Encaminado
Ya había registrado todas y cada una de las propiedades de su madre. Y como no, en ninguna había encontrado el menor rastro de Sam o de que hubiera estado allí alguna vez. No sentía su presencia, ni notaba su olor o la atracción que le producía su sangre. Era todo demasiado extraño. Era imposible que su chica no diera señales de vida. Y tampoco podía comunicarse con ella de forma telepática. Empezaba a estar harto de esa situación.
Se apoyó en el muro del edificio del que acababa de salir, pensativo y agotado, tanto física como mentalmente. Se le habían acabado las ideas de donde podía encontrarse su pequeña. Sólo cabía la posibilidad de que su madre la tuviera encerrada en algún lugar nuevo.
Se separó del muro. ¡Eso era! Seguro que su madre habría comprado algún almacén o algo así para tenerla controlada y encerrada. Y sabía muy bien quien podría ayudarlo.
Se hizo aparecer en la academia de su madre. Se dirigió al aula donde se impartía "Historia de la magia", si no recordaba mal, eso era lo que le tocaba en ese momento a su hermana pequeña. Ella era quien llevaba los temas de contabilidad y demás del internado.
Irrumpió en el aula sin llamar y se dirigió a su hermana.
-¡Shana! ¡Levántate y ayúdame a buscar a Sam!- empezó a tirar de ella hacia el exterior de la clase.
-Señor Arai. No puede llegar e interrumpir así mi clase. Y menos llevarse de ese modo a una de mis alumnas- el profesor hablaba sin levantar la voz, pero intentaba imponer autoridad con su tono.
El chico lo fulminó con la mirada, sus ojos estaban rojos. No tenía ganas de discutir, pues, no tenía tiempo que perder. Ignorando lo que el profesor decía se llevó a su hermana hacia el despacho de su madre, el cual se encontraba vacío. Shana lo miraba entre intrigada y preocupada.
-Taku, ¿qué pasa? ¿Por qué me sacas de esa forma de clase?
-¿Que qué pasa?- empezó a reírse de una forma nerviosa- Joder... ¡Lo que pasa es que nuestra madre ha secuestrado a mi novia!
-¿Que qué? ¿Sabes dónde la tiene?- el tono de su voz reflejaba su preocupación y el miedo que sentía por lo que pudiera estar pasándole a Sam. Sabía muy bien de lo que sería capaz de hacer su madre.
-Si lo supiera no estaría aquí, Shana... Necesito tu ayuda
-Te ayudaré en lo que pueda.
-Bien. ¿Nuestra madre ha comprado algo últimamente? Me refiero a un edificio o algo así.
-Espera que lo miro- su hermana encendió el ordenador del despacho de su madre. Manejaba el ratón y tecleaba de vez en cuando. Pasaron unos minutos hasta que sonríe y le ofrece una respuesta a su hermano-. Pues si. Nuestra madre ha comprado un almacén abandonado a las afueras de la ciudad. No muy lejos de aquí.
-¡Shana eres un genio! ¿Puedes escribirme la dirección?
Ella asintió y le escribió en un papel la dirección del almacén. Taku salió de allí corriendo, dirigiéndose a aquel lugar tras leer la dirección que le había proporcionado su hermana. Después de 20 días al fin estaba encaminado.
Se apoyó en el muro del edificio del que acababa de salir, pensativo y agotado, tanto física como mentalmente. Se le habían acabado las ideas de donde podía encontrarse su pequeña. Sólo cabía la posibilidad de que su madre la tuviera encerrada en algún lugar nuevo.
Se separó del muro. ¡Eso era! Seguro que su madre habría comprado algún almacén o algo así para tenerla controlada y encerrada. Y sabía muy bien quien podría ayudarlo.
Se hizo aparecer en la academia de su madre. Se dirigió al aula donde se impartía "Historia de la magia", si no recordaba mal, eso era lo que le tocaba en ese momento a su hermana pequeña. Ella era quien llevaba los temas de contabilidad y demás del internado.
Irrumpió en el aula sin llamar y se dirigió a su hermana.
-¡Shana! ¡Levántate y ayúdame a buscar a Sam!- empezó a tirar de ella hacia el exterior de la clase.
-Señor Arai. No puede llegar e interrumpir así mi clase. Y menos llevarse de ese modo a una de mis alumnas- el profesor hablaba sin levantar la voz, pero intentaba imponer autoridad con su tono.
El chico lo fulminó con la mirada, sus ojos estaban rojos. No tenía ganas de discutir, pues, no tenía tiempo que perder. Ignorando lo que el profesor decía se llevó a su hermana hacia el despacho de su madre, el cual se encontraba vacío. Shana lo miraba entre intrigada y preocupada.
-Taku, ¿qué pasa? ¿Por qué me sacas de esa forma de clase?
-¿Que qué pasa?- empezó a reírse de una forma nerviosa- Joder... ¡Lo que pasa es que nuestra madre ha secuestrado a mi novia!
-¿Que qué? ¿Sabes dónde la tiene?- el tono de su voz reflejaba su preocupación y el miedo que sentía por lo que pudiera estar pasándole a Sam. Sabía muy bien de lo que sería capaz de hacer su madre.
-Si lo supiera no estaría aquí, Shana... Necesito tu ayuda
-Te ayudaré en lo que pueda.
-Bien. ¿Nuestra madre ha comprado algo últimamente? Me refiero a un edificio o algo así.
-Espera que lo miro- su hermana encendió el ordenador del despacho de su madre. Manejaba el ratón y tecleaba de vez en cuando. Pasaron unos minutos hasta que sonríe y le ofrece una respuesta a su hermano-. Pues si. Nuestra madre ha comprado un almacén abandonado a las afueras de la ciudad. No muy lejos de aquí.
-¡Shana eres un genio! ¿Puedes escribirme la dirección?
Ella asintió y le escribió en un papel la dirección del almacén. Taku salió de allí corriendo, dirigiéndose a aquel lugar tras leer la dirección que le había proporcionado su hermana. Después de 20 días al fin estaba encaminado.
sábado, 26 de julio de 2014
7: Torturada
-¿Qué? ¿Ya no eres capaz de alejar tu mente de tu cuerpo para no volverte loca?- se reía de una forma escandalosa que hacía que el cabreo de Sam fuera en aumento.
La piel de la chica semejaba la de un muerto, las ojeras cubrían ya sus ojos marrones y su cuerpo estaba más delgado que nunca y con marcas de golpes y cortes. Las heridas le había dejado de currar al ritmo de antes.
Había pasado un mes desde que se había despertado en aquella celda y empezaba a pensar que Taku jamás llegaría para rescatarla. Sam ya había probado todo lo que estaba en su mano para lograr escapar, pero, desgraciadamente no había servido de nada, pues las cadenas que la mantenían presa le absorbían su magia y sin ella, era imposible cualquier intento de fuga.
Una vara metálica golpeó el abdomen de Sam. Un intenso dolor empezó a cubrir y recorrer el cuerpo de la demonio. Escupió sangre, posiblemente ese golpe le hubiera causado una hemorragia.
-¿Qué te traes con el Takumu? ¿Es sólo por conseguir beneficio académico? ¿Crees que por tirarte al hijo de la directora conseguirás algo?- su mirada era dura, Sam sabía que si no le respondía la golpearía hasta dejarla inconsciente, sabía que no iba a matarla, por alguna razón la quería con vida.
Lentamente, la joven demonio levantó la cabeza y fulminó a su torturador con la mirada, clavándola sobre la de él. Volvió a escupir sangre antes de responderle.
-Takumu Arai... -sonríe al pronunciar el nombre de su novio-. Vampiro, hijo de la directora de mi academia. Mi mejor amigo y actualmente mi cabeza.
El hombre golpeó la cara de la chica, partiéndole así el labio. La ropa de la chica ya estaba casi en su totalidad teñida de rojo.
-A ver, pequeña zorra.. Te he preguntado tus intenciones o que me cuentes que coño es Takumu para ti. ¿Está claro?- a pesar de que no elevara la voz, sonaba con firmeza y dureza, marcando que él era quien tenía el control de la situación.
Los ojos de la chica se tornaron del color de la sangre. No faltaba demasiado para que perdiera la cordura.
-Samantha Night.. Híbrido. Antigua mestiza. Demonio y hechicera- mira su torturador-. Salgo con Taku porque me enamoré de él. Su madre me odia y más por "robarle" a su hijo. Saliendo con él mis problemas aumenta, no soluciona nada.
-¡Mientes!- tras ello la golpeó dejándola inconsciente.
Llevaba más de 20 días siendo torturada.
La piel de la chica semejaba la de un muerto, las ojeras cubrían ya sus ojos marrones y su cuerpo estaba más delgado que nunca y con marcas de golpes y cortes. Las heridas le había dejado de currar al ritmo de antes.
Había pasado un mes desde que se había despertado en aquella celda y empezaba a pensar que Taku jamás llegaría para rescatarla. Sam ya había probado todo lo que estaba en su mano para lograr escapar, pero, desgraciadamente no había servido de nada, pues las cadenas que la mantenían presa le absorbían su magia y sin ella, era imposible cualquier intento de fuga.
Una vara metálica golpeó el abdomen de Sam. Un intenso dolor empezó a cubrir y recorrer el cuerpo de la demonio. Escupió sangre, posiblemente ese golpe le hubiera causado una hemorragia.
-¿Qué te traes con el Takumu? ¿Es sólo por conseguir beneficio académico? ¿Crees que por tirarte al hijo de la directora conseguirás algo?- su mirada era dura, Sam sabía que si no le respondía la golpearía hasta dejarla inconsciente, sabía que no iba a matarla, por alguna razón la quería con vida.
Lentamente, la joven demonio levantó la cabeza y fulminó a su torturador con la mirada, clavándola sobre la de él. Volvió a escupir sangre antes de responderle.
-Takumu Arai... -sonríe al pronunciar el nombre de su novio-. Vampiro, hijo de la directora de mi academia. Mi mejor amigo y actualmente mi cabeza.
El hombre golpeó la cara de la chica, partiéndole así el labio. La ropa de la chica ya estaba casi en su totalidad teñida de rojo.
-A ver, pequeña zorra.. Te he preguntado tus intenciones o que me cuentes que coño es Takumu para ti. ¿Está claro?- a pesar de que no elevara la voz, sonaba con firmeza y dureza, marcando que él era quien tenía el control de la situación.
Los ojos de la chica se tornaron del color de la sangre. No faltaba demasiado para que perdiera la cordura.
-Samantha Night.. Híbrido. Antigua mestiza. Demonio y hechicera- mira su torturador-. Salgo con Taku porque me enamoré de él. Su madre me odia y más por "robarle" a su hijo. Saliendo con él mis problemas aumenta, no soluciona nada.
-¡Mientes!- tras ello la golpeó dejándola inconsciente.
Llevaba más de 20 días siendo torturada.
jueves, 24 de julio de 2014
Visiones de futuro #4
Erica le dejó tiempo a Marc para que pudiera asimilar todo lo que ella le acaba de contar. Lo miraba, tranquila, pero en cambio, a él se lo veía confuso, algo que era normal, pues no era fácil creerse lo que ella le había contado.
Pasaron varios minutos hasta que se rompió el silencio.
-Así que ahora soy un chupasangre... Y todo por cosa de lo que dijo un oráculo...- tras decir eso empezó a reírse, como si estuviera loco.
Ella esperó a que se calmara, la reacción del chico le parecía de lo más normal. Otros reaccionaban peor.
Marc se desplomó en el sofá, hundiéndose en él. Erica se acercó a él, sonriéndole de forma tierna.
-Ya sé que es difícil de creer. Pero, no todo es como creéis vosotros, los humanos- su voz era cálida y calmada, como si pretendiera calmarlo con su voz-. Existen criaturas a las que tacháis de fabulas, mitológicas o cuentos infantiles. En este mundo hay mucho más de lo que vosotros queréis ver. Y más ahí fuera.
-¿Ahí fuera? ¿Me estás diciendo que existen extraterrestres?- el chico empezó a reírse de una forma escandalosa. Pero la mirada seria de Erica le hizo entender que tampoco estaba bromeando-. Joder. ¿Y por qué no nos enteramos de eso?
-Vamos, ¿crees que al gobierno le interesa que unos simples humanos conozca la existencia de otros seres?
-Bueno... Supongo que no- resopla, todo eso sonaba a cuento chino, a una locura de la chica, pero, ¿y si era verdad?- Erica... ¿Por qué precisamente yo? ¿Acaso el oráculo te dio mi nombre y dirección?
-No. Los oráculos nunca dan la información exacta. Ella me dijo que te encontraría y que sabría que eras tú. Sólo me contó como eras. Desconozco los motivos por los que ella te marcó como el elegido, supongo que estaba escrito, sería el destino.
Él la miró. Sabía que necesitaría tiempo para asimilarlo todo.
Pasaron varios minutos hasta que se rompió el silencio.
-Así que ahora soy un chupasangre... Y todo por cosa de lo que dijo un oráculo...- tras decir eso empezó a reírse, como si estuviera loco.
Ella esperó a que se calmara, la reacción del chico le parecía de lo más normal. Otros reaccionaban peor.
Marc se desplomó en el sofá, hundiéndose en él. Erica se acercó a él, sonriéndole de forma tierna.
-Ya sé que es difícil de creer. Pero, no todo es como creéis vosotros, los humanos- su voz era cálida y calmada, como si pretendiera calmarlo con su voz-. Existen criaturas a las que tacháis de fabulas, mitológicas o cuentos infantiles. En este mundo hay mucho más de lo que vosotros queréis ver. Y más ahí fuera.
-¿Ahí fuera? ¿Me estás diciendo que existen extraterrestres?- el chico empezó a reírse de una forma escandalosa. Pero la mirada seria de Erica le hizo entender que tampoco estaba bromeando-. Joder. ¿Y por qué no nos enteramos de eso?
-Vamos, ¿crees que al gobierno le interesa que unos simples humanos conozca la existencia de otros seres?
-Bueno... Supongo que no- resopla, todo eso sonaba a cuento chino, a una locura de la chica, pero, ¿y si era verdad?- Erica... ¿Por qué precisamente yo? ¿Acaso el oráculo te dio mi nombre y dirección?
-No. Los oráculos nunca dan la información exacta. Ella me dijo que te encontraría y que sabría que eras tú. Sólo me contó como eras. Desconozco los motivos por los que ella te marcó como el elegido, supongo que estaba escrito, sería el destino.
Él la miró. Sabía que necesitaría tiempo para asimilarlo todo.
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